Capítulo XXVII

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Bruce escaneó el gigantesco charco de sangre frente a la chimenea de los Brown y se incorporó con una expresión inescrutable, tecleando en la computadora de su muñeca.

-          Justo lo que pensé – anunció al resto de los presentes –. Es demasiada sangre como para que haya sobrevivido. Prácticamente la drenaron por completo.

Kara hizo un gesto de desasosiego y se cruzó de brazos, intercambiando una mirada con Diana.

-          ¿Pero y el cuerpo? ¿Cómo se marchó en ese estado?

-          Claramente el responsable de esta masacre se lo habrá llevado consigo, aunque resulta difícil determinar el objetivo – concluyó Bruce masajeándose el mentón –. Haremos más análisis de la escena del crimen antes de limpiar. Quizás hayan quedado indicios...

-          ¿Limpiar? – intervino Donna, insegura. Ella, Conner y Dick aguardaban a distancia de los héroes mayores, que ya habían demostrado su inconformismo con sus mentiras –. ¿No avisaremos a la policía?

-          Es mejor no alborotar a los humanos – contestó Diana –. Por lo general siempre acaban obstaculizando la investigación, y en este caso, no podemos darnos el lujo de que contaminen nuestra búsqueda.

-          ¿Y cómo explicaremos que una familia entera ha desaparecido sin dejar rastro? – preguntó Conner.

-          No lo explicaremos; tendrán a sus desaparecidos – aseguró Bruce –. Pero no de la misma forma. Plantaremos la evidencia y su investigación seguirá otro curso paralelo; así no tendremos que preocuparnos por dar falsa información a los allegados de los Brown, que deben ser cientos – volvió a hacer un par de clicks –. Hablaremos de su insubordinación cuando lleguemos a la base; ahora necesito analizar los resultados de la sangre y la materia del suelo.

-          Podemos utilizar los equipos de la DEO – dijo Alex –. Acelerarán el proceso.

Bruce asintió.

-          Bien. Vamos allá; esto me da muy mala espina. Será mejor resolverlo lo antes posible.

Kara estaba de acuerdo. Había tenido tiempo de contarles lo que los Guardianes les habían dicho a ella y a Lena acerca de Estela, y sus compañeros de la Liga temían lo mismo que ella; que la asesina fuese la fuerza superior. Que su llegada a la Tierra se hubiese adelantado unos días y que fuese solo cuestión de horas para que volviera a dar señales de vida. Habían enviado un mensaje a la nave de Lyla, Clark y Tucs hacía no mucho, sin aún recibir respuesta. Confiaban en que, si las cosas se complicaban, Lyla habría podido cumplir con su formación en Ganga para volver y ayudarlos.

Clavó sus ojos en los cuerpos sin vida de los Brown, pensando en que hacía tan sólo unos meses las habían recibido a ella, a Lena, a Diana, Amelia y Lyla entre aquellas paredes. ¡Qué distinta era la carga del ambiente ahora! Se percibía el terror que seguro pasaron antes de morir; la conclusión de una familia, varias vidas interrumpidas para siempre en el peor de los momentos. Nadie podría regresarlos; la casa ya no sería la misma; sus vivencias quedarían en el olvido junto con las voces de los muertos, sus risas, sus formas de ser y de pensar.

¿Y qué sucedería con Lyla cuando supiese que Estela ya no estaba? No podía lidiar con esa clase de preocupación ahora... Aunque hacía meses que las dos jóvenes no se veían, Kara estaba segura de que su hija se vería afectada. Los amores de la juventud, más aún el primero, dejan una huella imborrable en el corazón, y aunque no se quiera, cierto grado de debilidad hacia el ser amado prevalece en la conciencia en contra de tiempo, distancia y sanación.

Volvieron a la DEO con la esperanza de resolver el enigma antes de que todo explotara. Kara sentía una tensión evidente en el aire, como si supiera que les quedaba muy poco tiempo de calma antes del huracán. Todos a su alrededor estaban movilizados y tensos.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Where stories live. Discover now