Arderás © ✓ (1)

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(Reescrito)

"Por lo que escuche, la curiosidad no mató al gato, lo dejo con más curiosidad que antes"

Pese al espantoso frío de la mañana, debía acudir a clase de fotografía. Con pesadez logro emerger de las tibias sabanas que me envolvían y me coloque lo más abrigado que encontré en el armario. Sin permitirme beber una infusión para llenar mí estomago vacio, cogí un taxi para llegar a tiempo.

Cuando mí coche murió hace dos noches atrás y se lo informe a mi familia, mi padre me ayudó y logró depositarlo en un taller mecánico.

Esta vez, la clase se situaba en medio del campus universitario. El viento hacia ondear las hojas de los grandes sauces y el silbido en los troncos huecos me causaba escalofríos. El cielo prometía precipitarse y deseaba volver a cubrirme con las mantas de mi cama lo más rápido posible. Solo la minoría de los alumnos pertenecientes a la clase no poseíamos una bebida ardiente para calentar nuestros cuerpo, sin embargo, al hallarnos sentados sobre el césped cargando nuestra cámara fotográfica en el regazo, intentábamos descarriar el frío que sentíamos con una conversación grupal.

Aferre mis dedos a los pequeños botones de mi cámara fotográfica antigua. La enciendo, y corroboro que sus funciones estén aptas para capturar lo que el profesor quiera demandar.

– Bonita cámara – su voz me hizo sacar una sonrisa instantánea.

Gire la cabeza y desde la altura, a mis espaldas, los adormecidos ojos de Zack solo se dedicaban a inspeccionar la cámara que aun reposaba en mi poder. Al hallar mi rostro entre la tela que me arropaba del viento, sus mejillas se eclipsan para insertar una cálida sonrisa.

– Gracias – agradezco echándole un vistazo rápido al aparato tecnológico económico sobre mi regazo. Empino la mirada hacia la suya colgando sobre su abdomen ­–. ¿Es una réplica?

Su entrecejo se frunce con indignación.

– ¿Replica? – preguntó iracundo situándose a mi lado. Cuando su extremidad me roza por arriaba del abrigo, mi cuerpo congelado siente una descarga de calor – No, Sam. Yo no uso replicas.

– Si no me equivoco, es difícil encontrar una cámara de esas – señalo con mi cabeza el objeto – hoy en día.

–Siempre tuve contactos gracias a mi padre. Así fue como conseguí esta Nikon F.

– ¿Puedo? – consulte refiriéndome a la cámara fotográfica antigua, y asiente. Al tener su permiso, no dudo en sostenerla por unos segundos, maravillada – Es hermosa.

– No pensé que la conocerías – admitió con una sonrisa.

– ¿Qué haría en un curso de fotografía si no me gustaran las cámaras o capturar arte con ellas? – Abrió su boca con intención de responder de inmediato, sin embargo, volvió a unir sus labios asintiendo a mi pregunta – Además, es un clásico – acaté –. Pero, ¿No deberías tenerla de colección?