Capítulo 15

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Capítulo dedicado a mi mánager, gerente de ventas, psicólogo, productor, crítico, Parabatai y mejor amigo que está de cumple hoy

RobertoStuchBarreto

Te amo un mundo🌎❤️

No se olviden de comentar y votar si les gustó, me ayudarían mucho. Espero lo disfruten❤️

—¡Ni loca dejo que se acerque a mí con eso! —rugí, en dirección al individio que me miraba cansado y suplicante

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—¡Ni loca dejo que se acerque a mí con eso! —rugí, en dirección al individio que me miraba cansado y suplicante.

—Kelly, cariño, esto no te hará daño. Solo lo utilizaré lo necesario, y se acabó —insistió, el hombre, caminando de nuevo hacia la cama en la que me encontraba tumbada.

—¡No quiero! Es gigante, muchas cosas pueden salir mal, ¡Y me dolerá, estoy segura! —empuñé las manos sobre la manta de la cama, y elevé mi pierna útil en dirección a mi oponente.

—Kelly, por amor a Dios, ¿Dónde están tus ovarios? —lo voz de Keith no ayudaba para nada a relajarme.

—En mi interior, te lo prometo. Pero ¿Eso qué tiene que ver? Me niego. ¿No hay otra forma? —eché una mirada a la puerta, calculando la distancia y el tiempo que me llevaría llegar hasta ahí y salir de mi tortura.

—Ni lo pienses, Kelly, las probabilidades de que te caigas en el trayecto son muy elevadas —respondió el doctor Brooks, como si me leyera el pensamiento.

Bufé, y me crucé de brazos.

—Tan solo serán unos segundos, y ya todo se habrá terminado —indicó él, con esa voz de doctor que sabía persuadirme.

—Está bien, pero que sea rápido.

Brooks se acercó a mí, y con delicadeza encendió la motosierra. El ruido llegó a mis oídos, y los tapé con mis manos. Keith seguía sentado a mi lado sosteniendo mi pierna para que no la moviera.

Si me hubiesen dicho que el método para retirar el yeso era a través de un arma mortal, me habría quedado con eso puesto para siempre.

Sentí la sierra tocar el material sólido y generarme algunas cosquillas por el temblor, pero el miedo y pánico podían más que cualquier otra cosa.

Dos minutos después, el escándalo cesó, y escuché algo caer en el suelo.

Abrí los ojos y me senté. Observé mi pierna desnuda y enrojecida por las alergias que me había ocasionado el yeso.

—¿Ves que no fue nada? —inquirió el Dr. Brooks con expresión divertida. Se inclinó para recoger las mitades del yeso partidas y me las entregó— ¿Quieres conservarlas?

Asentí con un poco de confusión, y las tomé entre mis manos. Lista para bajarme de la camilla, dejé colgar mis piernas.

—Kelly, no creo que eso sea lo ideal porque...

No me iré hasta que te enamoresWhere stories live. Discover now