VII - ¿A salvo?

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Empuñe los ojos, y escuche un golpe, la verdad pensé que fue para mí, pero cuando abrí los ojos vi a un joven dándole una paliza a Daniel, acomode mi blusa y busque desesperadamente mis bragas, en cuanto las encontré me las puse, comencé a temblar exageradamente y a sentir que me faltaba el aire, me fui hacia una esquina y me abrace a mí misma, le agradecí a la divinidad que me salvo de esto, y comencé a sollozar, no podía creer que me haya sucedido esto.

El joven comenzó a patear a Daniel repetidas veces y vi como Daniel escupía sangre, después de unos segundos el joven se aseguró de que Daniel estaba desmayado o muerto, no lo sé y fue hasta mí. Yo instantáneamente trate de alejarme pero las paredes me lo impidieron.

-Hey, hey, tranquila- Se agacho para estar a mi altura- No te hare daño- Trate de mirarlo y vi que tenía unos ojos hermosos, eran azules o grises, no los distinguía bien por la luz, tenía el cabello ligeramente despeinado y supuse que era negro, tenía barba de hace unos tres días. Era atractivo. El busco algo con la mirada y vio mis jeans, se levantó y los tomo, después se agacho de nuevo a mi lado y me los extendió-Ten, anda, póntelos- Dijo con una media sonrisa, yo los tome con los brazos temblorosos y me pare para ponérmelos, al terminar me abrace a mí misma para dejar de temblar pero era imposible, el al darse cuenta se quitó su chaqueta y me la puso sobre mis hombros- ¿Quieres que te lleve a tu casa?- dijo, yo negué con la cabeza- Te prometo que no te hare daño- dijo mientras levantaba sus manos.

-E-e-es que, yo v-vivo en e-este e-edificio- dije indicando con mi mano derecha el edificio a mi izquierda.

-¿Enserio? Yo también-Dijo sonriendo tristemente- Ven te acompaño- dijo y paso una mano por mi espalda, lo que me hizo dar un salto.- Lo siento, no debí…

-E-está bien- dije y di un suspiro mientras caminaba.

-Le marque a la policía, no tienes por qué preocuparte por ese imbécil.- dijo con resentimiento en su voz. Yo asentí con la cabeza, seguimos caminando y llegamos a la entrada, en donde me vio el señor que recibía a la gente y me miró como si fuera un fantasma.

-¡Señorita! ¿Qué le ha sucedido?- dijo mientras iba hacia mí, entre en pánico y comencé a llorar y corrí hacia el desconocido que me salvo y me oculte detrás de su espalda.

-John, no- dijo el chico dándole una señal al señor de que no se acercara- Luego te cuento, si llega la policía, diles el número de mi departamento, por favor- dijo mientras me sacaba a la vista y me abrazaba mientras caminábamos, yo oculte mi rostro en su pecho y trate de controlar las lágrimas.

 Subimos al ascensor.

-¿No te molestaría ir a mi departamento?- dijo y yo lo mire con los ojos muy abiertos- No, no, es solo que la policía querrá verte y será más fácil si estas en mi departamento- dijo tranquilamente, había algo en el que no me hacía sentir tan segura, pero, que mierda, él me había salvado de ser brutalmente violada.

-E-está bien- dije mientras volvía a esconder mi rostro en su pecho. El sobo un poco mi espalda, para darme tranquilidad, lo cual le agradezco. Paramos en el cuarto piso, el cual era el mío, caminamos y vi mi departamento.- Yo vivo a-aquí- dije indicando mi puerta.

-Vaya, creo que somos vecinos- dijo mientras caminaba hacia la puerta al lado de la mía, y mi mente proyecto el momento cuando pedí la pizza, mientras la pagaba él había salido de su departamento, pues mis sospechas eran ciertas, él era muy guapo. Abrió su puerta y me dejo pasar, todo estaba oscuro y escuche un click, que me hizo soltar un gritito ahogado, la luz inundo la habitación.

-Lo siento, tenía que prender la luz.- Yo asentí mirando a otra parte que no fuera su rostro. Todavía seguía temblando, y no paraba de morder mi labio inferior. Tenía unas ganas mortales de llorar, pero decidí controlarme.- Ven- dijo el joven haciéndome una seña con una de sus manos- Pasa a la sala- dijo mientras caminaba a donde supuse estaba la sala, sin pensarlo lo seguí y vi dos sillones grandes de cuero negro, en medio una mesa de madera sin nada en cima, él me indicó uno de los sillones y me senté cuidadosamente, estaba muy nerviosa. Después pensé en mis padre, mierda, si ellos se enteraban de lo que paso en mi primer día sola en el departamento nunca me dejaran salir de casa, ¿pero qué diablos estaba pensando en dejar pasar a 4 totales desconocidos a mi departamento? ¡Sophie! Había olvidado completamente que ella estaba en mi departamento, ¿estará bien?, mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí algo sobre mis hombros, me sobresalte y me levante de un tirón del sillón, voltee rápidamente atrás de mí y vi al joven desconocido extendiendo una cobija azul rey- Mierda, lo siento, no quería asustarte- me sobresalte un poco por la grosería pero quien me creía yo si la palabra más usada en mi vocabulario era “mierda”.

-N-no, perdón, e-es solo que, t-tengo miedo- dije mirando hacia mis pies. El dejo la cobija sobre el sillón y se posiciono a mi lado.

-No te pasará nada, ya estas a salvo- algo en él no me hacía sentir del todo segura, tenía algo, siniestro, una vibra que me erizaba la piel. Me atreví a mirarlo y vi directamente hacia sus ojos, eran grises, nunca había visto nada igual, después desvié mi mirada parpadeando varias veces a la vez que asentía.-Te hare un té.- después desapareció de mi vista, pase mis manos por mi cara y me di cuenta que estaba llorando, al secarme las lágrimas, algo en mi rostro me ardió terriblemente, al mirar hacia mi mano vi sangre, sentí un nudo nacer en mi garganta y trate de pasar saliva, ese hijo de puta se podriría en la cárcel.

Mire la cobija y me quite la chaqueta de Bruno dejandola a un lado de mi. Despues me coloque la cobija en mis hombros, me senté sobre el sillón y trate de alejar todos los pensamientos sobre lo que había sucedido.

-Aquí tienes- escuché y di otro brinco inconsciente por milésima vez. Observe una taza que me estaba extendiendo el joven, y la tome con ambas manos, al contacto con ellas se sentía caliente, había un líquido humeante ligeramente marrón dentro de ella. Tome un sorbo y agradecí internamente por la agradable sensación. Después el extraño se sentó en el sofá frente al mío y me observo, me sentía tan intimidada, sé que él me había ayudado, pero simplemente su mirada en mí hacía temblar a mis huesos.- ¿Cómo te llamas?- dijo con su grave y rasposa voz.

-D-ebbie- dije mirando hacia la mesa.

-Nombre completo- Yo fruncí el ceño y me atreví a mirarlo.

-Deborah- dije con más firmeza. El paso su lengua por sus dientes y me dio una sonrisa.

-Yo soy Bruno- dijo mientras recargaba su espalda contra el sillón. Mordí mi labio inferior con más fuerza, ya no quería hablar más, preferiría que todo se mantuviera en silencio hasta que llegara la policía.- ¿Cuántos años tienes?- pregunto sin darme ninguna emoción en su cara, carraspee un poco.

-18- dije mordiendo aún más fuerte mi labio hasta que sentí el sabor a sangre, pero que más da, si ya estaba hecha mierda de todos modos.

-Yo tengo 24- dijo mientras me seguía observando. Era una plática algo estúpida, en realidad yo no le preguntaba nada pero él me contestaba de todos modos. Di mi segundo sorbo a la taza pero el líquido ya se había enfriado.

Un ruido se escuchó proveniente de la puerta, mi corazón se redujo.

-Llego la policía- dijo Bruno, y se levantó de su asiento, yo sostuve con más fuerza la taza y comencé a temblar. Después de unos segundos entraron dos hombres uniformados.

TRAPPED (Ian Somerhalder)Where stories live. Discover now