Twisted wonderland: la princesa cisne

I PUT A SPELL ON YOU pt.final

 Cada dormitorio había planeado su actuación (Con la ayuda de la bruja Sanderson) para asustar a los indeseados magicamonstruos. El dormitorio Ramshackle también participaría de tan terrorífica idea pero claro, contaban con la ayuda de una bruja muerta que poseía el cuerpo de Odette Swan.

 Esta solo seria liberada en el momento en que el fantasma recuperara su amado libro. Pero mientras tanto, Podían sacar provecho de esto ¿No es así? Ella parecía saber muchos trucos para hacer creíbles sus trabajos. Obviamente, ella se guardo los mejores para su uso personal.

 Desde Heartlabyul hasta Diasomnia, los aterrados intrusos corrían despavoridos llegando a la calle principal. Al sentir que estaban "seguros" pararon con tal de recuperar el aliento perdido. De pronto, se escucho una melodia.

Come little children I'll take thee  away

into a land of echantment.

Come little children, the times come to play

Here in my garden on magic.

 Aquella canción junto a la melodiosa voz, los fue atrayendo con sus palabras. Directo a su jardín de trampas. El ambiente se torno pesado, frió y lúgubre; el brillo anaranjado de la luna daba un toque mas tétrico al lugar; las estatuas de los siete grandes parecían escavar en su alma con sus ojos de piedra; los escalofríos corrían por sus columnas y, la mas inquietante, se sentían observados.

 Caminando cautelosos una sombra paso corriendo a toda velocidad frente a ellos, soltando varios sollozos femeninos junto a voces fantasmales y risas espeluznantes. Se detuvieron en su lugar hasta que volvieron a escuchar aquel llanto. Cerca de una de las estatuas estaba la unica chica que asiste a Night Raven College.

— ¿Estará bien?.

—Hey, si la ayudamos ¿Nos dejara tomarle una foto?

— ¡Buena idea! No creo que le moleste, parece ser buena persona.

 Un chico y una chica del grupo se acercaron a la chica agachada llorando a un costado de la estatua de la bella reina. El varón poso su mano en el hombro de Odette, llamando su atención.

— ¿Esta bien, señorita?

—N-no no lo estoy. —susurro la castaña con voz dulce y solloza— Lo perdí...

— ¿Perdiste algo? —dijo la chica intrusa— ¡Podemos ayudarte a buscarlo! ¿Que perdiste?