33. La cadena

3.2K 458 318
                                    






Laura


Lo que creí que serían unas vacaciones para olvidarme de él en realidad me recordaron todo lo que sentía, lo cuál me hace daño porque no podemos estar juntos, él será padre de un bebé que es producto de una infidelidad y mi orgullo no me permite perdonar eso.

Hace dos días salí del hospital, no se exactamente que pasó en el lago, todo está borroso, lo único que recuerdo es que el hielo se rompió y caí, no tengo idea de como salí, les pregunté a Tania y Mateo y dijeron que no sabían, él único que conoce esa respuesta al parecer es Diego pero no he hablado con él desde el hospital.

Decidimos quedarnos la semana completa aquí en la cabaña por que el lugar es como sacado de un cuento de hadas y sin contar el accidente nos la hemos pasado relativamente bien, la mayoría del tiempo Diego y Mateo están fuera mientras Tania y yo nos quedamos en la cabaña o a sus alrededores, incluso volvimos a patinar solo que esta vez con excesivo cuidado de no ir hacia el puente.

Tania dijo que hoy iríamos a bailar solo nosotras, así que me encuentro preparándome, estoy enfundada en un vestido blanco y me encuentro indecisa entre usar los tacones rojos o negros, escucho un ruido detrás de mí y asumo que es Tania que viene a presionarme para irnos.

—¿Rojos o negros?— Pregunto elevando los tacones sin voltear

—Ambos te quedan hermosos— Me quedo paralizada, esa sin duda no es la voz de Tania

—Diego— Me volteo y quedamos frente a frente, él empieza a caminar hacia mí con una tímida sonrisa.

—¿Cómo sigues?

—Bien— Él continúa acercándose y noto que en una mano trae una cajita roja como de terciopelo —¿Qué es eso?

—Es tuyo— Llega hasta donde estoy, las puntas de nuestros pies quedan rozándose, abre la cajita y veo una cadena dorada con una placa —La compré antes de que todo se arruinara, se supone que mi madre te la daría después de que yo ya no...— Se encoge de hombros —Tú sabes.

Tomo la cadenita y veo lo que hay grabado en la placa <<Gracias por haber estado conmigo, sabes que te amaré siempre. D.P>>.

—Quédatelo— Su voz es firme pero tiene un toque de tristeza, subo mi vista de la cadenita a sus ojos —Por favor— Dice mirándome directamente a los ojos, conmocionada por la situación asiento y me pongo de espaldas recogiendo mi cabello, lo cual creo que fue una mala idea por que mi espalda queda rozando con su pecho, ambos nos quedamos quietos por unos segundos pero luego siento como me la pone.

Oigo el click de que ya abrochó la cadenita, luego siento su respiración en mi cuello mandando un escalofrío por todo mi cuerpo haciéndome jadear, seguido besa mi hombro y me doy la vuelta enfrentándolo, encontrándome con sus ojos ligeramente vidriosos, bajo mi vista por todo su rostro hasta sus labios, entreabiertos, rojos y algo humedecidos, cuando regreso mi vista a sus ojos él se encuentra mirando mis labios y poco a poco va acercándose más a mí hasta que su frente queda sobre la mía —Diego...— Digo en voz baja intentando terminar con este momento antes de terminar besándolo por que se que si lo hago ninguno de los dos podrá detenerse —Esto está mal.

—Si está mal ¿Por qué se siente tan bien?— Y tiene razón, se siente bien, estar con él es como estar en el lugar correcto pero aún así está mal, la noche en la que me enteré de su infidelidad me prometí a mi misma no volver a estar con él y en este momento cumplir con mi promesa me es muy difícil —Lau...— Masculla, su frente pegada a la mía, sus ojos cerrados y su aroma varonil están empezando a hacerme dudar si mantenerlo lejos es la mejor opción —Si quieres que me detenga pídelo, porque yo no quiero hacerlo.

El secreto de mi vecinoWhere stories live. Discover now