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(Reescrito)

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(Reescrito)

Los días comenzaron a transcurrir más lentos de lo habitual. Los trabajos diarios de las asignaturas universitarias servían para despejarme de cualquier dificultad e incógnita que rondaba por mi mente y me martillaban la sien, olvidando por segundos efímeros que, los problemas que relacionaban a mi familia con los Pierce, existían.

A veces, cuando Sky acudía a mi casa para realizar algunos trabajos agotadores con una sonrisa magistral y sus pupilas pequeñas tras sus gafas de pasta con aumento, me hacía olvidar de cualquier inconveniente por instantes duraderos. Sin embargo, los problemas tornaban una vez que mis pies acariciaban el verdoso césped del campus. Mientras dejaba mis huellas en las sendas de piedra, suplicaba con necesidad no hallarme a ninguno de los hermanos Pierce.

Luego de haber sido testigo de su charla hace un par de días atrás, sus palabras retumbaban en mi cráneo y con solo especular que Zack había sido el culpable de nuestro choque, se me erizaba la piel.

Por los extensos corredores repletos de estudiantes, en algunas ocasiones divisaba a Dereck conversando con sus compañeros y circulando mientras sostenía su teléfono celular en mano. Pero cuando mis ojos lo localizaban a solo centímetros de rozar mi brazo con su extremidad, el ambiente se tornaba tenso, tan espeso como una bruma opaca que nos encapsulaba y nos exigía intercambiar ojeadas.

El índigo de su mirada me atisbaba de soslayo, pretendiendo que no me percatara de la intensidad que me transmitía cada vez que calaba mis huesos con su atención, y la calidez que me brindaba ensombrecía su inexpresividad, logrando que un simple y breve saludo se expulsara por su boca, pero su cuerpo siguiera su recorrido como si yo no fuera relevante para él.

En algunas circunstancias especificas, luego de que su saludo perdurara en la atmosfera cargada del corredor, Sky me consultaba si me encontraba bien, y con una respuesta fugaz le confirmaba que lo estaba. No me hallaba en condiciones de dialogar sobre lo sucedido, lo escuchado y lo visto.

Por otro lado, cada vez que ingresaba a las cortas clases de fotografía, Zack me esperaba en su pupitre, cuidado de que mi lugar a su lado no fuera ultrajado por otros estudiantes, con una sonrisa encantadora en su rostro. Su semblante despreocupado, con el azul de su mirada irradiando luz y el tono de su voz cálido inundando los cuatro muros me causaba un ligero mareo que podía controlar, pero no podía evitar sentir. Me saludaba con la confianza que se había generado, y que yo no había obstaculizado, con el correr de los meses, y le devolvía el saludo para luego mantener un silencio sepulcral.

Observaba el reloj de pared, contando los minutos para escapar de un nerviosismo inhumano, sin poder disfrutar de la cámara que siempre cargaba conmigo, y me centraba en las palabras del profesor para olvidarme de que su figura permanecía a mi lado.

Aunque ansiaba olvidar cada una de sus palabras, la duda carcomía mi cabeza cuando el recuerdo inundaba mis globos oculares y un dolor punzante comenzaba a hincarme en la sien. No me importaba si el creador del accidente era Zack, solo requería saber quién era el responsable y a su vez, necesitaba que Jacob se recuperara con rapidez para acabar con todas las preguntas sin respuestas, pero que sabía con seguridad que él me las confesaría sin rodeos.

Arderás © ✓ (1) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora