XV - nervios y... más nervios

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Eran las ocho cuarenta y tres de la noche. Mi nerviosismo comenzó a hacerse presente, se acercaba la hora de que Bruno fuera a mi departamento y se diera cuenta de que no estaba.

Mi estómago se revolvió y sentí unas inmensas ganas de vomitar. Pienso en salir de aquí y correr a mi departamento, arreglarme lo más rápido posible y salir con él. Le tenía miedo, es la verdad, pero él no podía imponerme que cosas debía hacer. Ocho cuarenta y cuatro. Mierda, mierda, mierda.

-¿Qué tanto miras en el reloj?- pregunto Sophie. La verdad ni he estado prestando atención a la película por lo preocupada que estaba.

-N-nada- dije mirando hacia la pantalla. Por el rabillo del ojo mire que Sophie me iba a reclamar pero algo interesante pasó en la película y presto atención a la escena. Trate de concentrarme en la película. No sabía cómo se llamaba, era de terror, sobre una niña que tiene una caja y al parecer había un demonio dentro y se le mete al cuerpo. Rodé los ojos, yo no soy una persona que se asusta con las películas, de pequeña papá me decía que nada de eso existía, así que confió en que en su palabra.

Volví a mirar la hora. Nueve y tres. No sé por qué me sentía tan asustada, mis ojos comenzaron a aguarse y comencé a temblar. Sentía que me faltaba el aire, me sentí malditamente mareada y tenía nauseas. Sophie se dio cuenta de mi estado y me justifique diciendo que la película me había asustado.

Fui al baño a ponerme unos pijamas que Sophie me había dado, consistían en unos pantalones de chándal grises y una blusa de mangas largas desgastada. Cuando me cambie por completo, las náuseas regresaron a mí, mire la hora, diez cincuenta y cuatro, y fue suficiente para dirigirme al inodoro y expulsar mi comida.

-¿Estas bien?- la voz de Sophie se escuchó detrás de la puerta. Tosí y tome un respiro antes de contestarle, pero me lamente ya que la nariz me ardía como el infierno.

-S-sí, creo que no me cayó bien lo que comimos en el centro comercial.- dije tomando mi cabello en un moño rápidamente todavía inclinada hacia el inodoro.

-¿quieres que te traiga algo?

-No, e-estoy bi- pero antes de que terminara la oración volví a arrojar mis jugos gástricos. Escuche un “Ew” de parte de Sophie y me quede varios minutos inclinada. Cuando pensé que ya no había nada dentro de mí me erguí y acaricié mi abdomen adolorido. Me lave los dientes con el cepillo de dientes que Sophie tiene en caso de que me quede a dormir y salí del baño.

Llegue a su cama y me deje caer como un costal de papas.

-Sí que te ves mal- dijo mientras se acostaba a mi lado con su Laptop sobre sus piernas. No contesté y mire mi celular.

Ya eran más de los once la noche. No sé por qué sentía que en cualquier momento Bruno llegaría y me sacaría toda la mierda. Le pedí a Sophie que me prestara el cargador de su celular para cargar el mío. Cerré los ojos y sorprendentemente termine durmiéndome.

Me encontraba frente a la casa de mis abuelos, un sentimiento de emoción se expandió en mi cuerpo, tenía tanto que no los veía. Iba a caminar hacia la casa pero algo me llamo la atención. Las casa a los lados ya no estaban, mire detrás de mí y tampoco estaban las de enfrente. Me alarme y me di cuenta que el cielo era gris, como todo el ambiente, no se escuchaba ningún sonido y mi corazón comenzó a latir desesperado. Me atreví a caminar hacia la entrada, al poner un pie sobre el escalón de la entrada rechinó, haciendo que mi piel se erizara. Al llegar a la puerta, tome el pomo pero no hubo necesidad de girarlo porque la puerta se abrió por si sola. Estaba aterrada pero era como si yo no tuviera control de mi cuerpo e ingresó a la casa, yo quería correr hacia afuera y alejarme de ese ambiente. No había indicios de vida en la casa, pero me sorprendió ver una taza de café caliente sobre la mesa, mis abuelos deben estar aquí. Busque en la cocina pero no estaban, fui al despacho de mi abuelo pero tampoco había nadie, antes de irme percibí un olor a cigarro, recordé a Bruno por el olor de su departamento y mi estómago se hizo un nudo. Entre en pánico y corrí escaleras arriba. Trate de gritar pero mi boca no respondía a las órdenes de mi cerebro. Entre al cuarto de mis abuelos pero no había nadie, después el baño y tampoco había nadie. Revise cada maldito cuarto pero no había absolutamente nadie. Fui al cuarto de mis abuelos de nuevo y me senté sobre la cama. No sabía que sucedía. De repente fue como si el sol saliera de entre las nubes e iluminara al mundo. Comencé a oír murmullos y risas. Mi corazón dio un brinco, me pare de inmediato y corrí bajando las escaleras. Había muchísima gente. Todos eran mis familiares, estaba el tío Alfred, y los gemelos Amber y Andrés. También el tío Jay platicando amigablemente con mi padre. Corrí hasta mi papá y lo abracé. Pasaron unos segundos para darme cuenta que no me correspondió y seguía hablando con el tío Jay. Fruncí el ceño y trate de decirle algo, pero mi boca estaba sellada. Jale de su saco pero era como si no me sintiera, como si no existiera. Comencé a entrar en pánico y mire a mi alrededor. Nadie estaba enterado de que me encontraba aquí, fui hacia la cocina y vi a mi abuela sacando un pastel del refrigerador. Fui hacia ella pero paso lo mismo que con mi papá. No me miro ni me hablo. La seguí, iba hacia el jardín trasero el cual estaba lleno de globos y estaba adornado coloridamente. Mire a mamá pero ni me moleste en ir con ella. Era una fiesta, y estaban sin mí. Sentí como mi corazón se rompía en miles de pedazos, nunca fui muy apegada a mi familia, pero me dolía saber que no me necesitaban.

Entonces todos comenzaron a aplaudir y a gritar “Sorpresa”, mire hacia la entrada del jardín y ahí me encontraba yo, muy feliz, con un vestido para nada a mi gusto y abrazando a todos. Me paralicé al ver la figura detrás de mí. Era Bruno. Estaba sonriendo y estrechaba la mano de todos. Después mi supuesta yo, fue hacia el pastel y todos cantaron “Feliz cumpleaños”, “yo” estaba abrazada de Bruno y me decía cosas al oído que me hacían reír. Después sople las velas y todos aplaudieron. Toda la maldita fiesta trate de que alguien me viera, pero era como un fantasma. Algunos bailaban y otros platicaban. Me di cuenta de que yo no me encontraba ahí, así que me busque. Fui hacia los cuartos de arriba y abrí el cuarto de baño. No había nadie. Fui hacia el cuarto de mis abuelos, pero antes de abrir la puerta escuche unos gemidos. Abrí la puerta sin pensar y me vi a horcajadas sobre Bruno totalmente desnuda, mientras chocaba mi pelvis contra el de él repetidas veces. Me quede inmóvil viendo el placer correr por mi cuerpo en cada embestida. Bruno me tomaba de los pechos y levantaba sus caderas mientras yo bajaba las mías al mismo tiempo.

Me horroricé y cerré la puerta.

Inesperadamente todo se tornó gris como al principio. Ya no se escuchaba la música ni a las personas. Abrí el cuarto y ya no había nadie. Fui hacia abajo y no estaba nadie. Volví a oler el olor a cigarro y me adentre al despacho de mi abuelo. Su asiento de cuero estaba de espaldas y se veía el cabello de alguien en él, el humo de cigarro era visible.

-¿Q-quién eres?- me sorprendí al poder hablar al fin.

El sillón se volteó dejándome ver a Bruno con una sonrisa retorcida y con el cigarro en su mano derecha.

-Tu peor pesadilla- Dijo y de un momento a otro brinco hacia mí, saltando el escritorio. Me tomo del cuello y lo apretó.

Me desperté levantándome de golpe, estaba cubierta en sudor frio y mis mejillas estaban empapadas de lágrimas. Mire a mi lado a Sophie plenamente dormida. Cerré los ojos y me limpie las lágrimas. Busque mi celular en el mueble a lado de la cama, lo tome temblorosamente y vi la hora. Cuatro de la mañana, lo vuelvo a dejar en donde estaba y me levanto de la cama. Entro al baño y mojo mi rostro. Estoy demasiado asustada. Bruno me da demasiado miedo. Pongo más agua sobre mi rostro y respiro profundamente. Vuelvo a la cama pero ya no puedo dormir.

Pienso en cómo diablos lo voy a enfrentar. No había pensado en eso.

TRAPPED (Ian Somerhalder)Where stories live. Discover now