3. Ruleta Rusa

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Él se da la media vuelta aún sobre la barda, su cuerpo se tambalea ligeramente, al menos no se lanzó como creí que lo haría, no dice nada, solo me observa con sus hermosos ojos verdes, por un momento me quedo perdida en su mirada, luego él esboza una sonrisa burlona.

—Linda ropa— Dice, bajo mi vista y me doy pena, estoy vestida con una playera blanca que tiene la cara de Hello Kitty y unos shorts rosas, quiero desaparecer cuando noto que incluso estoy en pantuflas, cierro el abrigo que pude tomar antes de salir apresuradamente de mi casa.

Subo mi vista y Diego se encuentra caminando a lo largo de la barda, tiene sus brazos extendidos a sus costados, verlo caminando ahí me da vértigo, si tan solo da un paso en falso y cae, muere.

—B-baja de ahí— Esperaba que mi voz saliera firme pero no es así, tal vez son los nervios, me imaginé muchos escenarios de cómo sería nuestra primera vez hablando y en ninguno de esos escenarios él estaba a punto de caer por un precipicio.

—¿Quién eres? ¿Mi madre?

—No— De hecho soy tu acosadora —Pero no quiero que caigas, digo soy la última persona con la que hablaste podrían acusarme de haberte empujado

Diego deja de caminar y me voltea a ver, yo cruzo la calle, él me observa hacia abajo y yo volteo hacia arriba para verlo a los ojos, me esboza una sonrisa y me extiende su mano, oh no, eso si que no, soy acosadora pero no estúpida, ¿Qué tal que su cambio de actitud se debe a que se volvió psicópata y planea lanzarme?

—Vamos, ven

Me odio a mi misma cuando le doy mi mano, no pude resistirme a su mirada, siento como tira de mi brazo y cuando me doy cuenta estoy arriba de la barda, empiezo a contemplar mis posibilidades, si caigo del lado de la calle en la que hace unos segundos estaba, estaré bien, si la suerte no está de mi lado y caigo del otro moriré, trago saliva al ver la altura a la que estamos, los edificios se ven diminutos desde aquí.

—Es como una ruleta rusa— Escucho su voz profunda detrás de mí, siento mi piel erizarse —Si caes de un lado vives, si caes del otro mueres

—Lo dices como si fuera algo simple— Digo en voz baja, siento como Diego se acerca a mi

—Supongo que cuando no tienes salvación en realidad es muy simple

Sus palabras me dejan muy confundida, me doy la vuelta sobre mis talones para quedar frente a frente, él da un paso más hacia adelante, mis piernas empiezan a temblar, oh no, aléjate pido mentalmente, si él se acerca más siento que me derretiré y caeré

—Yo te conozco

Y yo a ti más de lo que te imaginas

—¿Eres mi vecina no?, uhm ¿Leslie? No, ¿Lara?— Rasca su cabeza y hace una mueca como si se estuviera concentrando —Ahora lo recuerdo, Laura ¿Cierto?

Yo asiento e intento hacer lo mismo que él —Y tú eres... este ¿Damian? — Él niega con la cabeza — ¿Daniel?... ¿Derek? ...Oh ¡Diego!— Diablos, creo que eso sonó como si gimiera su nombre

—Ese soy yo— Dice encogiéndose de hombros, luego da un salto hacia la calle, me alegro por que ahora está a salvo mientras yo soy la que ahora se encuentra en riesgo de caer, Diego me voltea a ver hacia arriba y me sonríe, siento que me quedo sin aliento y mis piernas fallan.

—Cuida...— Diego no termina de hablar cuando toma mi mano impidiendo que caiga por el precipicio, luego me jala hacia adelante y mis pies de nuevo tocan el suelo, lamentablemente mis nuggets no tuvieron la misma suerte, cayeron junto con el tazón por el precipicio, espero no le hayan caído a alguien encima —Eso estuvo cerca— Dijo riendo ¿Le da risa que estuve a punto de morir?

—Me debes unos nuggets— Digo para alivianar el ambiente y cómo excusa para tener una cita

—¿Eran nuggets? Eres rara— Hace una mueca —Es decir, ¿Quién sale de su casa en la noche en pantuflas y pijama comiendo nuggets? ¿A dónde ibas así?— Pregunta frunciendo su ceño

En cuanto te vi salir de tu casa ni siquiera me fijé que tenía puesto y te seguí hasta acá, como soy una torpe tomé los nuggets en vez del celular y ahora casi muero por tu culpa —Yo... eh... iba a casa de una amiga cuando te vi parado en esa barda... y...

Él pone cara de comprensión —Oh, entiendo, creíste que quería suicidarme

—Si— Siento como me sonrojo, las mariposas empiezan a revolotear en mi estómago

—Vamos, te compensaré lo de tus nuggets— Dice sonriendo y empieza a caminar, yo me quedo parada, no se como reaccionar ante esta situación, él voltea a verme sobre su hombro —¿No vienes?— Alza una ceja, suspiro y camino detrás de él.








Nota de la autora: Un besote a todas las que hayan leído, él siguiente capítulo será interesante, espero lo lean! Si dejan su voto me daría mucha alegría:)

El secreto de mi vecinoWhere stories live. Discover now