мечта # 1

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Se veía a una niña regordeta vestida de pantalones grandes grises, una camisa blanca y unos zapatitos de charol negro intentando aguantar sus lágrimas. Mientras tanto se veía a un grupo lanzar pequeñas bolitas de papel babeadas hacia su persona.

¿P-pueden parar? hablo mirando al grupo desde el rabillo del ojo N-no está bien lo que hacen.

¿Ha? ¿Y-y-y- que harás al respecto, vaca? -dijo el líder de ese par de bravucones, burlandose de la forma de hablar de la niña ¿Me vas a acusar con los maestros? Sabes que nadie te escuchara. Nadie te va a salvar por ser llorona y fea.

Sus ojos turquesas miraron hacia la maestra, esperanzada de que la salvara de ellos. Pero solo se la veía mirando el pizarrón, haciendo oídos sordos a las risas de todo el salón.





































 Vaca.

 Así me llamaban los niños por mi sobrepeso. Un apodo tonto para los adultos, pero doloroso para una pequeña de siete. ¿Quien podía culpar a una niña de disfrutar de los majares que hacían sus padre? Ademas, la ansiedad no ayudaba mucho a las dietas que me instruían los nutricionistas.

Desde mi infancia, se me había enseñado a no usar la violencia. Lo mejor, es mostrar indiferencia ante los ataques hacia uno.

"Ignoralos, eso da en su ego. Si ven que te afecta, empeorará" dijo mi madre la primera vez que vine llorando, debido a los insultos de unos niños en el parque.

"Golpealos, debes defenderte." dijeron mi padre y abuela al enterarse.











Twisted wonderland: la princesa cisneWhere stories live. Discover now