XXI - Heridas

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En cuanto entre a mi departamento me recargue en la puerta y pensé en lo que me confesó Bruno. Yo no puedo. Simplemente no.

El solo quiere sexo conmigo. Follar y no me volverá a dirigir la palabra.

Mis ojos se empezaron a aguar, y di una gran respiración. Él nunca podría llegar a quererme y realmente, no sé si yo podría quererlo. Él está metido en esa mierda hasta el fondo.

Me encamine hacia mi cuarto y recordé sus palabras…

“Prepárate, porque esta noche iré a darte una visita”

Santa mierda.

Decidí darme una ducha. Prepare la tina con sales, me quite la ropa y me adentre al agua caliente. Me quedé un largo tiempo disfrutando del efecto que el agua tenía sobre mi piel.

De repente todos los recuerdos de este día pasaron por mi mente. Las manos de Bruno sobre mí y lo bien que se sentía. Me sorprendí a mí misma mordiéndome el labio inferior. ¡Yo no soy así! ¿Qué me está pasando?

Sacudí mi cabeza apartando mis estúpidos pensamientos. Enjabone mi cabello con mi shampoo que tenía un olor a coco. Era mi favorito. Después lo remoje y le aplique acondicionador.

Al terminar de bañarme salí del baño envuelta en una toalla. Camine a mi armario y decidí no agobiarme arreglándome, así que tome una blusa negra de manga larga, unos jeans ajustados oscuros, un suéter tejido en color rosa antiguo y unas botas negras. Me vestí y luego me maquille naturalmente, no tenía ganas de delinearme los ojos. Deje que mi cabello se secara por sí solo.

Eran las 8 de la noche y no sabía cuándo era noche para Bruno. Me dirigí a la sala y me puse a ver Gossip Girl.

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Me desperté por el sonido de la puerta. Fruncí el ceño al ver la televisión prendida, me había quedado dormida. Me pase una mano por el cabello y apague la televisión. Tome mi celular y vi la hora. Casi eran las 2 de la mañana. Fruncí aún más el ceño y camine hacia la puerta. La abrí y la silueta de Bruno apareció. Por la oscuridad no podía ver bien su rostro pero sus ojos se veían brillantes.

-¿No crees que es demasiado tarde?- dije molesta. Me dejo esperándolo como estúpida.- hazme el favor de irte a dormir- dije cerrando la puerta pero la mano de Bruno me lo impidió. Di un suspiro poniendo mi frente contra la madera y abrí la puerta.

Bruno entro y en cuanto la tenue luz ilumino su cara mi estómago cayó. Tenía un raspón en uno de sus pómulos y el labio partido.

-¿Q-que te paso?- dije presa del pánico.

-No te preocupes nena- dijo dando un paso.- Estoy bien- Me tomo de las caderas y me empujo contra él. Solté un gritito ahogado. El inmediatamente después del movimiento se llevó sus manos a un costado, soltando maldiciones.

-¿Qué esta m-mal?- dije nerviosa. El tomo aire y se incorporó lentamente.

-¿Tienes algo para curarme?- dijo suplicante. Asentí y tome su mano. Lo lleve hasta mi habitación y lo senté en la cama. 

Fui corriendo al baño y busque en el compartimento debajo del lavamanos el maldito maletín de primeros auxilios que mamá me había comprado. Al encontrarlo lo tome con mi mano temblorosa y troté hasta Bruno. Mis ojos comenzaron a amenazar con soltar lágrimas y reprimí un sollozo. Me sentía horrible. Me hizo recordar cómo me había dejado el hijo de puta de Daniel. Trate de abrir el maletín pero mis manos estaban demasiado temblorosas.

TRAPPED (Ian Somerhalder)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz