Capítulo XVIII

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Considerando la locura que rondaba la situación, Estela reaccionó de forma asombrosamente tranquila a la explicación exaltada de Lyla, que como tanto tiempo había tenido que guardar el secreto, lo soltó al atropello, sin tomar aire; como dominada por un ataque de algo. Cuando terminó su historia, la otra joven la contempló pensativa durante un momento muy prolongado; luego asintió y sonrió divertida.

- Vale.

Lyla se la quedó viendo con incredulidad.

- ¿Es todo lo que vas a decir? ¿Vale?

Estela se encogió de hombros.

- Según lo que dijiste, ya pasamos por esto. No quiero parecer lela; estás en ventaja, Danvers.

- No me molesta responder a tus preguntas.

- A mí no me molesta no hacértelas. Quisiera... torció los labios en una mueca jocosa – descubrirte de otras maneras...

Lyla tragó saliva, recordando de forma muy vívida los sucesos que se anticiparon a la emergencia en el bosque. Estela, que era tan vivaz como parecía, soltó una carcajada y, como queriendo provocarla, rozó su pierna con las yemas de los dedos. Lyla se estremeció.

- No me refería a eso, aunque también es un asunto pendiente – le guiñó un ojo – del cual no te librarás tan fácilmente. No, me refería a que será más interesante conocer los detalles en el proceso. Esto que me has dicho es grande... Muy grande. Quiero vivirlo como debe vivirse.

- Hablas de esto como si fuese una aventura.

- Y lo es – asintió Estela –. ¿No te has puesto a pensar en lo que significa para mí, una humana insignificante, saber que he estado tratando contigo?

A Lyla esa clase de comentario le extrañó verdaderamente.

- Ni tú eres insignificante, ni yo soy tan especial como dices. Pero rara, eso sí eres. El cómo estás actuando no tiene ningún sentido para mí – reconoció sin mayores miramientos.

- No sabía que existía un código moral para ocasiones como esta... - se burló Estela.

Lyla soltó un bufido, llevándose las manos a la cintura y contemplando a la otra joven con una ceja en alto.

- ¿Y qué sucederá ahora que lo sé? ¿Volverán a borrarme la memoria?

- No. No permitiré que lo hagan.

- No creo que pudieses detenerlas, aunque seas más fuerte que las dos – subrayó Estela, aunque de una forma que parecía querer provocar a Lyla a un enfrentamiento con sus madres.

- Sí podría – contestó la otra, mordiendo el anzuelo –. Una y mil veces.

Estela sonrió.

- ¿Así te importo?

Lyla soltó un respingo, como si la hubiese atrapado en una posición poco favorable.

- Bueno, pues... - Se rascó la cabeza, roja como un tomate –. Sí, sí me importas... Ahora no lo recuerdas, pero llegamos a ser muy buenas amigas. Este... Es una amistad que vale la pena... hum... recuperar...

¡Pero qué tonta! ¡Seguro que hasta desde Eratris se notaba su tamaña mentira! Se tuvo que mirar las manos para comprobar que aquel calor tan intenso no quería decir que su collar había dejado de funcionar. Sí, sí le interesaba recuperar su amistad perdida, pero más aún le interesaba otra clase de relación... Una que la pasión desbocada que la había poseído en la cabaña dejó en extremada evidencia.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz