36. Lluvia Sangrienta enfermo

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Desde que Xie Lian se puso de pie, había estado evitando hacer contacto visual con Hua Cheng. No obstante, en cuanto este mencionó eso último, el de blanco hizo un esfuerzo por vencer sus nervios y volverse ante el otro.

— ¡San Lang no me ha obligado a nada! Ya he dicho que fuiste muy amable, ¿recuerdas? — Las mejillas del castaño estaban teñidas por un ligero rubor, mientras que las pupilas miraban disimuladamente a un lado. Asimismo, uno de sus brazos estaba extendido hacia el de rojo, quien yacía sentado en el suelo todavía. — Soy yo quien debería disculparse...

Hua Cheng tomó la manó de Xie Lian sin vacilación y se levantó. — Gege no tiene que pedirme perdón por nada. 

La boca del de blanco se curvó ligeramente hacia arriba al tiempo en que dejó salir una pequeña risita. — Ya imaginaba que no dejarías que me disculpara... Eres tan cortés... 

En el rostro del azabache también se formó una sonrisa. En realidad, la única persona con la que podría comportarse así era Xie Lian, pero precisamente porque era él era que podía alegrarse de escuchar esas palabras. 

Cuando miró al contrario, sintió como si este quisiera añadir algo más a su oración; sin embargo, lo que fuera que pensó, lo calló para sí mismo y cambió de tema. — San Lang tiene fiebre, así que lo mejor será que te quedes en casa. Volveré después de clase para ver cómo estás, ¿te parece bien? 

A decir verdad, Hua Cheng era de los que habrían ido al instituto a pesar de estar enfermo si con ello podía ver a su persona amada. Además, tampoco creía que estuviera tan mal como para no asistir. Sobre todo después de la montaña de papeleo que se formó después de una disputa que hubo en la cafetería. No obstante, ¿cómo podría desobedecer a Xie Lian después de lo que le había dicho?

— Por cierto, no hay nadie en casa, ¿verdad? — Dijo mientras miraba a los alrededores. — ¿Tu familia trabaja de noche?

La cabeza del de rojo se giró a un lado, — No volverán.

El castaño lo miró cabizbajo. — Ah... Yo... Disculpa. No era mi intención...

La voz de Xie Lian mezclaba melancolía y arrepentimiento; lo que hizo que Hua Cheng se girase de nuevo preocupado.

— No es eso. — Acarició suavemente su cabeza, — No tengo una buena relación con ellos, ni siquiera creo que pueda llamarlos "familia".   

Fue después de aquella confesión que Xie Lian volvió a mirar al frente. — ¿Vives solo? —Normalmente, sus ojos avellana relucían con un brillo especial; pero ahora esa luz estaba siendo opacada. 

Hua Cheng asintió. Su aura tampoco estaba llena de la usual alegría que le invadía cuando estaba cerca del otro. Se sentía culpable de haberle hecho recordar cosas que probablemente no quería rememorar, cosa que Xie Lian pareció reconocer al instante. Honestamente, encontró adorable que entendiese un gesto tan sutil como ese cuando todas sus indirectas eran ignoradas a pesar de ser bastante francas. 

El de blanco se dio un par de palmaditas en las mejillas antes de mostrar una sonrisa gentil. — ¿Sabes qué? — Mostró los dientes en su mueca, — ¡Cambio de planes! Este gege se quedará todo el día cuidando del pequeño San Lang.

Su corazón estremeció. ¿Había escuchado bien? ¿No era su mente engañándolo?

Sinceramente, si alguien le pegara un golpe y Hua Cheng despertara súbitamente en su cama lo último que haría sería extrañarse. Sin embargo, incluso si se tratara de un sueño, ¿no sería una pena dejar pasar la oportunidad de convivir todo un día con Xie Lian? Además, en caso de que sí fuera la realidad, siempre podría culpar a esa tal "fiebre"... 

No. Eso sería demasiado deshonesto por su parte. Aún si estaba enfermo, eso no era excusa para tomar ninguna clase de ventaja. Claramente, no pasaría de mimos o abrazos sin la aprobación del otro, pero sea cual fuere el caso, si Lluvia Sangrienta quería ganarse a Su Flor, lo haría por sí mismo; no por viles pretextos.

— ¿Seguro? ¿No sería problemático para gege? — preguntó intentando contener la alegría con la que su corazón latía.

No era solo por el hecho de que Xie Lian estaba a dispuesto a perder un día de asistencia por él, sino porque de permanecer juntos, lo más seguro era que acabara contagiándose también.

No obstante, como si el único lleno de cavilaciones fuera el más alto, el cuestionado respondió entre risas. — ¡El mayor problema sería que San Lang empeorara! — Se apuntó a sí mismo con el dedo, — Además, tengo un sistema inmunológico increíblemente fuerte. Ya sea comer un bollo de la basura o recibir una picadura mortal, no hay nada que me afecte.

Xie Lian pronunció aquellas palabras en un tono animado, como si estuviera contando un buen chiste . Sin embargo, Hua Cheng como receptor era todo lo contrario. Era como un hachazo en mitad de la ilusión que se había formado en su cuerpo al saber que su amor secreto y él pasarían el día juntos.

Estaba a punto de mencionar algo al respecto cuando el castaño se tiró contra su pecho. Solo que esta vez con cuidado de no echarle el peso encima. De hecho, el de rojo podría jurar que incluso lo estaba agarrando más de lo que normalmente haría para ayudarle a mantener mejor el equilibrio en caso de que sus piernas fallaran. 

Parte del corazón de Hua Cheng era un mar vacío, lleno de oscuridad y penumbra. Sin embargo, cada vez que este dulce hombre vestido de blanco hacía algo por él... No, de hecho no necesitaba que actuara. Para él, con el mero hecho de estar parado a su lado era suficiente. Podía sentirse feliz, genuinamente alegre, como si no necesitara nada más en su vida. 

¡Ni respirar era menester en comparación! 

Es más, estaba seguro de que aun si muriera, todavía encontraría una manera de seguir junto a Xie Lian. Quién sabe, a lo mejor continuar a su lado en alma como un pequeño fuego fatuo de esos de las leyendas; o tomar la forma de algún guerrero para proteger a su amado. ¡Por él incluso aceptaría la oscuridad de su corazón para convertirse en un Rey Demonio digno del aura divina de Xie Lian!

Con la barbilla hundida en su pecho y solo la mitad superior de su rostro visible, el de blanco lo miró con dulzura. — Y ahora, ¿qué te parece si vamos a la cama?

...

...

...

¿Y esos pensamientos cursis de antes sobre reencarnación, Dioses y Demonios?

Ah, sí... En algún lugar escondido de su cerebro que sí estuviera dispuesto a razonar. Porque si iba por el resto de su mente... Simplemente la combinación implícita de "Xie Lian, Hua Cheng y cama" en una misma oración impedía a su cabeza pensar en algo no... eh... ¿atrevido? 

Sí, esa era posiblemente la palabra más suave para describir sus... ideas para reforzar la amistad.

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¡Buenas a todos y todas!

Lo primero que quería comentar... Hace tiempo (en el quinto capítulo) les pedí que, por favor, no le dieran vueltas al hecho de que Xie Lian y Shi Qing Xuan vivían solos a pesar de no ser más que un par de adolescentes. Y ahora, les pido de nuevo que, por favor, tampoco se lo planteen con Hua Cheng. 

Por lo demás, espero que les haya gustado, o al menos, sacado alguna sonrisa. Recuerden que si así fue pueden dejar una 🌟 o comentario, que motivan enormemente. Y si les encantó, siempre pueden seguirme <3

— ¡Nos leemos! ¡Ojalá se encuentren bien!

· Heaven School Blessing [HuaLian]Where stories live. Discover now