Capítulo XLI

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Lyla siguió con la mirada a la nave que se acopló exitosamente al flanco de la Waverider, ansiosa no solo por todo cuanto se estaría desarrollando a unos kilómetros de allí, sino, también, debido a la inminente explicación que tendría que hacer a sus tías, que se hallaban dentro de esa nave.

Durante la última hora, no había dejado de pensar en todo lo que podía salir mal. ¡Si tan solo pudiese custodiar los focos de la capital! Qué útil le habría sido a sus nervios esa posibilidad... Cuan tranquilizador sería asegurarse de que su madre no había metido la pata. ¡Tan  segura que estaba acerca de esa posibilidad...! Le resultaba evidente que no podía confiar en ella ahora como lo hizo antes. Ni siquiera Lena era plenamente consciente de lo errático de su nueva forma evolucionada, y aún estudiándola a fondo como lo había hecho, Lyla no creía poder desentrañarla. Se llevaba bien con las emociones humanas, con las conciencias complejas. Se había adaptado a ellas al convivir con los humanos y alienígenas de su vida, y aunque una parte de Lena aún resguardaba ese sabido lado racional, la otra, mucho más oscura e inaccesible, se parecía al núcleo que Lyla había conocido solo en los animales salvajes, más precisamente en los depredadores.

Resopló y encaró el pasillo para dirigirse a la sala de reuniones y así recibir a sus tías. Thea había hecho el viaje para traerlas luego de que ella lo solicitara y les asegurase que, para la misión inminente, la ayuda tanto de Alex como del resto sería irremplazable.

Atravesó la compuerta al mismo tiempo en que otra se abría frente a ella. Thea ingresó precedida por tres mujeres que lo observaban todo con gran asombro y curiosidad. El resto de las Leyendas ya aguardaban reunidos en la mesa, y se pusieron de pie para recibir a las recién llegadas.

- Presiento que debería solicitar un contexto - Dijo Cat, poniendo los brazos en jarras y echando la cadera a un lado. Lyla enseñó los dientes; conocía esa pose y esa voz neutra cuyos juicios no parecían tales hasta que sus oyentes los alcanzaban a razonar con coherencia -. Creí que sería la nave de un puñado de viajeros del tiempo, no una de la guerra de las galaxias. ¿Este cacharro puede llevarnos de vuelta al 2020 y aún así siguen dando tumbos por el espacio? - resopló -. No había visto mentalidades tan reducidas desde que uno de los embajadores de la nave nodriza propuso eliminar el papel higiénico. ¿Quién de ustedes es el líder?

Las leyendas se miraron entre sí con confusión. Thea, que había pasado un buen rato ya con sus pasajeras, parecía haber sido curada del susto; pero la mayoría de los presentes no estaban acostumbrados a la presencia estrafalaria de la antigua reina de los medios, y entre tantos viajes, seguramente no hubiesen tenido tiempo de enterarse de quién era.

- Bienvenidas - dijo Oliver agachando la cabeza -. Laurel y yo estamos a cargo. Es un gusto tenerlas a bordo... Hemos oído hablar muy bien de ustedes.

- Vaya - Amelia codeó a Cat -, el grandote está buenorro.

Cat sonrió como toda respuesta, sin disimular ni un pelo la forma en la que miró a Oliver de arriba a abajo.

Lyla se adelantó y las abrazó, agradecida de verlas otra vez. Tardó unos cuantos minutos en ponerlas sobre aviso de todo cuando había ocurrido, aunque Thea ya llevaba la delantera en algunos detalles.

-   Les preguntaré acerca de algo bastante obvio, pero que no lo parece tanto para ustedes... - Dijo Amelia, reflexiva-. Si tienen un infiltrado, ¿por qué diablos enviaron a alguien más a entregar el mensaje a Kara?

-    Porque necesitamos discreción antes que todo- Dijo Oliver -. Para una misión tan delicada, no es lo mismo arriesgar a Charlie, que es nuestra infiltrada fija, que involucrar provisoriamente a alguien. Además, los guardias del castillo no pueden abandonar sus puestos; es un crimen. Y si viesen a uno charlando con un superior como Kara, se metería en muchos problemas. No queremos eso.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Where stories live. Discover now