Capítulo LVI

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- Joder, ya deberían haber vuelto— dijo Lyla mientras aceptaba la ayuda de su tía Alex para ponerse de pie desde la camilla.

Había transcurrido una hora y media desde que Kara y Estela se marcharon, y estaba comenzando a perder los nervios.

- Vaya a saberse cómo funcionan esos portales— dijo Amelia encogiéndose de hombros en un intento de brindar consuelo a la joven—. El tiempo podría ser relativo.

Pero lo dijo poco convencida, y Lyla tampoco se engañaba. Había utilizado los portales cientos de veces en el pasado: no eran un agujero negro.

- Tienes que reponerte. No puedes ir a buscarlas en este estado— dijo Anilah al percibir sus predecibles intenciones.

- Podría ser demasiado tarde para ese punto.

- Podría serlo ahora— señaló Notela.

Lyla arrugó la frente.

- No seamos tan pesimistas, ¿eh?— Amelia levantó las manos—. Hablamos del equipo Lena y Kara. Son la hostia. Pobre del que se cruce con ellas...

- Mis madres ya no pueden fusionarse— objetó Lyla—. Han perdido su puente.

- ¿Y qué más da? Siguen siendo Supergirl y Númex hasta el fin de los tiempos, no te aflijas.

Lyla envidiaba la capacidad de su tía Mel de ver la luz en los tiempos más oscuros. Más aún considerando que era humana: estaba indefensa a los seres catastróficamente poderosos del universo y a cientos de cosas más, y sin embargo su sonrisa nunca desaparecía, y tampoco su coraje. Ella, Alex, Cat... Todas la habían inspirado desde joven a convertirse en quien debía ser. Sin ellas, no sabía qué habría sido de su ánimo o fuerzas.

- ¿Cómo van con el reactor de energía solar?— inquirió.

Alex se cruzó de brazos.

- A medio camino. Winn hace lo que puede, pero es difícil ponerse de acuerdo con la gente de aquí en un idioma que apenas maneja, y más aún utilizar una clase de tecnología y recursos que le son totalmente ajenos. Lo lamento, pequeña, pero esa vía no nos servirá.

Lyla no bajó los hombros.

-  Volaré hasta alcanzar unos rayos de sol yo misma. Será suficiente para reponerme.

- ¿E irás a buscarlas tú sola?— apuntaló Amelia—. Cariño, es muy peligroso. Más aún sin ninguna clase de plan.

- No volveré a perder a mis madres— dijo Lyla con severidad—. Las necesito. Y a Estela...— se quedó callada.

Amelia y Alex intercambiaron una mirada comprensiva, pero antes de que pudiesen seguir arguyendo, Lyla se evaporó.

Atravesó las distintas capas del planeta a velocidad de vértigo y llegó hasta la última en poco tiempo. Su aura la protegía de la ausencia de oxígeno.

Extendió los brazos a los lados y se llenó de la feliz incidencia de los rayos de sol amarillo. La capa de ozono del planeta era demasiado gruesa como para que la traspasaran como lo hacían en la Tierra, pero allí podía aprovecharlos al máximo.

Si recargaba el poder de su ADN kryptoniano, en consecuencia tendría más energías para recargar al Númex. Luego de unos minutos, ya sentía con más vehemencia la reposición. Unos cuántos más, y volvía a ser la misma.

Cerró los puños y propagó aún más su aura en el cielo espacial. Sus almas se desprendieron.

- No es buena idea— opinó Anilah.

- Rara vez lo es— arguyó Inaldor.

- Pero tampoco se justifica— señaló Notela, aunque probablemente conocía a ciencia cierta, como los demás, las posibilidades de que Lyla los escuchase.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Where stories live. Discover now