•COMPLETA• (editando)
Samanta creía que involucrarse con los gemelos más atractivos del campus universitario y enamorarse de uno de ellos solo sería una simple experiencia como cualquier muchacha de su edad. Sin embargo, jamás creyó que ambos la lle...
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Las manos me sudaban y las sentía temblorosas aún sobre el volante. En todo el recorrido de regreso, mis ojos escapaban de la calle para mirarla de reojo y percibir su estado. Mia, después de lo ocurrido en la playa, no había pronunciado ninguna sílaba y solo se limitaba a mirar por la ventanilla en soledad, su mirada parecía perdida entre cientos de pensamiento y su rostro era amargo, hasta podría decir nostálgico.
Volví a observar la avenida repleta de coches impetuosos, intentando concentrarme en lo que se hallaba por delante y atrás de nuestro coche pero, la triste realidad me golpeaba, dolía, me pedía constantemente que pensará en él, en su estúpida disculpa, en sus brillantes ojos color cielo y su mirada tibia.
Aún estaba enojada, tanto con Jacob como con ambos gemelos. Era inevitable sentir rabia y más cuando sientes presión constante de ambos bandos, lugares donde no podía encontrar paz sino un gran descontrol y vacío.
Estaba cansada, hace tiempo que me encontraba exhausta y sin una explicación coherente por todo lo que había sucedido a mi alrededor. Desastres conectados y muertes casuales, no podía ablandar mi cuerpo a estás alturas dónde todo se estaba comenzando a descontrolar.
A su vez, mi ser interior golpeaba mi pecho intentando que reaccione, y el motivo de esto era una persona: Dereck Pierce.
Me había prometido no enamorarme, no ilusionarme y tampoco dejarme llevar. Me estaba fallando a mi misma porque a pesar de que comprendía que él estaba muy involucrado en todo lo sucedido, solo tendría ojos para él y eso, era todo un problema.
- Me has protegido de Jacob. - La voz de Mia retumbó en todo el coche, causando que aún con la cabeza concentrada en los cientos de coches que se atravesaban en el camino, la escuchara atentamente - Realmente lo que sucedió fue horrible, y te agradezco porque... Me quedé callada sin hacer ni decir nada... Si no te hubieses colocado delante de mí de seguro me encontraría con él en su coche.
- Tu eres mi única familia. - Confesé y por el rabillo del ojo, pude ver cómo Mia volteó a mirarme con sus ojos repletos de lágrimas. - A pesar de nuestras diferencias, desacuerdos y discusiones, eres la única persona en la que puedo confiar y sí una persona como Jacob quiere ponerte las manos encima, te defenderé. - Tragué grueso, sentí unas ganas inmensas de derramar lágrimas aún sobre el volante, pero me controle - Solo quiero decirte que todo a nuestro alrededor es una locura, y no se qué está sucediendo porque comprendo que, lo peor de todo, es que ambas estamos en el medio.
Sus ojos se volvieron bolas de cristal, tan brillantes y pulcras. Nos habíamos puesto sentimentales.
- Tu también eres en la única persona que puedo confiar. - la escuché sollozar. Lastimosamente, no podía voltear y abrazarla, aún seguía conduciendo. - Estoy sumamente consiente de todo lo que está sucediendo, y aún no entiendo que ocurre. También se que tú estás hace mucho tiempo estás indagando por toda la casa y en las afueras, no eres buena espía.