Capítulo 6

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¡De nuevo, os doy las gracias!

😘😘😘😘

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Bien sabido era que la curiosidad mató al gato. Aun así, había llegado hasta allí. No iba a darse la vuelta. Quería ver con sus propios ojos a la mujer que como alma cándida complacía a su esposo. Incluso, se había rebajado en pedir la pertinente información. Se apeó del carruaje sin ayuda del cochero o del lacayo. Alzó la vista hacia la casa que tenía enfrente de ella.

- No estaré mucho tiempo - les dijo. Esa era su intención. Posiblemente, no pudiera con el asco.Se cogió el largo del vestido con una mano y subió los escalones que le dirigía a su destino.

El día anterior...

Podía haber bajado hasta la planta de abajo, pero el murmullo que hubo en uno de los pasillos le cambió de parecer. Conforme se iba a acercando, pudo atrapar parte de la conversación.

- ¿Es cierto que lo han visto con ella?

Se le paró el corazón cuando intuyó el tema de conversación. Se quedó ahí, apoyada en la pared, escondida, queriendo saber más.

- Sí, Amy. Parece ser que se ha rendido a los encantos de esa mujer, aunque quién hombre no se ha rendido a ella si es la mujer deseada por todos. No me sorprende.

Debió salir de su escondite y regañarlas. Sin embargo, se abstuvo, presa de un sentimiento oscuro.

- Lo ha conseguido con sus malas artes. ¿Quién no lo hace en su profesión?

Frunció el ceño, se le estaba escapando algo.

- Malas artes o no, el señor no ha vuelto a la casa. Eso se debe que lo está haciendo muy bien.

Las risas nerviosas estrellaron en el ambiente, poniéndola de los nervios. Sophie se despegó de la pared y salió de la esquina, delatando su presencia a las dos sirvientas que se callaron abruptamente al verla. La dama alzó la barbilla, no era de tontos, saber que las había pillado in fragranti y hablando de la supuesta amante de su marido.

- Lo sentimos, señora. Seguiremos con nuestras tareas.

Las dos sirvientas se fueron de allí con los plumeros en las manos. No les faltó tiempo para correr. Sophie apretó los puños en sus costados con la furia bullendo en sus venas. Lo podría haber dejado pasar, pero se vio a sí misma, después bajar hacia la zona de la servidumbre para preguntar la identidad de la susodicha. Y lo consiguió, a base de chantaje porque de repente se había convertido en un tema tabú.

***

Ahora estaba enfrente de la casa de la famosa cortesana, Florence Savage. Quién no hubiera oído hablar de ella, era ignorante o tonto. Su marido no había dudado en liarse con ella, tampoco había dudado en ser discreto en su escarceo. Apretó la mandíbula y alzó la aldaba.

No era bueno seguir a los impulsos, traía malas consecuencias. La curiosidad mató al gato, se acordó. No era una opción retratarse. La puerta de color marfil se abrió y apareció ante su vista a un mayordomo.

- Me gustaría ver a la señora Savage, por favor.

- ¿Tiene una cita con ella?

Me odiarás   © #3 Saga MatrimoniosWhere stories live. Discover now