XII - ¿Placer y miedo?

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Cerré y recordé que posiblemente Daniel tenga mi llave. Las lágrimas no tardaron en rodar por mis mejillas, ¿Por qué es tan difícil esto?, le puse seguro a la puerta y active la alarma. Me limpie las lágrimas con las mangas del suéter y me dirigí a mi cuarto. Abrí mi armario y tome mis pants negros y una blusa de manga larga blanca, también unos calcetines peludos y mi ropa interior. Me metí al baño y prepare la tina. Camine hacia el espejo de tamaño completo y me mire, el corte en mi mejilla ya estaba cicatrizando y el morete debajo de el ya estaba en su mayor punto. Mis piernas tenían diversos moretes. A este punto yo estaba hecho un mar de llanto. Me quite el suéter y mi abdomen tenia algunos moretes, como mis brazos. Todos los recuerdos bombardearon mi mente. Trate de alejar esos pensamientos y me desvestí completamente. 

Me metí a la tina y mis músculos se relajaron al contacto del agua caliente. Cerré los ojos y llego la imagen de Bruno…

“Eres muy hermosa”

Abrí los ojos y me pase una mano por ellos.

-Estoy loca- me dije para mí y hundí mi cabeza en el agua. Deje escapar el aire por mi nariz generando burbujas. Después deje mi nariz expuesta para tomar oxígeno. Me dispuse a limpiar mi cuerpo. Al terminar de quedar limpia. Tome una toalla y me envolví en ella así como lo hacía con otra toalla con mi cabello. Salí del baño y me seque quedando tan solo un poco húmeda. Me cambié y luego sequé mi cabello con la secadora. Al terminar fui a la cocina y decidí acomodar la comida que había comprado Sophie. Al terminar vi la hora y era casi las 12 de la noche. No tenía nada de sueño así que tome un pan y le unte mantequilla de maní, me senté en el comedor y pensé en Bruno. ¿Por qué se interesara tanto por mí? Ósea, sé que me ayudo, pero ¿cómo puede intentar besarme después de lo que pasé? Los recuerdos siguen frescos en mis pensamientos. Él es atractivo como el infierno pero yo no puedo, simplemente, no.

Apenas le había dado unos pocos mordiscos y se me quito el hambre. Tire el pan e intenté ver Gossip Girl. 

No podía concentrarme, ni siquiera en Chuck Bass. Me pase las manos por la cara, mi mente no paraba de fastidiarme con Bruno. Estaba desesperada por saber porque había actuado así. Apague la televisión y mire el techo. ¿Fui grosera al decirle que no lo hiciera? Lo pensé y en realidad, no.

-Uugh- exclame y cerré los ojos, ¿Qué me pasaba?, era mejor para mi tener distancia con él, yo tenía razón al sentir que él no era alguien normal, simplemente sus acciones, y su interés, no era para nada normal.

Unos toquidos se escucharon, mis ojos se abrieron de golpe, ¿Serán mis padres? ¡No! ¡Mierda! Vamos Deb piensa en algo… podría decir que me caí en el baño… o que camino a casa de Sophie choque con un ciclista o…, los toquidos volvieron a resonar por toda mi casa, haciéndome pararme, ¿Qué les diré? Camine hacia la puerta y desactive la alarma, volvieron a tocar la puerta más fuerte.

-¡Ya voy, ya voy!- grité, quite el seguro y antes de abrirla respiré profundamente para derribarme los nervios. Al abrirla no estaban mis papás, era la figura de Bruno. Mi sangre se congelo y me quede inmóvil, en verdad no lo esperaba.

-Deborah, solo vine a disculparme- dijo mirándome directamente a los ojos. Trate de hablar pero no podía emitir ningún sonido. Parpadee varias veces y asentí. El rio sin dejar de mirarme - ¿Te pongo nerviosa?- dijo levantando sus cejas y cruzando sus brazos. ¡Santa mierda! 

-N-no me pones nerviosa- dije frunciendo el ceño. El dio un paso pudiendo entrar a mi casa y yo di rápidamente uno hacia atrás.

-¿Entonces por qué tartamudeas?- Dijo con una pícara sonrisa. Maldito imbécil se ve perfecto. Juro que trate de decir algo pero el nudo en mi garganta no me lo permitía. Bruno dio otro paso y yo uno hacia atrás pero me topé con la pared, mi nuca golpeo con un cuadro y este se desbalanceo, me tense y cerré los ojos pues caería encima de mí. Se escuchó un golpe seco y abrí los ojos, Bruno tenía una mano encima de mi cabeza, había evitado que el cuadro cayera. Pero esto no significo que me relajara, al contrario, hubiera preferido que el cuadro me matara a tener que estar a unos centímetros de Bruno. – Ese iba a ser un golpe feo- dijo humedeciendo sus labios. Yo miraba hacia su manzana de Adán, si veía sus ojos seria mi fin. El quito el cuadro y se separó unos segundos de mí para ponerlo en el suelo y luego volvió a la misma posición solo que esta vez su mano estaba a un lado de mi rostro. Llevo su rostro hacia el mío y beso una de mis mejillas, no me había dado cuenta de que había estado sosteniendo el aire y al sentir el contacto de los labios de Bruno en mi mejilla lo solté. Volvió a besar el mismo lugar y luego bajo besando el lugar donde mi mandíbula y mi cuello se encuentran. Nunca había sentido una sensación así, tal vez era el placer y el miedo mezclado. 

De repente mi mente me atormenta con lo que había pasado con Daniel y mis ojos comenzaron a cristalizarse.

-B-basta Bruno, no puedo- dije poniendo mis manos en su pecho, el dio un respiro hacia mi piel erizándola y puso sus labios en mi oreja.

-Nunca haría nada que tu no quisieras- susurró roncamente chocando sus labios con la piel sensible de mi oreja con cada palabra. Solté un suspiro y el comenzó a besarme el cuello. Lleve mis manos a su cabello y el me sostenía firmemente de la cintura. Me invadía un placer sobrehumano, mis pensamientos estaban en blanco. Me percaté que estaba gimiendo y que tenía los ojos cerrados.

¿Qué estoy haciendo?, abrí los ojos y Bruno estaba chupando y besando mi cuello de una manera exquisita. Pero mi razonamiento me dio una bofetada haciéndome reaccionar.

-No, no. Por favor- dije empujándolo. Me espere a que me gritara como hace unas horas pero él estaba sonriéndome.

-Nos vemos mañana, Deborah- dijo mientras caminaba tranquilamente hacia la salida y cerraba la puerta no sin antes giñarme el ojo.

¿Qué acaba de pasar? Regularicé mis respiraciones y asegure la puerta y puse la alarma. Apague las luces y fui a mi dormitorio. Me cubrí con las sabanas y cerré mis ojos. La verdad, estaba perturbada, él era demasiado caliente. 

Y el último pensamiento que tuve antes de dormirme fue la manera en que Bruno me decía al oído:

“Nunca haría nada que tu no quisieras”.

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Estaba muy cómoda como para levantarme. Busque mi celular entre las sabanas y vi la hora, 11 de la mañana. Decidí dormir un poco más y me di la vuelta quedando boca abajo. Cuando estuve a punto de caer en los brazos de Morfeo la puerta sonó.

-Mierda- dije y lloriquee como niña pequeña antes de levantarme, la puerta volvió a sonar y me puse rápidamente mis pantuflas. Camine perezosamente mientras me hacía un moño despeinado en el cabello. Quite la alarma y abrí la puerta bostezando. Pero al ver quien estaba ahí, se me quito el sueño y me erguí.

-¿Q-que haces aquí?- dije tomando con fuerza la perilla.

-Vine a decirte que saldremos… hoy- dijo Bruno con una sonrisa. Recordé lo que paso ayer en la noche y mis mejillas se incendiaron.

-Pero si yo todavía no he aceptado- dije levantando una ceja. Quería eliminar los nervios de mis huesos pero por más que trataba seguían presentes.

-No te estaba preguntando Deborah, te lo informo- Dijo recargándose en el marco de la puerta. Fruncí el ceño, ¿Quién era el para decidir por mí?

-Yo no quiero- dije con voz firme, sinceramente quería estar alejada de él, insisto en que su vibra era mala, además que con lo que paso ayer me dejo claramente para que propósitos me quería, y yo no le daría el gusto.

-Vendré aquí a las 9- dijo contemplando cada movimiento que hacía, y su mirada cayó en mis labios, los cuales estaba mordiendo para contener mis nervios.

-No- dije alzando la voz más de lo que quería, miraba hacía la pared detrás de Bruno porque estoy segura de que si lo observaba a los ojos me derrumbaría a sus brazos.

-Ponte algo sexy- dijo mientras me guiñaba el ojo y caminaba hacia el ascensor, me quede inmóvil, ¿Qué le sucede? Claro que no iría con él, tal vez y él termine el trabajo de Daniel.

Cerré la puerta dando un portazo y gruñí.

-Hijo de puta- murmuré.

TRAPPED (Ian Somerhalder)Where stories live. Discover now