XXIX - Pensamientos

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Después de un tiempo conversando decidimos volver a nuestros apartamentos. Al estar sola en mi habitación decidí hablar con mi madre.

-¡Hasta que me hablas!- escucho la voz chillona de mi madre.

-Lo siento, he estado ocupada- dije recostándome en la cama.

-No hay excusas Deb, estábamos decidiendo si íbamos a visitarte hoy, ¿Cómo has estado?

-Bien, algo cansada- dije suspirando.

-Mañana vendrán unos compañeros del trabajo de tu padre Deb, queremos que estés aquí para la cena

-¡Pero mamá!- dije interrumpiéndola.

-¡No Deb! Estas personas invertirán muchísimo dinero en la empresa de tu padre, así que te quiero aquí, con un vestido largo y bonito, y por el amor de Dios, trae a un acompañante, no queremos dar la impresión de que eres una homosexual.- Dijo con asco, la odio en verdad.

-¡Mamá, No soy lesbiana!- dije gritando.

-Pues pruébamelo niña, no sé cómo lo harás pero te quiero presentable y de la mano de un joven apuesto mañana en la entrada de la puerta a las 7 de la noche, si no lo haces, despídete de tu departamentito- dijo con su horrible voz. Resoplé y le colgué la llamada. No debí de haberle marcado.

Pensé en que maldito vestido llevaría, tal vez Sophie me preste un vestido, pero recuerdo que ella en estos momentos me odia. Gran mierda.

Pensé también en que no creo que Bruno quiera acompañarme, él no es de ese estilo. Odiaba a mi madre por obligarme a hacer esto.

Me levanté y caminé a mi armario. Tomé lo primero que vi y creí correcto. Iré a una carrera ilegal de autos, no es como que iré con un súper vestido y los tacones de dos metros.

Me encaminé al baño y templé el agua a mi gusto. Después me adentré a la lluvia artificial y me dedique a asearme y a depilarme. Las rodillas me ardieron ligeramente pero pude soportarlo. Al terminar me envolví en una toalla blanca y camine de puntitas a mi habitación. Me seque y me puse mi ropa interior. Pensé en que debía comprar bragas y sostenes más… ¿Sensuales?, todos los que tenía eran con dibujos y colores llamativos, nada de encaje o de color negro. Después deslicé mis piernas por unos jeans claros y rasgados que llegaban a mi cintura teniendo cuidado con mis rodillas adoloridas, me puse un top negro de manga larga con un escote moderado pero se me veían un par de senos firmes. GENIAL.

Elegí unas botas militares negras y después cepille mi cabello, decidí dejarlo ondulado como naturalmente es y comencé a maquillarme. Delineé mis ojos pronunciadamente y puse un color rosa matte en mis labios. Al terminar me mire por completo en el espejo y me sentía satisfecha.

Puse mi celular en el bolsillo delantero de mis jeans, no quería llevar bolsa.

Espere en la sala viendo Gossip Girl, en realidad, amaba esta serie.

Después de unos minutos la puerta sonó, apague la televisión y corrí a la entrada abriendo la puerta.

-Hola nena- su ronca voz hizo que un escalofrió corriera por mi espina dorsal.

-Hey- dije con una tímida sonrisa, odiaba sentirme tan cohibida con él. Puso una mano en mi cintura y me acerco para darme un beso en la mejilla.

-Vamos bebé, no tardaran a empezar a llegar- dijo dando unos pasos atrás. Asentí y tome las llaves de la mesa de la entrada. Cerré la puerta y metí las llaves en el mismo bolsillo donde estaba mi celular.

-Bruno- dije poniéndome a su lado mientras caminábamos hacia el ascensor.

-¿sí?

-¿T-tienes celular?- dije mordiéndome el labio después de terminar mi pregunta. El frunció el ceño divertido y asintió.

-Claro Deborah, ¿Qué? ¿Acaso quieres mi numero?- dijo entrando conmigo al ascensor. Mis mejillas se tornaron rojizas y mordí mi labio aún más fuerte. Me sentía como una estúpida.

El soltó una carcajada y se puso delante de mí tomándome de las mejillas.

-Amo cuando te sonrojas, te hace ver inocente pero a la vez sexy- abrí mis ojos y el ensancho su sonrisa. Se acercó a mis labios depositando un beso que después se volvió fogoso. Gemí cuando su mano toco mi entrepierna, después llego a mi bolsillo derecho y saco mi celular. Aun seguíamos besándonos y escuche que tecleaba algo. Después chupó mi labio inferior y clavó sus dientes en el haciendo que soltara un fuerte gemido. En ese instante un flash inundo nuestros rostros y abrí los ojos. El seguía mordiéndome el labio sonriendo.

Soltó mi labio y dio un beso rápido en mis labios.

-Es la foto perfecta de contacto para mí, bebé- dijo a milímetros de mi rostro haciéndome flaquear.

El sonido del ascensor me hizo regresar a la realidad y salimos de él. Caminamos hacia la salida mientras que Bruno hacia algo con mi celular. Después se escuchó un sonidito que provenía del celular de Bruno. Un mensaje.

Él lo abrió y me enseño que se había mandado desde mi celular la foto del ascensor.

-Sera tu foto de contacto también nena- dijo guiñándome el ojo. Yo le di un golpecito en el hombro haciéndolo reír. A este grado he de parecer un tomate.

Salimos y el frio me embistió. Mierda.

Bruno pasó un brazo por mis hombros y caminamos más rápido a su Volvo. Iba a abrirme la puerta pero lo mire severamente. Al principio se desconcertó pero después de unos segundos recordó que yo no quería que me tratara con una idiota. El rio y negó con la cabeza, me dio mi celular y rodeó el carro. Entré y su aroma llego a mis fosas nasales. Si fuera por mí, viviría feliz en este auto.

El llego y encendió el carro mientras yo metia mi celular a uno de mis bolsillos delanteros. Manejaba algo rápido, pero no me atreví a decirle algo sobre eso. El viaje era silencioso y me estaba sintiendo ansiosa.

-Bruno, uhm- dije pensando sobre la cena de mañana.

-¿Qué pasa Deborah?- me dijo dedicándome una pequeña mirada para después poner su atención a la carretera.

-Es que…- dije jugando con mis manos, odiaba ponerme tan nerviosa. El llevo una de sus manos a mi muslo y lo apretó alentándome a decirle- Mis padres, mañana tienen una cena, de negocios, y…- ¡No quería decirlo! Sonaba demasiado idiota. – quería saber, si querías ir, conmigo- dije mirando hacia mis manos. Sabia su respuesta, era un gran, enorme y rotundo…

-Claro bebé- …No.

Rápidamente dirigí mi vista a él, impresionada, en verdad no esperaba que me dijera que sí.

-¿Enserio?- dije sin poder evitar sonar emocionada y con una gran sonrisa. El rio y me miró.

-Si Deborah, no pienso dejarte sola- dijo volviendo su mirada a la carretera. Yo asentí.

-G-gracias- dije poniendo mi mano sobre la suya que se encontraba acariciando mi muslo.

-No tienes por qué agradecerme nena- dijo apretando mi muslo.

El camino estuvo lleno de intentos de Bruno de acariciar mi entrepierna y golpes por mi parte, para evitarlo. Mi estómago dolía por todo lo que he reído.

Llegamos a un lugar lleno de coches, había fogatas por algunas partes y muchísima gente. 

TRAPPED (Ian Somerhalder)Kde žijí příběhy. Začni objevovat