Capítulo XVII

481 55 13
                                    

- ¿Dónde está Lyla? – Lena miró a su alrededor, buscando el foco de su hija.

Kara se encogió de hombros con su típica sonrisa relajada.

- Vamos, cariño, no estés tan pendiente. Necesita su espacio. ¡Ya hablamos de esto!

- No me gusta que ya nos esté desobedeciendo. El trato era que estaría a la vista.

- ¡Déjala! Estará charlando con Estela en algún rincón, ¿no la percibes?

Lena asintió. Notaba su foco al otro lado del salón, pero estaba demasiado calmada. Demasiado incluso para un foco en reposo. Eso le pareció extraño.

- Sí la percibo, pero...

- ¿Por qué no bailamos un poco? Hace tiempo que no lo hacemos – Kara tomó su mano y la guió hacia la pista –. Le, estás demasiado tensa. ¿Cuándo fue la última vez que te divertiste? Recuerda que ahora tienes unos diecisiete años. Deberías aprovecharlo.

- Me relajaré cuando mi hija no esté en peligro mortal – contestó, ceñuda, mientras seguía distraídamente los pasos de baile de su esposa.

- Nada de eso es seguro, y ya tomamos las medidas necesarias – Kara la hizo girar –. Hay algunas cosas contra las que no se puede luchar.

- Podemos intentarlo.

- Hasta cierto punto – se acercó y apoyó los labios en su mejilla, dejándolos allí durante un período extendido –. ¿Sigues enojada conmigo?

- Te lo haré saber cuando no haya gente alrededor.

Kara enseñó los dientes.

- ¿Debería sentirme amenazada?

- Deberías.

- Ya... Tienes la misma actitud que aquella vez que me comí tu tarta de manzana de reserva – rió.

- Y tú la misma actitud que cuando tenías nueve años y me hacías cabrear.

- Vaya, ni siquiera entonces se te pasó lo de amargada.

Lena la fulminó con la mirada, y Kara hizo un gesto de rendición, tratando de hacerle entender que solo era un chiste.

- Ya, ya, lo lamento. ¡Trato de tomarme las cosas de la mejor forma posible, Le! Siempre lo hago.

- A veces eres irritante.

- Y tú demasiado realista – Kara acarició su mejilla –. Venga, cariño, no podemos vivir pendientes de un futuro impreciso. Y Lyla tampoco puede vivir en base a nuestro miedo. La estamos frenando, e impedimos que tome sus propias decisiones. Necesita equivocarse y cometer errores, y por sobre todo, necesita vivir, por si más adelante le quitan esa oportunidad. Tenemos que adaptarnos a la idea. ¡Por Rao, si fuese por mí, también la metería dentro de una cajita, donde nadie pudiese hacerle daño! Pero eso es extremista.

Lena suspiró y apoyó la cabeza sobre su clavícula, cerrando los ojos y abrazándola.

- No sé qué haría sin ti.

- ¿Así de fácil fue? – se asombró Kara. No esperaba resultados demasiado favorables.

- No, no es así de fácil. Pero me alegra tener tu perspectiva. A veces me pongo a pensar lo que habría sido criar a Lyla sola... Lo pensé mucho durante el embarazo, cuando tú...

- No hay por qué recordar tiempos oscuros...

- A veces sí, porque se puede aprender del pasado. Gracias al cielo, estás aquí, y quizás tengas razón. Estoy cegada por mi amor por Lyla, y no puedo ver que le estoy haciendo un daño. ¡Pero es que no puedo pensar de otra manera! No creas que no entiendo lo que me has dicho. ¡Sé perfectamente cómo habría actuado en su lugar! Lyla es un bebé de pecho al lado de mi yo joven... Pero, en fin, es difícil no sobreprotegerla. Es lo más preciado que tenemos, las dos.

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora