Capítulo 25. Now the fun part starts

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Madrid, 2013

- ¡Un brindis, un brindis! - grita Julia.

- Que yo no puedo beber - protesta Alba.

- Toma, mójate los labios en mi copa - dice Natalia mientras se la ofrece.

- Quiero brindar por mis dos nuevas compañeras de piso - empieza la gaditana - No las conozco mucho, no sé si me lo van a desvalijar o si van a extirparme los riñones mientras duermo, pero...

- Te dije que no tenías que contarle lo de los riñones - regaña la valenciana a la morena.

- Ups... - contesta sonriendo, provocando la risa del resto, mientras la abraza por detrás.

- No sé por qué, pero os quiero, petardas - termina Julia, alzando la copa.

Tras aquella última frase todos levantan sus copas y brindan por la pareja. Había sido una reunión de última hora con cervezas compradas en el chino más cercano y pizzas a domicilio, pero tras el traslado de la última caja de la rubia al nuevo piso que compartirían con Julia, todos los que había colaborado en la mudanza, habían decidido quedarse a celebrarlo. Todos excepto Sabela que, a pesar de haber estado ayudando a las chicas, se había excusado porque debía levantarse temprano al día siguiente.

La noche había transcurrido sin incidencias, todo el mundo había disfrutado de la compañía del resto, incluso Alba, a pesar de tener que permanecer sentada en un cómodo sillón reclinable, que le había regalado Natalia hacía unos días.

- ¿Estás bien, canija? - pregunta la gaditana, sentándose en el brazo del sillón.

- Sí, me lo estoy pasando genial - contesta mirando al grupo, con una sonrisa en los labios - no sé quién es la mitad de esta gente, pero me encantan.

- Ya les irás conociendo, son raros, pero para mí son como hermanos - responde la otra, que desvía su mirada hasta Natalia, que ahora entra repartiendo las cervezas que acaba de sacar de la nevera - Tremenda mujer que tienes, ¿eh?

- Sí... - contesta casi de forma involuntaria, mientras se pierde en los movimientos de la navarra.

Daba igual que estuviese repartiendo litronas, que subiendo cajas, o desmontando el motor de un coche manchada de grasa hasta las cejas... Natalia siempre parecía ir flotando entre el resto, como si estuviese en mitad de una representación de "El Lago de los Cisnes"

- No, no... nosotras... no estamos juntas... no en ese plan - se excusa la pequeña cuando se da cuenta de lo que Julia quería decir.

- ¿No?, pero si... - contesta la gaditana, intentando reubicar sus ideas - ¿Cómo que no?

- Pues... pues no sé - de pronto, Alba no encontraba ninguna razón real y objetiva que poder darle para convencerla de aquello.

El resto de la noche la rubia lo pasa perdida en sus pensamientos, nunca se le había ocurrido la idea de llevar aquella relación con Natalia más allá de lo que tenían en ese momento. Es verdad que físicamente la entendía como nadie, probablemente producto de aquellos años de experimentos cuando eran adolescentes, y que aquel encuentro en su casa tras volver a verse...bueno, aquello había sido un error claramente.

Además, el concepto de relación estable que había rondado la cabeza de Alba desde que era joven y que estaba más relacionada con la relación idílica que había vivido en casa, con Rafi y Miguel Ángel, era del todo incompatible con la tendencia a desaparecer de la morena. Desaparecer que, al fin y al cabo, era lo que acababa haciendo siempre que las cosas se complicaban.

Pero ahora parecía diferente, Natalia no se había separado de ella más que el tiempo que pasaba trabajando, sobre todo desde que se había enterado de lo del embarazo... todo lo contrario de lo que había hecho Eric... y ¿por qué sí se había planteado ser madre con aquel despropósito de hombre y se negaba una y otra vez a plantearse esa misma idea con Natalia?

To And Fro | AlbaliaWhere stories live. Discover now