Capítulo XV

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- No, aguarda, estás haciendo trampa - protestó Alex, arrojando sus fichas hacia Amelia - ¡Ya van cinco veces! Nadie es tan bueno, ni tiene tanta suerte.  

Ella, Kara, Amelia y Arguisa habían decidido mitigar el aburrimiento y distraerse por medio de juegos de mesa. Disda se excusó debido a la necesidad de seguir estudiando planos de Niat y libros que relataban dilatadamente las características de las especies que habitaban allí, las poblaciones y políticas. Estaba ansiosa por visitar el lugar que solo en libros había podido conocer. Solo les quedaban dos semanas de viaje por delante. 

- ¡Já! - Amelia tomó las fichas de Alex, las de Kara y las de Arguisa, llevándolas hacia su zona de la mesa -. Acéptalo, Alex querida. Es la intuición femenina, la tengo a tope. 

- Le ayuda que nosotras somos pésimas - arguyó Kara -. Arguisa ni siquiera ha entendido el juego, y yo, la verdad, al día de hoy todavía no lo consigo. 

Arguisa ladeó la cabeza y arrojó sus cartas sobre la mesa. 

- No había estado tan confundida desde que Shera me explicó cómo debería dormir en un lecho común hurniano. 

Kara alzó una ceja con interés.  

- ¿Y cómo lo hacen?

Jamás había entrado a la recámara de un hurniano: siempre que durmió en el planeta, dispusieron para ella y su familia camas o colchones. 

Arguisa tomó la lapicera y la hoja en la cual Alex había anotado las victorias arrasadoras de Amelia y lo ilustró. Kara, Alex y Amelia observaron de reojo el dibujo de una especie de nido hecho de mantas, con otro nido en el medio, redondo y de bordes acolchados. Les explicó que el del medio era para apoyar la cabeza, y en la circunferencia cabían hasta diez personas.  Después había una versión para los enamorados, que en lugar de un círculo era un semicírculo. 

- Vaya - Amelia tomó la hoja -, ¿se imaginan al emperador metido en esta cosa? 

- ¿Cómo duermen los de Niat? - Preguntó Alex a Arguisa. 

- Como todos los demás - respondió la bruja -, en una madriguera, solo con la cabeza por encima de la tierra. 

Las otras tres se la quedaron mirando. 

- Es broma, tenemos camas - rió Arguisa -. Nuestras costumbres, en realidad, se parecen mucho a las de ustedes. Las diferencias son culturales, como siempre ocurre. Es algo brusco adaptarse a otro mundo, pero en la Tierra creo que no habría sido tan difícil para mí. 

- Lo has hecho bien en Waven'hurn - observó Kara -. Pero allí la forma de vida es bastante abierta y amigable. He conocido sitios verdaderamente desagradables. 

- Yo también - dijo Arguisa-. Aunque supongo que no me podría comparar contigo. 

En medio de alguna conversación, Arguisa había descubierto mucho acerca de la vida de las demás pasajeras de la nave. La bruja era especialmente carismática y amigable: no les costó involucrarla y usarla como consejera. El único reparo que podían hacerle era su naturaleza por momentos demasiado supersticiosa. Cuando supo acerca de las múltiples desgracias que no dejaban de ocurrirles a sus nuevas amigas, quiso hacerles algo que en la Tierra hubiese podido traducirse como un "encantamiento contra el mal de ojo", y en Niat, Droketreken, "ahuyenta- diablos" . 

Kara no la detuvo. A esa altura, estaba dispuesta a recurrir a cualquier cosa. Alex fue la más resistida por su formación científica, y Amelia se mostró entusiasta, afirmando que hasta querría aprender brujería algún día. 

- Con que me enseñaras el mínimo hechizo, ya me bastaría - le dijo a Arguisa -. Con poder cambiar de color la sopa, ya tengo diversión para rato. ¡O convertir el agua en soda, imagínate! Sería como la Jesús de las buenas decisiones. 

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora