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La creciente lluvia concluyo y mi cuerpo desnudo aún seguía tumbado entre sábanas blancas sobre su cama

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La creciente lluvia concluyo y mi cuerpo desnudo aún seguía tumbado entre sábanas blancas sobre su cama. Los ventanales iluminaban muy poco el interior a pesar de estar tapados por sus respectivas cortinas, pero era suficiente para divisar como mis manos temblaban contra mis muslos y pequeñas gotas de sudor viajaban por mi piel hasta caer sobre la esponjosa almohada.

Además del calor que había centrado en mi cuerpo por actos previos... intensos y dulces actos... estaba abrumada.

Aquel mensaje que Dereck había recibido por parte de Zack me había dejado un sentimiento angustioso recorriéndome el estómago y concebí un sabor amargo en la boca. Por acto reflejo, me senté abrazando mis piernas en el trance y miré fijamente su teléfono aun en el suelo. En todo el rato que llevaba mirando la pantalla de su móvil no había vuelto a iluminarse, pero por más que eso no ocurriera necesitaba seguir estando a la mira.

Sé que mi actuar había sido imprudente, tomar su celular sin su consentimiento, pero sentí que fue un mal necesario.

La puerta de su habitación se abrió repentina y con lentitud, logrando llamar mi atención y llegando a cubrir mis partes íntimas a la intemperie. Dereck se aproximó con una sonrisa refulgente y vigorosa, sus ojos brillaban siento las estrellas que iluminaba el cuarto sombrío, devolviéndome el alma al cuerpo. Una cara angelical, escondiendo un demonio embravecido.

Con una pequeña toalla blanca sacudía su cabello encrespado y húmedo, de su cuerpo se desprendía aquel aroma tan característico, tan varonil, floral y sobre sus piernas poseía pantalón nuevo dejando ver a simple vista como parte de su bóxer negro se aproximaba al exterior, un tanto arrugado por el hecho de encontrarse en un closet sin abrir por mucho tiempo. En pocas palabras, esta cabaña era poco frecuentada y se notaba a simple vista. Su torso se hallaba desnudo, logrando que inspeccione cada centímetro de su piel centelleante y cálida con mis ojos soñadores, rememorando cada episodio donde logré tocar a mi antojo su abdomen marcado, su cintura refinada y su espalda ancha, recordando que por un largo rato, Dereck había sido solo mío.

Camino con pereza, cansado y relajado por su larga ducha con agua tibia hasta aproximarse al lugar que no deseaba que se aproximara: su celular.

Lo miró por un milisegundo y me regresó la mirada como si nada. Sentí como un escalofrió me recorrió desde la punta de los pies hasta el cuero cabelludo, logrando que tragara grueso en el proceso. Sus ojos me divisaban fijamente, intentando descubrir algo en el transcurso. Su sonrisa era sensitiva, irradiaba calma y serenidad al igual que aquellas delicadas pupilas dilatadas.

- ¿Estás bien? - él preguntó preocupado - Te noto extraña.

Sorpresivamente, soltó aquella pregunta repentina y como si fuese un robot, asentí rápidamente.

- Tal vez es por la poca luz. - acote rozando mis manos sobre mis piernas de forma frenética - Estoy más que bien.

Ladeé mi cabeza y le sonreí con primor, al segundo me copio el acto y rio ante ello, creyendo mis palabras por completo.

Arderás © ✓ (1) Where stories live. Discover now