4. Decepción

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—Uhm... Diego— Digo en voz baja, en este momento me siento como un cachorrito siguiendo a su amo, no tengo idea de a dónde vamos, él detiene su paso y me voltea a ver, por un momento incluso olvido por que lo llamé al ver su rostro

—¿Si?

—Yo... ehh... ¿A dónde vamos?

—Justo ahí— Dice señalando una cafetería cruzando la calle, dicho esto sigue caminando, suspiro y sigo caminando detrás de él, esta va a ser una larga noche, por andar perdida en mis pensamientos no me doy cuenta que cuando estoy por empezar a cruzar la calle un camión pasa rozándome a toda velocidad.

Escucho una risa, Diego ya se encuentra del otro lado de la calle riéndose —Vaya, casi mueres dos veces en esta noche

¿Y a quien le da risa eso? Me pregunto a mi misma, si, la belleza de Diego es inigualable pero en el poco tiempo que he estado conviviendo con él me he dado cuenta de que tiene una personalidad peculiar

—¿Qué esperas?— Dice mientras voltea a ambos lados —Ya no hay ningún carro que te pueda atropellar, ven

Ruedo los ojos y cruzo la calle, Diego me abre la puerta de la cafetería, es pequeña, acogedora y huele a pan recién horneado, él se dirige directamente al mostrador

—¿Tiene nuggets?— Le pregunta a una chica que se encuentra atendiendo, ella al verlo se acomoda el escote de su playera y lo mira de forma seductora, aprieto mis puños

—No guapo— Le responde bajando su vista y luego subiéndola otra vez, Diego me voltea a ver

—Que no hay nuggets— Me informa como si estuviera a veinte metros de distancia y no hubiera escuchado, suelto una risa —¿Qué tal unas donas?

Con tal de pasar más tiempo con él incluso comería croquetas para perro —Me parece bien

—4 donas glaseadas y dos de fresa, un café y una malteada de fresa— Pide Diego

—De acuerdo— Dice la chica, veo que tiene una placa en su uniforme con el nombre Jenny.

—No, mejor que sean dos donas glaseadas y cuatro de fresa

Jenny rueda los ojos y asiente, oigo a Diego chasquear con la lengua —Sabes que, mejor si cuatro glaseadas y dos de fresa pero en vez de la malteada de fresa una de vainilla— Pasan unos segundos antes de que Jenny apunte la orden, supongo que para asegurarse que Diego no cambiará de opinión otra vez

Jenny esboza una sonrisa—Bien pueden tomar asiento, en breve les llevo su orden

Diego se da la media vuelta y da unos pasos, luego se detiene y vuelve al mostrador

—¿Sabes? Mejor solo cuatro donas de vainilla y una coca cola— Oigo a Jenny suspirar frustrada, Diego vuelve a girar sobre sus talones y cuando me ve añade —Ah y un vaso de leche

Estoy luchando internamente por no reírme, ¿Por qué Diego está siendo tan odioso con esa chica? Mi subconsciente me dice que ella lo merece por haber intentado seducirlo con la mirada, Diego se dirige a una mesa con dos sillas y se sienta en una, empiezo a caminar y me siento frente a él.

Abro la boca para decir algo pero me detengo al verlo, esta viendo hacia la ventana, puedo ver tristeza en sus ojos, se ve tierno, tengo ganas de terminar con la distancia que nos separa y sentarme sobre él mientras lo beso, él parece notar que no lo puedo dejar de observar

—Tú mirada me incomoda— Dice fríamente sin siquiera voltearme a ver, inmediatamente aparato la vista

—L-lo siento— Digo casi en un susurro, se forma un silencio incómodo entre nosotros, por suerte Jenny llega, pone cuatro donas al centro de la mesa, una cajita de leche con una pajilla y una lata de coca-cola

El secreto de mi vecinoWhere stories live. Discover now