43. Cinta #2

2.7K 470 257
                                    





En el último año pasaron un sin fin de cosas, mi pequeño hijo nació, verlo a él es como ver a un mini-Diego, lo cual me hace menos difícil el hecho de estar sin él, además no he tenido tiempo de nada aparte de cambiar pañales a pesar de que mi madre me ha ayudado en muchas cosas que yo jamás hubiera podido hacer sola.

La mamá de Diego se fue de vacaciones, lo último que supe de ella fue que estaba tomando un crucero en Grecia, cada quien tiene su forma de lidiar con el dolor que Diego dejó, y por lo visto ella lo hace a través de viajes, lo único que me duele es que ella jamás se enteró de que ya es abuela, planeaba decírselo en el momento adecuado pero cuando toqué la puerta de su casa para llevarle la noticia ella tenía prisa, iba a tomar un vuelo y nada más se despidió de mí, no me dejó hablar, se lo diría por mensaje o algo así pero ni siquiera su número tengo.

A mi hijo le puse el nombre Omar, siempre me ha gustado ese nombre y tengo un vago recuerdo de que un día le dije a Diego que si estuviera embarazada, así se hubiera llamado, después de eso Diego se desmayó.

El día que vi la segunda cinta, el sol estaba radiante, celebrábamos el primer cumpleaños de Omar, solo seríamos yo, mi madre y... El timbre sonó, por alguna razón me vi en el espejo para revisar que todo estuviera en orden, acomode un poco mi pelo y abrí la puerta.

—Este niño se portó muy mal— Dijo Iker en tono gracioso.

Así es, Iker, el que conocimos Diego y yo en París y nos hizo los tatuajes.

La historia de por qué Iker está en la puerta de mi casa cargando a mi hijo es muy simple y sencilla, hace ya poco más de un año, cuando estaba en la Torre Eiffel, él llegó, así sin más, la puerta del elevador se abrió y él apareció ahí con su brazo lleno de tatuajes y su divertida sonrisa que logró subirme un poco el ánimo.

Él me contó que su prima, la chica que nos había ayudado a averiguar que pasó la noche en la que nos emborrachamos, falleció en un accidente, así que yo le conté lo de Diego, ambos pudimos reconfortarnos porque después de todo solo nosotros comprendíamos bien por lo que estábamos pasando.

Iker no quería vivir más en París porque todo le recordaba a ella, entonces se mudó para acá y rentó una casa como a 20 minutos de la mía, me ha ayudado a criar a Omar, pasa el tiempo con él y Omar parece estar contento con él, se ríe de todas las tonterías que hace, es por eso que algunas veces ellos dos salen al parque o a algún otro lugar que se le ocurra a Iker, al principio no me daba confianza dejar a mi hijo solo con él, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que a pesar de su ruda apariencia, Iker es un tierno.

—¿Osea que se porta mal y aún así lo premias?— Respondí señalando una paleta en la manita de Omar.

—¡Hoy es su cumpleaños!, ¿De verdad querías  que se lo negara?.

Ambos reímos, Iker pasó a casa con Omar en sus brazos y mi madre apareció con un pastel, cerró las cortinas haciendo que la iluminación dentro de la casa sea poca y prendió la velita del pastel, era un número 1 color azul, en los ojos verdes de Omar se reflejaba la luz de la vela, era un bebé precioso.

Mientras cantábamos Las Mañanitas cerré un momento los ojos y me imaginé cómo sería todo si Diego estuviera aquí, probablemente se estaría peleando por comer el chocolate del pastel o estaría haciendo algún tipo de comentario extremadamente gracioso, pero cuando abrí los ojos, me encontré con la mirada de Iker sobre la mía, bajé la mirada y luego la volví a subir, Iker me sonrió y sentí miedo al volver a sentir una pequeña mariposa revoloteando en mi estómago, aparté la mirada y sonrojada le di un beso en la mejilla a mi hijo que estaba riendo por alguna razón que no logré comprender.

Cuando el festejo terminó, Omar quedó dormido, Iker y mamá empezaron a levantar todo y yo subí a mi habitación, me lavé la cara y saqué la caja donde estaban los videos, tome el que tenía como título "Ábrelo en un momento especial" y me llevé una sorpresa, dentro no solo había un cassette, también había un collar con una D dorada, la observé y puse el video.

—¡Feliz momento especial Lau!— Fue lo primero que dijo con una gran sonrisa —Debes de tener en tu mano un collar, es un regalo por este momento, cuando grabé el video no tenía idea de que iba a estar pasando cuando lo vieras, pero ahora que lo estás viendo tal vez estoy ahí contigo, imagínate que enserio lo estuviera, sería algo así como un ángel de la guarda— Sonrió— Si estuviera ahí te lo haría saber.

No sé si lo siguiente que pasó fue una coincidencia o enserio fue Diego pero un rayo de luz entró por la ventana de la habitación iluminándome— Momento especial— Dijo en voz baja —Para mí un momento especial fue cuando tú y yo estábamos en un avión y... Bueno no voy a decir lo que pasó ahí, capaz que no estás viendo esto sola y ya nos expuse— Me sacó una risitia —Otro momento especial fue el día en que nos reconciliamos en la cabaña, esa y la noche en la que te conocí han sido los mejores momentos de mi vida. ¿Recuerdas cuando nos hicimos tatuajes?— Llevé mi mano a la parte de atrás de mi oreja, donde tenía aún la tinta en mi piel —No te vas a librar tan fácil de mí eh, siempre voy a estar tatuado detrás de tu oreja. ¡Ah! Y como olvidar el día que asaltamos el cine, la policía nos persiguió, llegamos a un teatro abandonado, te confesé que me drogué un par de veces, hicimos... Algo y luego te dije por primera vez que te amo, ¿Recuerdas?.

Obviamente lo recuerdo —O que tal cuando me inscribiste en ese concurso de arte y gané, fuimos a Francia, y nos pasó de todo en ese viaje, fue una locura— Sonrió traviesamente —Le expusiste a todo el mundo que hago magia con la lengua— Usó un tono burló —Aquí entre nos, tú también— Sacudió su cabeza, posiblemente dejando de pensar en algo que haya llegado a su mente —Bueno, eso no es el tema del video, ¿¡Recuerdas cuando en tu graduación golpeé a Lionel!?, je, eso me enorgullece todavía.

—Si te dijera todos los momentos especial que tenemos, este video no tendría fin, así que por hoy, esto fue todo, no quiero hacerte perder más tiempo, deja de ver esto y ve a disfrutar de tu momento especial Lau— La pantalla se apagó unos segundos y luego se volvió a prender —Por cierto esa D, no es de Diego, es D de  "De mi propiedad"— Solté una fuerte carcajada al escuchar eso —Es broma, solo compré el collar porque me gustó mucho y no supe en qué momento dártelo, ahora sí ya, ve y diviértete, te amo!.

Me quedé con una nostálgica sonrisa y agradecida de que esta vez no haya dado un discurso sentimental que me haya hecho llorar, de hecho si su objetivo era hacerme sentir que él estaba ahí conmigo, funcionó a la perfección, me puse el collar y fui a ayudarles a mi mamá e Iker a recoger todo.

El secreto de mi vecinoWhere stories live. Discover now