37. Vacaciones (18+)

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Laura

Adaptarse a la Universidad no fue tan difícil como esperaba, para mi sorpresa hay muchos alumnos que vienen de otros países y al igual que yo no hablan ni una pizca de francés, sin embargo la Universidad consume todo mi tiempo, he estado tan ocupada que casi no he tenido tiempo de hablar con Diego, pero aún así siempre hago un espacio aunque sea una vez a la semana para hablar con él.

—¡Si mi novio luciera así estaría llamándolo cada segundo!, seguro tiene un montón de zorras detrás él mientras tú estás aquí,— Mel, mi compañera de habitación, deja de mirar la foto de Diego que tengo a un lado de mi cama y me mira de pies a cabeza —No me lo tomes a mal, pero luciendo así.

Ruedo los ojos, desde que la conozco ella hace ese tipo de comentarios, es muy sincera, tanto que puede llegar a sonar grosera, al principio nos confrontábamos porque los comentarios que hacía me ofendían pero luego descubrí que simplemente esa es su forma de ser.

—Confío en él— Digo mientras cierro el zíper de la maleta.

—Los hombres no son de fiar— Usa un tono dramático.

—O tal vez tú has tenido mala suerte con ellos— Me encojo de hombros y cargo mi maleta. —Me voy, no hagas un caos es la habitación mientras no estoy.

—No prometo nada— Me lanza un beso, por unos segundos siento feo dejarla sola, me contó que tiene problemas familiares y por eso pasará las vacaciones de navidad en la Universidad, por suerte ella es super social y muchas personas que también se quedarán le harán compañía.

Un taxi me lleva al aeropuerto, el vuelo se me hace eterno, más que nada porque ya quiero ver la reacción de Diego al verme, él piensa que vuelvo en dos semanas, así que pienso darle una sorpresa volviendo antes.

Mi madre es quien me recoge, cenamos juntas mientras le cuento con detalle cada una de las cosas que me han pasado desde que inicié la Universidad.

Cuando llego a mi casa una cálida sensación me invade, por más bien que la haya pasado en la Universidad, nada se compara con la sensación de volver a casa aunque sea por unos días después de mucho tiempo.

Después de darme una ducha y cambiar mi ropa, es hora de ir a visitar a Diego, mientras voy cruzando la calle que separa nuestras casas, las mariposas empiezan a revolotear en mi estómago, toco el timbre una vez, espero un poco y como nadie abre lo vuelvo a hacer, esta vez lo dejo presionado más tiempo.

—¡Voy!— Se escucha la voz de Diego desde adentro, muerdo mi labio y cuando abre la puerta y me ve sus ojos brillan, seguro que los míos están igual, nos quedamos viendo a los ojos unos segundos hasta que él se da una bofetada, frunzo mi ceño —Eso fue para comprobar que no estoy soñando.

No me deja responder cuando me carga, enrollo mis piernas en su cintura, cierra la puerta y presiona mi cuerpo entre el suyo y la puerta mientras me besa, si no me estuviera sosteniendo podría jurar que me derretiría.

Apoya su frente sobre la mía —Creí que llegarías en unas semanas, si hubiera sabido me hubiera arreglado un poco o hubiera planeado llevarte a algún lugar o comprarte algo...

Lo beso para callarlo —Se me ocurre un regalo que puedes darme.

—Y a mi se me ocurre que se vayan a una habitación— La voz de su madre nos hace separar.

—Hola señora Patrón— Saludo con vergüenza, ¿Por qué su madre siempre nos tiene que encontrar en estas situaciones?.

—Hola Laura, bienvenida ¿Cuánto tiempo te quedarás?

—Hasta después de año nuevo.

Diego se aclara la garganta y al parecer esa la señal para que su madre se retire, como era de esperarse vamos a su habitación y no pasa mucho tiempo para que nos deshagamos de nuestra ropa, suelto un gran gemido cuando entre en mí y llevo una mano a mi boca para silenciarme.

Él retira mi mano de mi boca —Quiero oírte— Dice mientras me embiste.

—Pero no creo que tu mamá también quiera oírme— Mueve sus caderas rápidamente y me es imposible silenciar otro gemido, él sonríe victorioso y continúa moviéndose hasta que ambos llegamos, entonces cae rendido sobre mi pecho, acaricio su espalda y él ríe.

—No me había dado cuenta de cuanta falta me hiciste hasta ahorita— Dice mientras rueda sobre su espalda, se acuesta boca arriba en la cama, su pelo está alborotado, sus pestañas tupidas, esos ojos esmeralda, su perfecto perfil y labios tentadores, siento algo en mi pecho, no puedo creer lo afortunada que soy, en definitiva no tengo la menor idea de que fue lo que vio alguien como él en mí. —¿Estás bien?— Me voltea a ver, siento que me pongo nerviosa.

—Yo... si... es solo que había olvidado lo atractivo que eres— Me sonrojo, acuna mi mejilla y ese contacto me llena de felicidad.

—Atractivo...— Repite, esboza una sonrisa de esas que hace cuando tiene alguna loca ocurrencia y se levanta de la cama dándome una gran vista de todo su cuerpo, volteo hacia otro lado nerviosa —¡Oh, vamos!, Acabas de tenerme dentro de ti.

Río, ambos nos vestimos —¿A dónde vamos?

No responde, solo sonríe misteriosamente, bajamos hasta el garaje de su casa, al prender la luz veo una moto negra, brillante e imponente estacionada, él se pone una chaqueta de cuero del mismo tono de la moto, unos lentes y se monta en la moto —Ahora si me veo atractivo.— Dice con ego.

Hago una mueca —Mmm... La verdad me gustas más desnudo en la cama.

—Auch— Se muestra ofendido en broma —Lástima, entonces no tendrás un paseo en moto.

Río nerviosa, luego me doy cuenta de sus intenciones —Jamás me he subido a una moto.

—¿Lista para hacerlo?

—No— Mi respuesta sonó más a pregunta qué afirmación —Ya es tarde y va a llover, hace frío...

Se baja de la moto ignorando todo lo que le estoy diciendo, me pone un casco ignorando mis deseos de no subirme y me carga mientras sigo dándole motivos por los que es inseguro conducir ahorita en moto, me sienta en el borde del asiento y él se sienta frente a mi —Agárrate— Dice, trago saliva y me resigno, enredo mis brazos en su cintura.

—No sabía que conducías moto.

—De hecho aprendí ayer.

—¡¿Qué?!

—¡Sujétate!— Y arranca, me aferro a su torso, que me haya dicho su poca experiencia haciendo esto me puso los nervios de punta, los primeros segundos aprieto los ojos mientras apoyo mi cabeza en su espalda y espero en cualquier momento impactar contra el suelo.

Poco a poco me voy relajando, siento como en vez de que mi rostro impacte contra el suelo, impacta contra la agradable brisa, Diego acelera un poco, no se como llegamos hasta acá tan rápido, es una carretera rodeada de vegetación, estoy amando este momento sin duda alguna.

Hecho mi cabeza hacia atrás y siento como unas gotas de lluvia mojan mi rostro —¿Es peligroso si llueve?

—Si la lluvia es poca, no— Apenas habla la lluvia incrementa, Diego baja la velocidad de la moto, un trueno nos sobresalta —Tengo que frenar, agárrate fuerte— Me sujeto de su torso y tambaleo cuando la moto se detiene bruscamente —Ups, aún no se bien como frenar.

—¿Y ahora qué hacemos?— Pregunto tranquila, a pesar de que está lloviendo y estamos solos en una carretera poco circulada no me siento con miedo.

—Podemos llamar a alguien que venga por nosotros o esperar a que la lluvia pase— Tiene que subir su tono de voz para que pueda oírlo a través de la lluvia, se baja de la moto, yo me quedo sentada, él contempla unos segundos el paisaje y luego sus ojos se posan en mí, más precisamente en mis labios.

—Quiero besarte— Dice acercándose un poco

—Hazlo.

—Pero está lloviendo.

Frunzo mi ceño confusa —¿Y?

—No quiero que te mojes dos veces.

No se como reaccionar a eso así que lo jalo por el cuello de su chaqueta hacia mí y sus labios encuentran los míos, la verdad no me importa mojarme doble.



Nota de la autora: Una lectora me escribió proponiéndome crearle una cuenta de instagram a los personajes de la historia ,¿Qué opinan?, ¿Les gustaría tener a Diego y Laura en insta?

El secreto de mi vecinoМесто, где живут истории. Откройте их для себя