LXI

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- Acaban de irse hace menos de cinco minutos- dijo Lena mirando por la ventana abierta hacia la ciudad. Una brisa movió el cabello sobre sus hombros-. ¿A dónde carajos pudo pirarse con todo lo que está sucediendo?

- No te desesperes- Kara soltó el aire-. Busca su foco, puede haber ido a dar una vuelta. Tiene los medios para salir de la ciudad fácilmente.

Lena se cruzó de brazos y se giró hacia ella.

- No quiero que esté sola con Neriza cerca...

- Estará bien. No es seguro que esté cerca. Deberíamos... ¿Qué? ¿Qué tienes?

Lena se había puesto pálida de repente.

Lívida como si acabase de percibir la escencia de un fantasma, levantó sus ojos lentamente hacia ella y murmuró.

- A Luthor Corp, ahora.

Kara frunció las cejas, pero no replicó. Tenía bastante experiencia con los presentimientos de su esposa. Asintió y la siguió cuando atravesó el marco y las cortinas hondearon.

Llegaron al mismo tiempo al balcón de LuthorCorp, justo para ver una de las escenas más horribles que cualquiera de las dos había presenciado.

Lena sostenía el cuerpo de Kara por encima de su cabeza. Bajo los pies colgantes de la kryptoniana se había formado un denso charco carmesí. Aún sufría de algún qué otro espaciado espasmo, pero no eran más que contracciones musculares debidas, quizás, a la mano que permanecía enterrada en su caja torácica.

Tras notar a las recién llegadas, el clon de Lena sonrió y arrancó el corazón del pecho de su víctima. Las recién llegadas ahogaron un grito.

Kara cayó al suelo con un ruido seco y allí se quedó.

La mano asesina goteaba. Su dueña se llevó el índice a la boca y lo lamió con una expresión que removió el ánimo de las presentes.

- Pero qué inocencia la suya- rió Neriza,  pasando por encima del cuerpo-. Un corazón enamorado... ¿No ven que de nada les sirve junto a la supremacía del poder? Amor, amor, amor... Qué brillantez. Efímero, una droga de las más caras y de las más agotables. No existe del otro lado, miren quién se los dice. ¿No sé cansan de luchar por él?

Kara se acercó a Lena como si quisiera ponerla a salvo. Ambas estaban rígidas de la impresión y el temor. Pronto vieron a la Lena de ese mundo inconsciente bajo la mesa. Seguía viva, pero tenía un par de huesos rotos. No era difícil pensar que Neriza la había atacado y que Kara había intervenido sin predecir, en realidad, lo hondo de su inminente derrota.

- Kara, vete- suplicó Lena, sobrecogida no solo por la imagen de la muerte del doble de su esposa, sino por el hecho indudable de que Nariza podía acabar con ella con la misma facilidad y en solo un parpadeo. Era difícil que ella pudiese evitarlo-. Llévate a Lena de aquí y aléjate lo más que puedas.

Kara la contempló de la forma que esperaba. ¿En qué universo se le ocurría que sería capaz de dejarla sola?

- No te apresures tanto- Neriza enseñó los dientes-. Vine aquí para hablar- entrelazó las manos tras la espalda y se irguió- tengo una propuesta.

Lena encendió sus ojos.

- No nos interesa.

Neriza soltó una risa.

- No seas tan cerrada, Lena... Podría serte de conveniencia.

- Nada que venga de ti lo sería.

- ¿Aún si pone a todos tus seres queridos a salvo?

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora