-10-

27.7K 1.5K 705
                                    

(Reescrito)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Reescrito)

Mis oídos se destaponan, percibiendo una cacofonía penetrante que se avecinaba con celeridad, creándose más pesado cada vez mi cuerpo se removía sobre las sabanas, despertando de un profundo sueño.

La alarma de mi teléfono móvil tintineaba, señalando que ya era hora de levantarme de la cama. Con mucho esfuerzo, escapé de las tibias mantas.

El clima álgido me pronosticaba un día sereno, recordándome lo afortunada que era de tener una sola clase en toda mi jornada universitaria, y ansiando volver a recostarme en lo que restaba de mi tiempo libre. Coloqué música en volumen bajo, y entablé a ordenar la habitación para que mi cuerpo entrara en calor.

Decidida en darme una ducha, subí un poco más el volumen de la música para lograr escuchar la melodía desde la tina. Al salir, luego de colocarme ropa abrigada, cargué los libros que utilizaría durante el día en mi bolso correspondiente.

Tomé mi teléfono, y al encenderlo por primera vez en el día, los mensajes inundaron mi casilla:

Mensaje de Patrick (7)

Mensaje de Milena (1)

Mensaje de Sky (1)

Entre todos los nombres, Patrick era el más insistente, así como el que se hallaba encabezando la larga lista de mensajes en mi buzón. Un sudor frio me recorrió la espina dorsal hasta conseguir hacerme transpirar las palmas de las manos tras intuir un mal presentimiento. La mezcla de intriga y pavor al destellar su nombre sobre la pantalla se impregnaban en mi piel, sin embargo, decido optar por tocar otro mensaje alternativo.

El mensaje de Sky era breve, y me recordaba que debíamos hacer un trabajo que nos encomendó el profesor de Sexualidad, así como me preguntaba cuando podíamos llevarlo a cabo.

Chisté con la lengua a causa de mi olvido, procediendo a dejar una nota en mi teléfono como un recordatorio.

Luego de responder, torne a observar la casilla de mensajes. Su nombre causaba un ciclón en mi cabeza, originando que mis dientes desgastaran la piel interna de mi labio.

Desvié la atención al nombre de Milena para abrirlo. Al hacerlo, mi ceño se frunció con extrañeza.

[12:31 a.m.] Milena: Sam. Por favor, llámame cuando veas este mensaje.

Examiné su mensaje, desconcertada por el horario de envío. Sin pensarlo, marqué su número telefónico.

– ¿Mile? – nombré preocupada.

– Sam – la oí bostezar –. Cuando te dije que me llamaras apenas notaras mi mensaje, no me refinería a las ocho de la mañana.

– Pensé que tu mensaje era urgente – argumenté.

– Lo es.

– ¿Entonces? – Pregunté descolocada.

– Es Patrick – informó con seriedad.

Arderás © ✓ (1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora