40. La visión pt.2

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Fueron doce horas de vuelo pero las sentí eternas, al llegar lo primero que hice fue ir a casa de Diego pero él no estaba al igual que su madre, al ir a mi casa mi madre tampoco estaba así que la llamé por teléfono y me dijo que estaba de turno en el hospital, también llamé a Tania para saber si sabía algo y lo único que mencionó fue que Diego estuvo distante los últimos días.

Estoy demasiado preocupada pero he logrado que la preocupación y pensamientos trágicos no nublen al cien mis pensamientos, decido ir a hablar con mi madre al hospital, tal vez ella pueda decirme si sabe algo porque después de todo Diego quiere sacarse un riñón y eso debe de hacerlo en un hospital.

Pregunto en la recepción por mi madre y me informan que hoy está atendiendo a los pacientes en estado crítico y cuidados intensivos, así que me dirijo hacia el tercer piso donde se encuentran esos pacientes, para mi suerte apenas se abren de par en par las puertas del elevador, mi madre va saliendo de la habitación de enfrente, al verme sus ojos se abren tanto que siento que podrían salirse.

—Laura ¿Qué haces aquí?

—Haber, no ves a tu hija en muchos meses y ¿En serio esa es tu reacción cuando me ves?

Sonríe y me abraza —A lo que me refería era que no te esperaba hasta navidad.

—¡Sorpresa!— Le digo señalándome —Ahora sí, quiero saludar a Diego pero no está en su casa, ¿Lo has visto?.

Parece pensar un poco su respuesta —De hecho si.

—¿Y bien?, ¿Dónde está?

—Uhm... él...

Mi paciencia se agota —Sé que va a donarle un órgano a su madre y que eso lo puede poner en riesgo.

—É-él no va a hacerlo— Dice mirando al suelo, siento como si me quitaran un gran peso de encima hasta que sigue hablando y mi mundo se derrumba —Ya lo hizo.

Caigo de rodillas al suelo, mi madre se hinca frente a mí y levanta mi mentón, con toda la esperanza del mundo reúno las fuerzas para hacer la pregunta que puede hacer que mi vida cambie por completo para siempre —¿Él está bien?

Mi madre niega sutilmente con la cabeza, mi vista se nubla, lo último de lo que soy consciente es del frío del suelo impactando con mi mejilla y de los gritos de mi madre pidiendo ayuda.

—¡Diego!— Exclamo apenas lo veo, siento como si estuviera flotando —¿Dónde estamos?.

—No lo sé con exactitud— Lo abrazo aferrándome a su torso y él a mi cintura.

—¿Qué está pasando?, ¿En verdad estás aquí? Siquiera ¿Esto es real?.

—Solo sé que tienes que volver.

Lo aprieto más contra mí —¿A dónde?— Él no dice nada pero no quiero ir a ningún lugar sin él a mi lado —No quiero, no quiero, quiero quedarme contigo.

Me separa, lleva una de sus manos a donde tengo mi corazón —Siempre estaré aquí.

Vuelvo a abrazarlo pero siento como si alguien me jalara hacia un lugar lejos de él —¡No....!.

—Tenemos pulso— Es lo primero que oigo al abrir los ojos de golpe.

Mi madre está parada a mi lado sosteniendo mi mano, las deslumbrantes luces del hospital hacen que me cueste mantener los ojos abiertos —¿Qué fue lo que pasó?— Me duele un poco la cabeza y la voz de Diego retumba en mi cabeza, aún puedo sentir la calidez de su mano contra mi pecho diciéndome ese <<Siempre estaré aquí>>, se sintió tan real que...

—¿¡Dónde está Diego?!— Exclamo alterada al recordar todo lo que pasó.

Mi madre me señala con la cabeza indicándome que voltee hacia la izquierda —Oh por dios.

Estallo en llanto al ver a Diego en una camilla junto a mi con los ojos cerrados, un tubo entrando por su boca, conectado a un sin fin de aparatos —Él no va a despertar hija, perdón por decírtelo directamente, está en estado vegetativo, su cerebro solo con un milagro podría volverse a activar.

Grito.

Grito tan fuerte que pudo haberse escuchado en todo el hospital, me pierdo entre llantos mientras mi madre me abraza, esto no puede ser real, me convenzo de que estoy en una pesadilla de la cuál pronto despertaré, pero mientras el tiempo avanza poco a poco voy dándome cuenta de que es real.

¿Ubican la sensación que llega cuando terminas un viaje o una etapa de tu vida que jamás volverá?. Así se sintió este momento pero imagínense que la etapa que se acabó fue la mejor de tu vida, la que te marcó por siempre y de la cuál cada día vas a estar arrepentido por no haber disfrutado más. Yo sin duda me arrepiento de no haberlo abrazado más fuerte esa última vez que lo vi, pero de haber sabido que sería la última sin duda lo habría hecho e incluso no lo habría soltado.

Debí de haberle hecho caso a mi voz interior diciéndome <<No lo dejes ir>> aquella vez, pero no lo hice y la culpa por no haberlo hecho me perseguirá hasta el último de mis días.

—No todo es tan malo mi niña— Masculla mamá sobre mi cabeza.

La volteo a ver con la esperanza de que me diga que hay una forma de hacer que él despierte pero lo que dice sin duda es algo que de ninguna forma vi venir de esta forma —Estás embarazada.

Nota de la autora: Ya está cerca el final, habrán unos 5 o 6 capítulos más, y probablemente algunos extras, quiero aprovechar el momento para agradecerles por tomarse el tiempo de leer mi historia y haberme dado 80mil lecturas. <3

Los siguientes capítulos serán emotivos, y quién sabe... tal vez Diego despierte.

Actualizo el martes:)

El secreto de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora