XXXIII - Regreso

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Durante el camino pensé sobre lo sucedido con Shane. Sabía que si le decía a Bruno desataría la Tercera Guerra Mundial. Lo volteé a ver y se encontraba dormido con su frente apoyada en la ventana, una sonrisa involuntaria se formó en mi cara, se le veía tan tranquilo… decidí que no le contaría sobre lo que pasó con Shane, al menos no en estos momentos.

Tardé bastante tiempo en llegar al edificio, y estaba temerosa de que alguna patrulla me parara, pues yo aún seguía un poco ebria.

Al llegar, apague el auto y me quite el cinturón. Luego Salí. Una ráfaga de viento hizo erizar mi piel. Puto frio. Fui hacia la puerta de Bruno. Abrí la puerta y Bruno casi cae si no hubiera sido por que traía puesto el cinturón. Olvide que estaba apoyado en la ventana.

-¡Que mierda!- gritó con su voz más ronca de lo normal.

-Lo siento- dije inclinándome y quitándole el cinturón- ya llegamos- trate de incorporarme pero las grandes manos de Bruno me lo impedían reteniéndome de mis brazos-Vamos Bruno- dije rodando los ojos- Estoy cansada y mareada, vamos a dormir- dije tratando de incorporarme de nuevo pero seguía impidiéndolo. Solté un suspiro y lo mire a los ojos. Él se mordió momentáneamente los labios.

-Es que desde aquí tengo una puta buena vista de tus pechos- Abrí los ojos ante su comentario más que directo.

-¡Eres un pervertido!- grité haciéndolo reír. Trate de no reír, pero no pude evitarlo.

-¡Tú me provocas con ese tipo de escotes!- dijo mirando sin pudor mis pechos.

-¡Deja de mirarme!- Bruno rio y aproveche para liberarme de su agarre, puse mis brazos en forma de “x” tapando mi escote. Esperé a que saliera del auto, se tambaleaba un poco así que puse uno de sus brazos alrededor de mis hombros para que se apoyara en mí. Se resistió al principio diciendo “yo puedo solo, nena”, “he estado peor” y un poco de “se nota que no me conoces”, le dije que se dejara de mierdas, que aceptara mi ayuda.

Entramos al edificio refugiándonos del frio, notaba que Bruno trataba de poner el menos peso posible en mí por lo que tropezábamos varias veces. John nos miraba divertido desde una silla a lado de las puertas. Y antes de entrar al elevador le di un saludo con la mano a lo que me correspondió.

Ingresamos al ascensor y puse el número de nuestro piso.

-Quiero hacer algo contigo nena- Bruno dijo arrastrando la lengua en cada silaba, claro signo de embriaguez. Se puso frente a mí y puso sus manos en mis caderas.

-Ahora no Bruno- dije empujándolo levemente, él se balanceo hacia atrás, pero mantuvo el equilibrio.

-Vamos Deborah- dijo agarrándome el culo.

-Estas demasiado borracho - dije tomando su mano y quitándola de mi trasero.

 -Sé que te gusta- dijo volviendo a poner su mano en mi culo.

-En este momento no- dije volviéndolo a empujar, se movió tan solo unos centímetros de mí.

-Eres una perra aburrida- dijo molesto, justo cuando se abrió el ascensor salió caminando como podía. Fruncí mi ceño y caminé detrás de él.

-Y tu un puto imbécil caliente- dije molesta. Él se frenó haciéndome chocar con su espalda. Se volteó y me tomo de los hombros.

-¡¿Cómo me dijiste?!- dijo sacudiéndome. Tal vez fue el alcohol en mi sistema que me dio la valentía de comenzar a decir:

-¡Puto imbécil calien…- no pude terminar por que los labios de Bruno se posicionaron sobre los míos en un violento beso. Me estrelló contra la pared aún besándonos. Era difícil seguirle el ritmo pero iba mejorando cada vez más. Tomó mis pechos entre sus manos masajeándolos y haciéndome gemir entre nuestros húmedos besos. Mis piernas comenzaron a flaquear como consecuencia del placer. Bruno comenzó a caminar hacia mi departamento conmigo caminando en reversa. Me apoyo en la puerta besando mi cuello mientras hurgaba en mis bolsillos buscando las llaves de mi departamento. Al encontrarlas rápidamente abrió la puerta y nos metió. Volvió a apoyarme en la puerta y estampo sus caderas con las mías, restregándolas. Puedo jurar que solté un gemido que se debió a ver escuchado hasta China. Bruno soltó una pequeña risa, ¡qué vergüenza! Mis mejillas se tiñeron de rojo y mordí mi labio inferior.

-No bebé, que no te de pena- dijo alzando mi rostro- me excita escucharte- dijo volviendo a restregar su pelvis con el mío. Note que tenía una gran erección, el aire comenzó a faltar en mis pulmones.

Nos encaminamos hacia mi cuarto, yo caminando en reversa frente a él. Durante el camino chocábamos con la pared, ya que Bruno no caminaba rectamente y yo no veía ni una mierda.

Entramos al cuarto y Bruno nos lanzó hacia la cama con él sobre mí. Llevo sus manos a mis pechos y los volvió a masajear mientras besaba mi clavícula. Después llevo sus manos hacia mis jeans y quito el botón. Cuando menos lo pensé mis jeans ya estaban fuera de vista. Lleve mis piernas hacia la cadera de Bruno y la rodeé con ellas. Él se separó un poco de mí y quito su camisa de un movimiento, después reanudando los besos en mi clavícula. Mantenía los ojos cerrados disfrutando de las increíbles sensaciones que me hacía sentir Bruno. Después me quito la blusa y beso el borde de mis pechos que salían de mi sostén. Se quitó sus pantalones para después pasar sus manos hacia mi espalda, me levante un poco para darle el espacio de desabrochar mi sujetador. Me sorprendía la rapidez que tenía para quitármelo, ni yo podía quitarlo tan rápido. Escuche un sonidito en el piso, había lanzado el sostén. Abrí los ojos y vi que Bruno miraba mis desnudos pechos. Sentía que terminaría con un ataque en el corazón y que mi cara terminaría por explotar de tan ruborizada que posiblemente estaba.

-No quiero que tengas pena bebé, tu cuerpo es digno de admirar- dijo Bruno mirándome a los ojos. Yo me morid los labios al ver que se dirigía a mi seno derecho. Primero lo masajeo y pellizco un poco mi pezón erecto. Solté un pequeño gemido, seguidamente el llevo su boca a mi pecho y masajeaba mi otro pecho con su mano. Su lengua escurridiza estaba haciendo movimientos enloquecedores en mi pezón llenándome de placer. Levante mi cadera hacia el pidiendo más.

-Por favor Bruno- dije tomándolo del cabello mientras chupaba mi pezón rígido.

-¿Qué es lo que quieres nena?- dijo frotándose en mí.

-A-a ti- dije en un suspiro. Bruno soltó una carcajada.

-¿Y ahora quien es la caliente?- dijo frenando sus actos y mirándome divertido.

-¡¿Qué?!- dije en un chillido.

-Te dije que nadie salía intacto después de ofenderme- dijo quitándose sobre mí. No lo podía creer.

-E-eres, eres, ¡Eres un cabrán!- dije levantándome y tapando mis pechos con mis brazos.

-Y tu una caliente nena- rio.

Todavía mi respiración era irregular y sentía ese raro hormigueo en mi piel. Es un hijo de puta.

Se inclinó y tomó su camiseta, después me la lanzó cayéndome en la cara.

-Vamos bebé vístete- dijo divertido. Me volteé y me puse la puta camiseta. Me quedaba bastante larga.

Lo mire y se encontraba sentado en mi cama en boxers. Se veía malditamente bueno.

Refunfuñe y caminé hacia la puerta.

-¿Enserio nena? ¿Quieres que se repita lo de la otra vez?- dijo haciéndome recordar cuando había llegado herido. Solté un suspiro. Y caminé hacia el lado opuesto a él de la cama. Comencé a destenderla y lo vi caminando hacia el baño. Supuse que iba a arreglar ese asunto con su “amigo” en el baño.

Me posicione debajo de las sabanas y cerré los ojos. Hasta que llego a mi mente que no me había desmaquillado. Iba a levantarme a hacerlo pero tenía demasiada pereza. Escuche que la puerta del baño se abrió y que apagaron las luces. Después un peso extra se colocó sobre la cama y jalaron un poco de la sabana. Yo aún seguía con los ojos cerrados, además de que las luces estaban apagadas, así que no podía ver nada. El aroma característico de Bruno inundó mis fosas nasales y un sentí un cosquilleo en el estómago.

Después sus manos me jalaron hacia él haciendo soltar un gritito ahogado.

-Lo siento bebé, te prometo que la próxima vez no te dejaré con ganas- susurró en mi cabello dándole un beso. 

TRAPPED (Ian Somerhalder)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora