XIX - Tattoos

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Estaba despierta pero no quería abrir todavía los ojos. Me encontraba realmente cómoda. Los recuerdos volaron por mi mente y mi voz interior me dijo que me encontraba en el departamento de Bruno con un tono emocionado.

Abrí un ojo, mi vista me mostro la mesita que adornaba a la sala y un mueble alto con algunos portarretratos con fotos. Intente levantarme pero una presión en mi cadera me lo impedía. Abrí ambos ojos y trate de voltearme. Un gruñido sonó contra mi cabello apretándome más hacia un cuerpo. Su característico aroma inundo mis fosas nasales y mi piel se erizo. Bruno había dormido conmigo. Mi corazón zumbó con intensidad y una sonrisa idiota se formó en mi rostro. 

Mi brazo derecho estaba adormecido por la posición que mantenía así que trate de cambiar de postura. Levante un poco mi cuerpo para liberar mi pobre brazo, de pronto la mano de Bruno que se mantenía en mi cadera se arrastró a mi cintura y me volteo haciendo que mi cara quedara frente a su pecho.

-Eres demasiado inquieta- dijo con su voz rasposa, supuse que así era cuando se levantaba de un largo sueño. Su aliento chocaba contra mi cabello haciéndome sentir ansiosa. Mis manos estaban sobre su pecho para mantener nuestra distancia, su cercanía me ponía nerviosa. Sus piernas se enredaron con las mías y uno de sus brazos se envolvió sobre mi hombro, acercándome más a él, después unos segundos y el soltó un suspiro.

Paso mucho tiempo y yo mantenía mis manos en su pecho, sin poder conciliar el sueño. La respiración de Bruno era acompasada y tranquila. Después de todo ese tiempo me atreví a levantar mi mirada hacia su rostro. Era perfecto. No podía encontrar un defecto en él, hasta creo que tiene un rostro más bonito que el mío. Sus pestañas descansaban sobre sus pómulos, su boca estaba entreabierta, y estaba ligeramente despeinado. Se veía tranquilo y relajado, parecía más joven. Resistí el impulso de peinar los cabellos que caían en su frente.

Puse mi rostro sobre su pecho lentamente y puse mis brazos alrededor de su abdomen. Técnicamente estábamos abrazados y eso, me gustaba.

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Me desperté por las caricias persistentes en mi cabello. Mantuve los ojos cerrados para seguir disfrutando.

-Sé que estas despierta – resonó su ronca voz chocando sobre mi frente. Mierda me descubrió. Abrí los ojos y subí mi cuerpo un poco para que nuestras miradas estuvieran alineadas.

-¿Cómo lo supiste?- dije frunciendo mis cejas y poniendo sobre mis labios una tímida sonrisa.

-Tu corazón latió más rápido que hace unos minutos- dijo con una expresión divertida. Mis mejillas se encendieron y deseé fallecer. Le rezaba a Dios que no se diera cuenta de las taquicardias que tenía cuando lo tenía cerca. Baje mi mirada y apreté mis labios, mierda me sentía avergonzada. El dio una carcajada y me quito algunos mechones de cabello de mi cara- me parece algo tierno- mi mirada se elevó chocando con sus ojos.

Me di cuenta que sus ojos no eran del color que creía, eran grises en las esquinas y en medio eran una explosión azul. Sus pestañas eran envidiablemente largas, sus cejas eran el marco de su rostro, eran tupidas y le daban un aire misterioso. Mi mirada se desvió a sus labios justo en el momento en que los humedeció con su lengua. Algo dentro de mí se estremeció. No sabía si era por la emoción o por el hecho de que aún me sentía intimidada por su presencia.

Su aliento contra mi nariz me hizo reaccionar, él estaba a tan solo unos pocos centímetros de mi boca, me seguía mirando fijamente a los ojos, y los nervios se incrementaron. Pero me atreví a mantenerle la mirada.

Nuestros labios apenas se rozaban y el me sostenía con sus grandes manos de la cintura.

-Me encanta que seas tan inocente- dijo aun mirándome y rozando mis labios con cada consonante que pronunciaba. El aire me faltaba por lo que respire con más intensidad. Una de sus manos se arrastró hasta mi trasero y lo apretó. Solté un gritito mientras él sonreía contra mis labios- también me encanta tu culo- abrí los ojos demasiado, ningún chico me había hablado así, si hubiera sido otra persona le habría dado una bofetada, pero que él me diga esas cosas… me gusta.

TRAPPED (Ian Somerhalder)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt