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(Reescrito)

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Camino a casa, el transcurso fue demasiado corto, tanto que a los cinco minutos ya me encontraba tumbada boca arriba sobre mi cama. Ni siquiera me había desvestido.

Tomé mi laptop y sin pensarlo dos veces realice un vídeo llamado. Tardó un par de minutos hasta que atendió. Una mascarilla verde opaca cubría todo su rostro y un gran moño color rosa sostenía su cabello castaño desaliñado.

– El Grinch en persona – Bromeé mirando la pantalla fijamente, no podía aguantar la risa hasta que estalle.

Caterina es mi mejor amiga desde hace tiempo, más bien, desde jardín de niños. Nuestros padres fueron grandes amigos en su momento, lo cual que hacía que vivamos pegadas la una con la otra.

Me dolió dejarla en San Francisco.

– Deja de burlarte. Estás mascarillas son perfectas para mí cutis y además me hacen ver cada día más preciosa, ¿Sabes lo costoso que está mantenerse linda? – Se miró en un pequeño espejo de mano color rojo y con su pulgar se tocó la mascarilla – Ahora mismo estoy usando mi propia mascarilla, mi línea "Caterina Monroe". Estoy experimentando en mí, pero sé que esto será un éxito en el futuro.

Era irónico, pues ella es tan rica como lo puede ser mi familia en un futuro. Admiraba que quisiera emprender su propia línea de cosméticos y por supuesto que debía comprarlos con tal de verla feliz.

– ¿Quieres decir que esa mascarilla nunca fue testeada? Cat, puedes hacerte daño y nadie quiere verte con verrugas raras en la cara.

– Siempre tan positiva – me miró rendida con una pizca de sinceridad y procedió a sacarse la mascarilla –. Extraño tu negatividad y sarcasmo, y dudo que sea la única que lo extraña. Milena no para de hablar de libros desde que te fuiste. ¿Sabes lo que significa? Te necesita para hablar sobre sus fantasías con sus personajes literarios y así pare de explotar mis oídos. No puedo aguantarla más.

Milena Gómez, una chica muy dulce y compasiva, pero cuando le nombras algún libro puede quedarse horas hablando sobre ello y más aún sobre sus personajes. Ella es, al igual que Caterina, mi mejor amiga desde jardín de niños.

– Es raro no verte con ella ahora, ¿Paso algo?

– Sam, sabes que todos los lunes a esta hora tiene cena con su madre.

Al recordarlo, asiento.

– Cuéntame – prosiguió –¿Qué tal Los Ángeles? ¿Ya te has hecho amigas? ¿Viste algún famoso? ¿Conociste a muchos chicos guapos? ¿O hay más chicas guapas?

– Mi cabeza se sobrecargó de tantas preguntas, Cat – me toco la sien y sonrío –. No vi ni un solo famoso, y hasta ahora nada interesante...

No logré proseguir narrando mi corta experiencia en la ciudad debido a que un ruido seco taladró la puerta de mi habitación. Volteo y distingo a Mia entre la poca luminosidad del corredor con su teléfono celular iluminando su rostro.

Arderás © ✓ (1) Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz