Capítulo 6

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Les dejé al final a Amanda en multimedia jeje, quédense👀

(...)

¿Alaska tendría razón? ¿En serio estaba comenzando a desarrollar una atracción por el egocéntrico castaño?

-Es probable que no te guste, de gustar -dijo la chica, aplicándose máscara de pestañas frente al espejo de su habitación-, pero quizá sí te parece atractivo. E interesante. No sé, Kelly, es algo que solo tú sabes.

Nos encontrábamos alistándonos en la habitación de Alaska para la celebración de su cumpleaños en el club, o más bien, se encontraba preparándose ella. A decir verdad, todos mis ánimos habían quedado por el subsuelo con el repentino descubrimiento.

De camino a su casa no había parado de darle vueltas al tema, y es que para mí, en aquel momento, aquello era algo totalmente nuevo y desconocido. Mi sentido común me gritaba una y otra vez que estaba mal y que era moralmente incorrecto, ya que si ponía la situación en retrospectiva, mi trabajo se basaba en hacer que Kit se enamorara de Amanda, no yo de él. Y que además, debía tomar cartas en el asunto; pero otra parte, una a la que aún no le ponía nombre ni clasificación, la insistente vocecita en mi cabeza me decía que me dejara llevar, y eso me generaba una intriga que se me hacía profundamente irresistible.

Gemí, y lancé mi cabeza sobre las almohadas de su cama.

-Igual está mal. Se supone que él es... ¿mi cliente? Y no debo involucrarme con...

-Por amor a Dios, Kelly, no le digas "mi cliente". Suenas como una proxeneta- Alaska me interrumpió, y puso sus brazos en jarras. Alcé la cabeza de la almohada, y me dejé caer de nuevo, mirando a la oscuridad-. Además, ¿dónde rayos dice que no te puedes enamorar de tu...objetivo? Digámoslo así. ¿En los Diez Mandamientos de la Ley de Dios?

-No, pero sí en los Diez Mandamientos de la Ley de Kelly Morgan. No creas que nunca imaginé que esto podría pasar, solo que ni en mis más remotos pensamientos llegué a deducir que me sucedería en una situación tan complicada -y era cierto. Cuando cumplí trece años había creado un acta en la que definía diez simples reglas que debía seguir para que todo funcionara de forma efectiva-. El mandamiento número seis proclama, y cito, que de ninguna forma o en ninguna circunstancia se me permite involucrarme más de lo necesario con...dice el cliente, pero el término objetivo suena mejor -ella giró los ojos, y me miró incrédula- el objetivo. Y si por algún motivo, se comienza a desarrollar un sentimiento fuera de lo admitido en el ámbito profesional, debo tomar distancia para evitar futuros conflictos y malos entendidos.

Alaska me miró con una ceja arqueada unos segundos, y negó con la cabeza, dándome la espalda de nuevo en dirección a su reflejo:

-Eres un caso perdido, Kelly -ella casi terminaba, y yo aún me encontraba en las fachas con las que había salido de la escuela en la mañana.

Después de irnos de la escuela y antes de llegar a la casa de la pelinegra, pasamos unos minutos por mi casa para que pudiera buscar la ropa que me pondría en la noche. Aun esta se encontraba en mi mochila, seguramente arrugándose.

»Si quieres no conversamos más del tema...por ahora- me miró severamente, señalándome con una brocha que no tenía ni idea de para qué servía-, pero en serio necesito que te des un baño y te vistas para poder maquillarte, o sino, llegaremos detrás de la ambulancia.

Con un bufido y paso perezoso, me levanté de la cómoda cama y me dirigí hasta el baño, en el ala izquierda de la habitación.

-¡No traje toalla, Alaska! -Busqué alguna excusa para no tener que bañarme, pues no era una de mis actividades favoritas.

No me iré hasta que te enamoresWhere stories live. Discover now