XXXVI - Bomba

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-¿Y qué pasa si yo no quiero?- pregunto en un hilo de voz. Ya no lo observo, no me atrevo. El soltó una carcajada.

-Créeme que querrás- dijo saliendo en cuanto se abrieron las puertas. Mis piernas tardaron un poco en reaccionar y tuve que trotar para llegar a lado de Bruno. Con los tacones me sentía un poco torpe, estos eran más altos de lo común ya que el vestido me quedaba algo largo.

Mire a John con una cara de cansancio, me saludó con la mano y yo le dedique una sonrisa pues Bruno le había devuelto el saludo de mano.

Bruno abrió la puerta de la entrada y el frio me caló hasta los huesos, ya estábamos a noviembre era comprensible. De repente sentí algo sobre mis hombros, mire sobre ellos. Bruno me había puesto su saco. Le agradecí con un pequeño “gracias” y caminamos hasta su auto. Por esta vez me ayudo a subir gracias al vestido. Cuando me asegure de que la tela del vestido estuviera completamente adentro del carro él cerró la puerta. Trotó rodeando el auto y entro del lado del piloto. Encendió el auto y rápidamente salió hacia el boulevard.

-¿Por dónde vives Deborah?- Rodé los ojos porque todavía tiene la costumbre de llamarme Deborah. En cuanto le di mi dirección puso una mano en mi rodilla. Enarqué una de mis cejas y lo mire.

-¿En serio?- dije apartando su mano riendo.

-¿Qué? O vamos sabemos que te mojas con solo saber que estoy tocando tu puerta- dijo volviendo a tocar mi rodilla. Sentía que mi cara se calentaba y lleve ambas manos hacía mi cara para ocultar mis mejillas ruborizadas.

-C-claro que n-no- dije maldiciéndome por tartamudear. Bruno carcajeó haciéndome verlo.

-¿Entonces, es verdad? No eras buena mintiendo bebé- dijo subiendo en un rápido movimiento su mano quedando en mi entrepierna. Solté un jadeo y Bruno apretó su agarre.

Parpadeé varias veces haciendo revolotear mis pestañas y quite su mano con un bufido haciendo reír a Bruno.

Dure unos 3 minutos molesta con él, pero luego me hizo reír y digamos que mi “enojo” se desvaneció.

Entramos a la calle que tanto conocía. Pasamos por la casa de Sophie y mi corazón se encogió. La extrañaba.

Después llegamos a mi casa. Las luces estaban prendidas haciendo brillar a la casa por dentro. Las largas cortinas de los grandes ventanales fueron retiradas dejando a la vista la gran sala donde vi a unas cuantas personas muy bien vestidas.

-Mierda tu casa es gigante- murmuró Bruno. Me mordí el labio y no conteste nada. No sabía que decir.

Aparcó el auto y me ayudó a bajar. Odiaba este vestido tanto como lo amaba. Me apoye del brazo de Bruno y caminamos hacia la entrada. En cuanto llegamos me quite su saco y se lo di. Toqué el timbre después de que se pusiera su saco y en unos pocos segundos abrieron la puerta. Era Arcelia, la criada.

-¡Señorita Debbie!- dijo con felicidad. Me dio un abrazo.

-Hola Arcelia- dije cuando me separe del abrazo.

-Pase, pase- Dijo haciéndose a un lado dándome acceso a la casa. Entre primero pero tome de la mano a Bruno. Sentí una punzada de electricidad recorrer por mi columna vertebral hasta los dedos de mis pies erizando mi piel. Mire a Bruno y me dedicó una sexy sonrisa de medio lado.

Fui hacia la sala y vi a mi madre dando una falsa carcajada con una de las esposas de un compañero de mi padre. Llevaba un largo vestido blanco impecable, y su cabello suelto.

No me di cuenta que me había quedado paralizada en la entrada de la sala, con Bruno a mi lado. Me irritaba que siempre contrataran a los mismos músicos, no eran buenos tocando el violín o el cello, alguien de ellos debe ser hijo de alguien importante o solo les tienen lastima.

TRAPPED (Ian Somerhalder)Where stories live. Discover now