Capítulo 33 (mini)

4.6K 692 47
                                    

John no estuvo tan seguro como se mostró en un principio cuando lord Portier le contó el plan, un mes atrás, para que él se pudiera vengar y propiciar el punto final de un matrimonio. 

- Si quiere que mi primo crea que lo está engañando, desnúdese y métase en la cama. No tardará en aparecer.

Echando una mirada de reojo a la puerta de la habitación. 

- No recibo órdenes - le cortó secamente -. ¿Usted no tiene que irse?

Aunque le había replicado sobre darle órdenes o no, empezó a desnudarse.

- Estaré abajo, en el bar. Alguien tendrá que guiarle al nido donde están los amantes. 

- ¿No cree que se ha pasado con el láudano? - inquirió con otra pregunta.

A simple vista, uno podía temer que la joven, acostada en una cama, sin apenas moverse, estaba más muerta que viva. Solo su respiración, le indicaba que no lo estaba.

- No - se acercó Edward al lecho sin apartar la mirada de ella -. Me he asegurado de que fuera lo justo para que estuviera dormida y no se percatara de lo que hay a su alrededor. El resto se lo dejo a su imaginación.

- No me ha dejado mucho a mi imaginación - repuso John contrito -. No me gusta que ninguna mujer esté inconsciente cuando viene a mi cama. Pero supongo que para darle su merecido a Floyd, tiene que servir. Me abstendré en quejarme. 

No era darle su merecido únicamente a él. Sino a ella, también, por jugar con sus sentimientos. Aunque dicha sea la verdad, le hubiera gustado que hubiera a su lecho gustosa y consciente. No discutió con el caballero acerca de que la dama estuviera ligera de ropa. Solo la camisola la tapaba, dejando entrever sus curvas. No pudo controlar que su cuerpo reaccionara. Ella era hermosa, dormida o despierta, a pesar de su abandono.

- Puede irse, mantendré el listón muy alto que no habrá puntos ciegos en mi actuación.

- No se sobrepase - le apuntó con el dedo -. Solo quiero que Ansel os descubra y rompa de una vez con su matrimonio.

- ¿Se estará quieto?

- ¿Qué quiere decir? Ansel, por lo que me ha comentado no es un buen luchador. Así que, si nos sorprende, somos dos contra uno; fácilmente podremos derrotarle. 

- No es tan bueno, pero puede ser muy pesado.

 Se encogió de hombros y se metió en la cama, acercándose al cuerpo dormido de la bella dama, que no se despertó ante la cercanía de alguien que no era su esposo. 

¡Qué lástima que estuviera dormida! Porque de su parte, la hubiera convencido de que se uniera a él. 

¿Por qué tuvo que preferir a su soso marido cuando se podrían haber divertido? Nunca entendería a las mujeres, se dijo mientras la observaba desde su posición, inclinada sobre ella. Le recogió unos mechones que estaban sueltos en su cara.

Oyó la puerta cerrarse, señal que el caballero se había marchado. 

Ahora esperar a que el marido traicionado apareciera y comenzara la función.

 La venganza estaba servida.



Me odiarás   © #3 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora