XI - Anormal

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En cuanto cerré la puerta mi celular comenzó a timbrar. Era mi madre, de nuevo.

-¿Mamá?- dije después de contestar.

-Debbie, tu papá necesita el auto, ¿estás en tu departamento?- Empuñe mis ojos y golpee mi frente con la palma de mi mano, ¿Cómo no recordé que vendrían por el auto?

-Aah, sí, pero m-me voy- dije tomando mi cabello con mi mano libre y caminaba por la sala desesperadamente.

-Deb, ¿Qué te pasa?- no podía permitir que me vieran así, si no me quitarían la libertad que apenas me habían dado.

-Nada, mamá. Estoy preparando mis libros para mi examen ¿recuerdas?- dije rezando para que lo creyera.

-Ah si mi niña, estudia mucho- y solté todo el aire que había retenido- pero ¿A dónde vas?- ¡Por qué no me puede dejar tranquila!

-Iré con Sophie a estudiar un poco más.

-Me parece perfecto, pero tu padre necesita el auto, ¿lo puedes esperar?- Gracias a mi nerviosismo empecé a morderme la pintura de mis uñas.

-Ya estoy saliendo del edificio.

-Deb, nada te pasa si pierdes 10 minutos de estudio, hasta tu padre te puede llevar con Sophie- Gran mierda.

-L-lo sé, p-pero- respire hondo- necesito ir ya, es importante. Le dejare las llaves del carro al señor de la entrada, al encargado, nomás que diga que es mi papá y el señor se las dará.- al terminar la última palabra me mordí el labio inferior.

Mi madre dio un suspiro.

-Está bien, tu papa esta yendo en camino.- Me despedí rápidamente de ella, tome las llaves y salí como alma que lleva al diablo hacia el primer piso. Me importo un bledo estar en calcetas y con un suéter.

Llegue a la entrada y ahí se encontraba John como siempre.

-¡Señorita! ¿Qué se le ofrece?

-John, ¿podrías darle esto a mi padre?- dije extendiendo las llaves- él le dirá que es mi papá y usted puede dárselas- El las tomo y me asintió. Me pregunto cómo estaba y yo le mencione que mejor.

Iba caminando hacia mi departamento, pero me surgió el pensamiento de que tal vez mi papá quiera venir a echarle un vistazo al departamento. ¿Ahora qué hago?

Y como si lo hubiera llamado, la puerta de Bruno se abrió, salió y me miro interrogante.

-¿Acaso no puedes entrar?- pregunto aproximándose hacia mí, mi corazón comenzó a acelerarse y mi piel se erizo.

-N-no e-es que- suspire para calmarme- mi papá tal vez viene y…

-No quieres que te vea así- dijo Bruno dando una sonrisa de medio lado haciendo que pierda la cabeza. Yo asentí y él se acercó a mi oído. Me tensé, me mordí el labio y mis manos se cerraron en puños.- Si quieres puedes quedarte un rato en mi departamento- dijo con un ronco susurro. Sentí un escalofrió y mis manos empezaron a sudar. Lo pensé un momento y prefería estar ahí con él una hora a que mi papá me vea así y me encierre por siempre en mi cuarto.

-Ok- dije apartándome unos pasos de él. El rio y me indicó con su cabeza que pasara.

Entre y percibí un olor a cigarro. Instantáneamente hice una mueca de asco.

-¿Qué sucede?- me miro Bruno risueño mientras cruzaba sus brazos. Llevaba un suéter azul marino que hacia resaltar sus ojos y unos jeans oscuros que le quedaban a la perfección. Su cabello estaba ligeramente despeinado, él era realmente caliente.

-¿Fumas?- pregunte volviendo a hacer una cara de asco. El dio una carcajada.

-Sí, ¿tú no?- yo negué como unas 10 mil veces. En el colegio la mayoría de mis compañeros fuman, a mí no me llamaba mucho la atención. Un día nuestra maestra de biología nos mostró un video de cómo es un pulmón sano contra como es un pulmón de un fumador. Desde ese día el cigarro me provoca repugnancia.-No es tan malo- dijo Bruno mientras iba hacia la sala. Yo me decidí por seguirlo y me senté justo frente a él.

-¿Estudias?- me atreví a preguntar. Bruno se rio. ¿Qué mierda encuentra tan chistoso en esa pregunta?

- Estudie Psicología- dijo mirándome fijamente, la verdad, me sentí intimidada, algo tenía que me hacía temblar, no era solo el hecho de que era muy apuesto, era un presentimiento que algo no estaba bien en él.

-¿Y trabajas?- dije mientras jugaba con mis dedos y los miraba, ya quería que pasara una hora para encerrarme en mi habitación y dormir.

-Claro, de algo tengo que vivir- dijo entre risas. Este tipo sí que era muy feliz. Comencé a temblar, no por el frio, sino por el.- Deborah…- dijo lentamente, el nudo regreso a mi garganta y mi corazón se hizo pequeño. De repente Bruno ya se encontraba a mi lado.- Mírame- dijo y levanto mi mirada poniendo su índice en mi barbilla. Sus ojos eran impresionantes, nunca había visto unos ojos tan hermosos- ¿Por qué estás tan nerviosa?- pregunto chocando su tibio aliento conmigo y mi piel se erizo. Mis mejillas comenzaron a calentarse y me separe prontamente volteando a otra parte haciendo una cortina con mi cabello para que el no viera que estaba sonrojada. El volvió a sentarse a mi lado y aparto el cabello de mi cara. Puso una mano sobre mi mejilla haciendo que le viera y acaricio con su pulgar por debajo del corte que tenía. – Eres muy hermosa.

Mis cejas se fruncieron y mis ojos estaban desconcertados, ¿Qué estaba pasando?, me levante de inmediato y me dispuse a irme. Pero sentí un agarre en mi muñeca provocando que me voltease. Mi pecho choco con el de él, mis respiraciones eran inconstantes y sentí que me iba a desmayar. La mano libre de Bruno se posiciono en mi cintura sujetándome fuertemente. Empecé a castañear, el soltó mi muñeca y levanto mi rostro. Comenzó a acercarse peligrosamente a mi boca.

-P-por favor, no- dije poniendo mi mano en su pecho. El me miro perplejo, e hizo lo que menos imagine. Me empujo haciendo que tropezara con mis pies pero pude mantener el equilibrio. Abrió la puerta de la entrada.

-Largo- dijo enfurecido, su cara estaba poniéndose roja y sus respiraciones eran muy rápidas. Yo me inmovilice, ¿puede alguien cambiar tan rápido de ánimo?- ¿No escuchaste? ¡Lárgate!- dijo tomándome de las muñecas arrojándome hacia afuera. Abrí la boca para decir algo pero el cerro la puerta fuertemente. Me resistí las lágrimas y me fui a mi departamento.

TRAPPED (Ian Somerhalder)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon