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La lluvia no finalizaba y las calles se encontraban repletas de agua, pero nada me impedía que condujera a toda velocidad y muy vertiginosa

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La lluvia no finalizaba y las calles se encontraban repletas de agua, pero nada me impedía que condujera a toda velocidad y muy vertiginosa. Me hallaba exasperada por estas fotografías, anonadada por esta revelación, me había dejado absorta, sin léxicos los cuales expresar, una nube repleta de conmociones me descarriaba del camino y no me dejaba pensar con tranquilidad, solo quiera y ansiaba llegar de una vez a mi hogar. Necesitaba enseñarlas y también, una respuesta a las acciones retocadas de Zack que comprendía claramente, que no obtendría ahora mismo, pero estaba segura que lo sabría más adelante sea de una buena forma o a la mala.

Por otra parte, no le creí el paradero de Dereck, me resultaba extraño que de un día para el otro desapareciera como si jamás hubiese existido, sus mensajes y llamadas eran fantasmales, nadie preguntaba por él en la universidad, ni amigos, compañeros ni profesores, y la única confesión que tenía era la de su hermano no fiable.

A pesar de mi preocupación por Pierce, decidí actuar por mi cuenta y llamarlo luego de enseñar mi prueba irrefutable.

Estacioné el coche en el garaje techado y al apagar el motor, salí de su interior tan rápido como me lo permitían las piernas. Al abrir la puerta del lavadero e ingresar a la cocina, la figura de Mia se ilumino ante mis ojos. Su presencia invadía la sala vistiendo el mismo pijama rosa de esta mañana, su cabello suelto y rizado acompañada por una taza de café, se hallaba sentada en una de las banquetas de la isla observando su teléfono móvil.

La mire por unos segundos pensando con seriedad mis palabras, recordando lo sucedido y como mis ojos se volvían rojos del estrés. Mia se percató de mi presencia y al divisarme sin mucho interés, sus globos oculares me observaron fijo por un par de segundos, comprendiendo que algo andaba realmente mal conmigo.

Se apartó de la isla y todo lo que sostenía sobre sus manos lo apartó, extrañada por mi estado inmóvil. Se elevó del asiento y con cautela, caminó hasta mi paradero para verificar lo que sus pupilas dilatadas divisaban desde su anterior sitio. Me tocó ambos brazos y al observar mis cara, sus ojos de abrieron como plato.

- Samanta mírate, estas pálida. – comentó y su mano se deslizó por mi pómulo helado - ¿Qué está sucediendo? ¿A dónde has ido?

Hasta que ella no me dialogo sobre mi apariencia, no había notado que mi garganta estaba reseca y mis manos sudaban, sentía que me iba a descomponer sobre la cocina. Me había enfermado por la lluvia o la situación me estaba dejando realmente mal. Quizás ambas.

Mis ojos cansados y volados lograron mirarla, la forma en la que esperaba mi respuesta era impaciente, estaba alarmada por la demora y principalmente, preocupada.

- Fui a la casa de los Pierce. – declare y su mirada cambio rotundamente.

Elevó la cabeza irónica, sonrió ocurrente y me soltó a los minutos imaginando que había ido explosivamente para ver a Dereck, lo cual no estaba errada. Notó que no module ante su actuar, no realice ningún movimiento brusco para seguir mi camino y mi palidez aumentaba, por lo que ladeo su cabeza y frunció su boca.

Arderás © ✓ (1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora