¿Cómo llego este pájaro aquí?
Es la pregunta que se hace el director al ver un blanco cisne, ser perseguido por un pequeño monstruo.
¿Cómo llego esta chica aquí?
Se preguntan todos los alumnos de Night Raven College, al ver una joven desconocida dea...
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Desde niño, estaba destinado a estar dentro de una olla de pulpo.
La voz de Azul me despertó de mi sueño. El conocido paisaje negro comenzó a transformarse en lo que parecía ser un aula, pero abajo del mar, debido a la variedad de plantas marinas adornando el lugar. Había asientos y pupitres hecho de piedra, decorados con caracoles. Escuche un par de risas provenir de un lugar cercano a mi.
Al girar la cabeza vi a un grupo de niños sirena que señalaban hacia algo, mejor dicho, a alguien. Era un pequeño y dulce niño de cabellos plateados y ojos azules (aunque rojo por sus lágrimas) metido en una olla. Tenía carita redonda y apretable, cuerpo robusto y ocho tentáculos en lugar de piernas. Y esa marca de belleza en su barbilla, era imposible no reconocerlo
—Wow ¡Mira a Azultonton, el pulpo baboso y llorón que escupe tinta! —se burlo uno de esos niños.
—Vamos a alejarnos ¡No quiero seguir viendo esas piernas espeluznantes! —dijo otro nadando alrededor del pequeño, dolido por tales comentarios.
—Y-ya basta...¡¿P-por qué me dicen eso?! —lloro el niño, mientras lanzaba una nube oscuro a su alrededor.
Me rompía el corazón ver a Azul así. Me acerque a el, con una inmensa ganas de apretarlo contra mi y protegerlo de tan horribles niños, que solo parecían disfrutar el espectáculo. Pero mis manos simplemente traspasaban su pequeño cuerpo ¿Es que todos son así de discriminadores en otros mundos?
— ¡Naden rápido! Nos va a entintar.
— ¡Ghahaha~! Como si pudiera. Ni siquiera puede nadar bien con esas cosas gordas.
Me tape la boca ante tales barbaridades. Como deseaba en estos momentos poder darle una bofetada a tan crueles personas. ¿Por qué hay gente asi? ¿Ningún maes-...bueno, no es que ellos vayan a hacer mucho. Solo podía ver al Azul llorar desconsolado, metiéndose aun más en su jarrón. Entendía muy bien por lo que había pasado Azul, pues ambos sufrimos el mismo desprecio por nuestro físico "fuera de la estética" establecida en la sociedad.
