13. Desmayo

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Diego no me ha hecho nada fácil la tarea de no llegar a amarlo, ayer después de que me pronunció esas palabras no pude decírselas de vuelta por que no quiero decir que lo amo en voz alta, tal vez lo hago pero también sé que no debo hacerlo o saldré herida, si de por sí ya voy a terminar destrozada cuando... ¿Se puede morir por un corazón roto? En unos meses lo descubriré.

En estos momentos debería estar con mi mente concentrada en la tarea de matemáticas que tengo enfrente y no con los pensamientos perdidos en el bombón que se encuentra sentado a mi lado en la cama.

—¿Cuánto falta para que acabes?— Suena ansioso

—5 Minutos

Rueda los ojos y se tira de espaldas a la cama —Pero llevas diciendo 5 minutos los últimos 20 minutos— Se queja

—Juro que ya voy a terminar

Se asoma a mi libro y levanta una ceja —Explícame

Suelto una risa —De hecho es fácil, primero sumas equis a la ecuación, luego restas la raíz cuadrada, lo divides por el coeficiente, lo multiplicas por dos— De pronto yo misma me pierdo en mi explicación, resoplo —Y rezas por entenderle antes del examen— Diego asiente como si entendiera todo —¿Entendiste?

Me quita el libro de las piernas —Obvio— Besa cortamente mis labios —Sumamos los besos,— Lleva su mano a los botones de mi blusa —Restamos la ropa,— Empieza a bajar a mis piernas y las separa —Y dividimos las piernas,— Hace presión en mi punto débil sobre mi pantalón —¿Olvido algo? Oh cierto y rezamos por no multiplicarnos.

Suelto una gran risa y cuando me doy cuenta ya lo tengo encima de mí, me las ingenio para hacerlo a un lado —Hoy no Diego, no quiero tomar más de esas malditas pastillas anticonceptivas, dan dolor de estómago— Hago un puchero y me abrazo a mi misma

—Las tomaría yo para que no sufrieras, pero no hay pastillas anticonceptivas para hombres

—Para eso están los condones

—No hay condones lo suficientemente grandes para mí— Esboza una pícara sonrisa, no se si esto sea un chiste o sea en serio, pero no me sorprendería que fuera en serio

—Eres un bobo Diego Patrón— Digo rodando los ojos

Él se levanta de la cama y me abraza —No soy un bobo común, soy tú bobo

Ese comentario me hace estremecer de lo tierno que sonó, no entiendo como puede pasar de ser una máquina sexual a ser un chico extremadamente tierno en tan solo segundos.

Esboza una sonrisa de lado traviesa, de esas que hace cuando se le ocurre alguna idea loca —Tengo una gran idea, te va a encantar

Me pasa su emoción —¿Qué?

—Sorpresa, me voy, termina tu tarea y por la noche ve a mi casa

—Pero dime de qué se trat...— Besa mis labios y sin escucharme sale por la ventana.

Diego, estás completamente loco.

Y me vuelves completamente loca.


Diego

Cuando termino de descender por la casa de Laura me dirijo directamente a la mía para ver si tengo todo lo que necesito o debo de ir a comprar algo, al entrar lo primero que veo es a mi madre, le sonrío y espero no me empiece a lanzar preguntas.

—Diego, no te he visto desde ayer, ¿Dónde andabas?

Mierda, no soy bueno para inventar excusas así que digo la verdad —Asaltando un cine ma.

El secreto de mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora