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(Reescrito)

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(Reescrito)

La lluvia golpeaba las ventanillas del coche dibujando delgadas líneas hasta desaparecer de mi vista. Marqué su recorrido con mi dedo índice, sintiendo la humedad rozarme tras el cristal. El cielo grisáceo me causaba nostalgia y el escaso campo a nuestro alrededor se veía apagado, casi sin colores vivos de los cuales disfrutar.

Mia había optado por conducir su coche hasta nuestro próximo destino, explicándome que ella quería ocuparse de nuestro trasporte a causa de su equipaje grande y poco improvisado. Mi lugar asignado a su lado había sido ocupado a último momento, no teniendo más remedio que invadir todo el espacio trasero.

Dereck le enseñaba el camino desde el asiento del copiloto y, de vez en cuando, les enviaba mensajes a Zack y Ross, quienes ya se hallaban en la cabaña esperándonos.

- ¿Puedo colocar música? - Pierce preguntó.

Mia asintió y cuando la canción Car's Outside de James Arthur retumbó dentro de los cuatro muros de hierro, mis vellos se erizaron bajo mi abrigo. La melodía por si misma hizo que, por primera vez en el trascurso de treinta minutos dentro del coche, lo mirase. Abrió la ventanilla y sin comunicarlo, encendió un cigarro para consumirlo.

Observé el espejo retrovisor aún recostada en el asiento, divisando como él se reflejaba en todo su esplendor desprendiendo el humo toxico de sus pulmones y gozando de la melodía suave. El viento helado que ingresaba al interior causaba que su cabello oscuro danzara y todas sus facciones majestuosas resplandecieran. Su garganta carraspeó y el frio comenzó a calarme la piel.

- ¿Puedes cerrar tu ventanilla? - le consulté con necesidad.

Al estar acostumbrada en recibir una respuesta sarcástica y fulminante por su parte, no me contuve en fruncir el ceño tras su silencio. Sus ojos azules colisionaron con los míos a través del espejo, invadiéndome con su sombría mudez y exclamándome palabras que no podía comprender.

Sabía que quería responderme, pero no lo hacía. Asintió y, tras tirar la colilla sin consumir de su cigarro, la cerró.

- ¿Es grande su cabaña? - Mia lo observó de soslayo.

- Un poco. No es la gran cosa.

- Ross me dijo que tiene piscina.

- Y un Jacuzzi - añadió.

- Dios, ya quiero ir a ese Jacuzzi - habló con ánimos y meneó su cabello color oro -. Sam, ¿has traído tu traje de baño?

- Hace frio, Mia. Claro que no - respondí tajante.

- Te puedes aburrir, ¿sabes?

- En la cabaña hay muchas cosas para hacer - Dereck le dedicó una sonrisa -. Pero, si ella se aburre, yo me encargaré de entretenerla.

Arderás © ✓ (1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora