XXXII- "Ya no puedo alejarme de ti"

651 31 0
                                    

No podía correr en forma recta gracias al alcohol en mi sangre, hasta que distinguí el carro de Marc, era el rojo que manejo Bruno en la carrera. Corrí hacia el sabiendo que Bruno y Marc se encontrarían sentados en el suelo a lado del auto. Vi el cabello naranja de Marc y después a Bruno riendo exageradamente, pero al verme su risa cesó. Sus labios iban a formular un “Qué carajo” pero ya me había abalanzado hacia él antes de que dijera la segunda “a” de carajo. Perdió el poco equilibrio que tenía y su torso cayo en el suelo, yo sobre él. Hundí mi rostro en su pecho y solté un sollozo.

Él se irguió conmigo aún en su pecho y con mis piernas rodeando su cintura.

-¿Qué sucede nena?- dijo quitando mi cara de su pecho y pasando sus pulgares por mis mejillas limpiando las lágrimas.

-M-me quiero ir- dije temblando.

-¿Qué te pasa?- me miraba severamente y apretaba mis mejillas. El todavía estaba muy ebrio.

-¡Solo sácame de aquí!- lo dije más fuerte de lo que quería, maldición.

Bruno tenía el ceño fruncido y después de unos segundos asintió. Me levanté y ayude a Bruno a pararse, se despidió de Marc con un puño y trato de caminar a su Volvo pero estaba segura que si no caminaba rectamente era probable de que no pudiera manejar bien.

-N-no puedes conducir así- dije poniéndome frente a él.

-¿Y tú sí?- dijo con todo el sarcasmo del mundo. Quiso seguir su camino pero me interpuse.

-¡No puedes!- dije poniendo mis manos en sus hombros.

-¡¿Qué mierda es lo que quieres?!- dijo exaltándose – ¿no te querías ir a la mierda? –dijo apuntando hacia el auto. Sentí un dolor en el pecho y las lágrimas seguían cayendo de mis mejillas.

Las personas nos veían como si se tratara de un reallity show, estaban divertidos al ver como Bruno me hablaba y yo lloraba. Pero no les daría el gusto.

-Mejor vete solo- dije quitando de un manotazo las lágrimas en mis mejillas y comenzando a caminar a sentido contrario a Bruno. Se escuchó un “Uh” de las personas y sabía que Bruno se enfurecería. Caminé más a prisa, ya estaba harta de siempre terminar peleando con él.

Escuchaba que gritaba mi nombre, pero no me detuve ni un segundo. Y me encontré a mí misma corriendo a una dirección desconocida. Tenía miedo. Estaba cansada de tener miedo.

No comprendía porque mi vida se volvió una mierda de un día para otro. Daniel todavía seguía rondando por ahí, y le rezaba al cielo que haya elegido salir del país, que estuviera lo más lejos posible. Bruno, su trabajo de mierda y su temperamento, siento que tarde o temprano terminaré mal, muy mal. Y ahora Shane, ese estúpido, sí que es un mal perdedor.

Un violento agarre me hizo dar media vuelta hacia mi eje y Bruno apareció en mi campo de visión. Mi piel se erizó.

-¿A dónde crees que vas?- nos habíamos alejado lo suficiente del tumulto de personas.

-Estoy harta- dije quitando sus manos de mí.

-¿Crees que eres la única? ¡Yo estoy harto de siempre ir detrás de ti!- me gritó haciéndome soltar más lágrimas.

-¡Pues no lo hagas!- de repente sus manos se cerraron en mi cintura y me jalo hacia él, haciendo que nuestros pechos se pegaran. Trate de alejarlo pero era más resistente y fuerte.

-Por más que quiera, ya no puedo alejarme de ti, Deborah- me quede paralizada, sabía que muy en el fondo, yo tampoco podría separarme de él. Dirigí mis manos a su nuca y atrape sus labios en un ansioso beso. El gruñó cuando jalé de su cabello.

Pasaron unos segundos de intercambiar besos, él nos separó y me dio un beso largo en la frente.

-Vámonos, bebé- pasó un brazo por mis hombros y caminamos hacia su Volvo. Sabía que Bruno trataba de caminar rectamente. Pero sus movimientos aún eran algo torpes.

-Déjame conducir- dije en cuanto llegamos frente al Volvo. El dio una carcajada.

-No nena- dijo negando con la cabeza, divertido. Hice un puchero, frené mis pasos y jalé de su mano para que me mirara.

-No puedes manejar así, nos mataras.

-Bebé, he manejado en peor estado y mírame, sigo vivo- dijo tranquilo.

-Hay como un millón de muertes al año porque personas como tú, ebrias, consideran que es prudente manejar en ese estado, yo no quiero ser parte de ese millón este año- me crucé de brazos. Vi una sonrisa pícara formarse en los labios de Bruno.

-Entonces nena, tendrás que sacar las llaves de mi bolsillo tu misma- dijo alzando las manos. Hijo de puta.

-¡¿Qué?!- dije en un grito chillón que hizo reír a Bruno.

-Si bebé, quieres manejar mi auto, busca las llaves en mi pantalón- mientras lo decía movía sus cejas inquisitivamente.

-Eres un cerdo- dije posicionándome frente a él.

-Eso te pone caliente- mis mejillas se calentaron y no quise comentar sobre eso. Metí mi mano a su bolsillo delantero izquierdo. No tenía nada. Lo mire con los ojos entrecerrados y lo encontré mordiendo sus labios. Rodeé los ojos y me dirigí al bolsillo derecho. Meta mi mano y de repente Bruno me toma de la cintura y me apega a él. Levanto una ceja y lo miro aún con mi mano en su bolsillo.

-Eres un pervertido- dije entendiendo que su miembro se encontraba de ese lado.

-No quería desperdiciar la oportunidad de sentir tu mano en mi…- saqué mi mano de su bolsillo rápidamente y con ambas manos tape su boca antes de que dijera la palabra que tenía en mente.

-¡No lo digas!- dije alarmada. Bruno rio intensamente y tomo mis manos, les dio un beso a cada palma y los llevo a su trasero.

-Faltan los bolsillos traseros- Dijo mordiéndose los labios. Puse los ojos en blanco y metí las manos al mismo tiempo. En el derecho solo encontré su billetera y en el izquierdo… ¡Bingo! Sus llaves. Antes de sacarlas, apreté su trasero. Bruno alzó ambas cejas, estaba sorprendido.

-Me lo debías- Dije riéndome por su expresión. El rápidamente me miro con una mirada picara.

-Puedes hacerlo siempre que quieras nena- Me dio un beso tomándome de las caderas. Le seguí el beso como pude y pase mis brazos por su cuello sosteniendo las llaves. Me mordió el labio inferior y apretó fuertemente mi trasero apegando mi pelvis hacia él.

-Así como yo, lo hare siempre que quiera- paso una mano bajo mi camisa acariciando la piel de mi abdomen- ¿Sabes por qué?- pregunto en un susurro aun apretándome.

-¿Por qué?- dije en un gemido.

-Porque amo tu culo-dijo apretándolo más. Solté un gritito y golpeé uno de sus hombros, alejándome de él riendo.

-¡Eres un cerdo!- grité riéndome, haciéndolo reír a él también.

-¿Qué esperabas Deborah? Estábamos hablando de culos- dijo abrazándome mientras reíamos.- Somos unos putos bipolares, hace unos minutos queríamos asesinarnos- susurró dejando un beso en mi cabello.

-Lo sé- dije en un suspiro, respirando su aroma masculino.- Anda, vámonos- dije caminando hacia el lado del conductor.

En cuanto Bruno se metió y lo obligue a ponerse el cinturón de seguridad, prendí el auto y manejé hacia los departamentos. 

TRAPPED (Ian Somerhalder)Where stories live. Discover now