21. Confesiones

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Laura


Ya van 3 horas que lleva Diego inconsciente, por suerte no fue nada grave y el doctor del hotel pudo sacarlo adelante, según lo que entendí le bajó la presión lo cual puede hacerlo tener alucinaciones o sentirse extremadamente cansado, lo cual fue la causa de su desmayo.

Desde que bajamos del paracaídas Diego ha estado extraño, muy callado, pálido y no tiene ese aire de diversión que siempre tiene, se me hizo muy raro haberlo despertado en el medio de su pesadilla porque jamás lo había visto tener una, estaba demasiado agitado y podría jurar que estaba diciendo algo así de que seguía aquí, pero no sé si le entendí bien, luego no recuerdo que me dijo pero cuando se levantó de la cama se desmayó.

En cualquier momento se va a despertar y me preocupa cómo vaya a ser su reacción cuando le diga lo que el doctor me informó.

Se empieza a revolver sobre la cama, tomo su mano y abre sus ojos —Hola— Digo con un hilo de voz

Aprieta mi mano y voltea a su alrededor como orientándose —¿Cuánto tiempo?— Es exactamente la misma pregunta que me hizo la vez pasada cuando despertó después de varios días.

—Como tres horas

Suspira —Menos mal

Tomo aire —Diego, espero que comprendas y no te enojes, el doctor me dijo que...

Me interrumpe, sus ojos tienen una chispa de emoción —¿Si estás embarazada?

Y ahí va otra vez con eso, no entiendo por que desde que la segunda prueba salió negativa él me ha preguntado lo mismo varias veces, incluso me preguntó cómo me gustaría que se llamara un bebé que ni siquiera existe y me duele por que en el fondo si lo quería, pero las cosas son como son —No, no lo estoy

Bufa —¿Entonces qué dijo?

—Que lo mejor será que regresemos cuanto antes a México para que tu médico te haga unos estudios

—Pero aún faltan 4 días para volver

Se que se va a enojar por lo siguiente que voy a decir —Cambié el vuelo

—¿Para cuándo?— Suena fastidiado

—Mañana

Se levanta de la cama bruscamente e intento detenerlo pero me hace a un lado, sale al balcón y apoya sus brazos en el barandal, voy detrás de él, ya está oscuro y la vista de la ciudad iluminada es preciosa, una ligera brisa mueve mi cabello, no tengo idea de que decirle así que solo lo abrazo por atrás pasando mis manos por su cintura, apoyo mi cabeza en su espalda —Cuando yo ya no esté quiero que regreses aquí y hagas todo lo que no pudimos hacer en este viaje, empezando por ir a la Torre Eiffel y subir al último piso, al sentir la brisa quiero que recuerdes aquel día en el callejón como nos persiguieron los perros, quiero que vayas a esa tienda de tatuajes y recuerdes lo que representa el que tienes detrás de tu oreja, que vuelvas a pedir esos caracoles que ni siquiera probaste y recuerdes todos los maravillosos momentos que tuvimos juntos, mi bella dama, pero no quiero que lo hagas con lágrimas en los ojos, no quiero que cuando pienses en mí te pongas triste, quiero que sonrías por los buenos momentos, así es como quiero que me recuerdes, como el chico que quiere hacerlo hasta en un avión y no como él débil que murió.

No puedo ver su rostro pero me imagino que está evitando las ganas de llorar al igual que yo, no puedo decirle nada por que si lo hago se que me quebraré en llanto y quiero ser fuerte por él, así que solo me quedo abrazándolo un infinito tiempo y la verdad no tendría ningún inconveniente en quedarme así por siempre, daría y haría lo que fuera por que así fuera.

El secreto de mi vecinoWhere stories live. Discover now