El secreto de mi vecino

Epílogo

Jamás olvidaré el día en el que tu corazón dejó de latir por sí solo porque el mío también lo hizo, de diferente forma, pero lo hizo, creí que no volvería a ser feliz porque ¿A quién podría darle todo el amor que te daba a ti?, Creí que jamás  obtendría una respuesta para esa pregunta hasta que me enteré de que estaba embarazada de ti, llevaba a tu hijo en mi vientre, a nuestro hijo.

Se llama Omar, verlo a él es como verte a ti solo que de diez años y menos pervertido, él me ha preguntado por ti, cuando lo hace le digo que eres el mejor padre que puede existir porque a pesar de que no estás con nosotros, sé que no estamos solos, puedo sentirte en cada paso que doy y sé que desde donde sea que estés estás cuidando de nosotros.

También hablé de ti con Iker, mi prometido, le dije exactamente lo que me pediste en aquella cinta que le dijera y él mirando al cielo dijo —:"Prometo no defraudarte y cuidarla por ti".

¿Escuchaste cuando lo prometió?... Me gusta pensar que si.

Ya van más de 10 años desde que me enamoré de ti, sabiendo lo que eras, sabiendo que nuestro amor no sería fácil, que te iba a extrañar y sería muy difícil verte partir, incluso hubo un tiempo en el que me convencí de que estarías a mi lado por siempre, pero como ya estaba prescrito, tuviste que irte, aún así, a veces pienso que en realidad estas tan solo un paso más allá de mí, a pesar de que ya no siento tu mano entrelazada con la mía cada vez que salgo a la calle, se que con cada paso que doy estoy más cerca de ti, tal vez eso sonó como si quisiera morir, tengo que aceptar que al principio si lo quería, pero ahora... Ahora me veo con la necesidad de disfrutar la vida al máximo y vivir por ambos, además tenemos un hijo al cual darle todo el amor que alguna vez te di solo a ti, pero no por eso dejaré de amarte.

Nunca tuvimos la oportunidad de despedirnos correctamente y ahora sé por qué, porque como tú una vez me lo dijiste, el adiós solo es para aquellos que solo se aman con los ojos, pero para los que se aman con el corazón no existe una despedida como tal, recuerda que no te fuiste, en realidad solo estás un paso más allá.

Daría lo que fuera porque justo ahora estés a mi lado, que volvamos a hacer locuras juntos, volver a sentir aquella sensación cada noche de quedarme dormida entre tus brazos, justo ahora desearía que estuvieras aquí conmigo.

Pero como sé que eso ya no va a pasar, solo quiero pedirte una cosa Diego: No des un paso más antes de que yo llegue.

Doble la hoja de papel en la que escribí aquellas palabras y la guardé en un sobre, fui al hospital esperando llegar a tiempo para dejar esa carta entre sus manos antes de que él se fuera para siempre.

Caminando hacia el hospital, recordé cada detalle de él, aún, 10 años después, cuando cerraba los ojos podía ver su sonrisa y escuchar su risa, Diego era mi recuerdo favorito, era en quien me refugiaba cada vez que necesitaba un consuelo que nadie más que él y su recuerdo pudieran darme.

Aquel día, para bien o para mal, nada salió como lo esperaba.

Los últimos meses, la madre de Diego había dejado de viajar, por lo que me contó mi madre que se enteraba de todo lo que pasaba en el hospital, estaban sometiendo a Diego a un nuevo tratamiento para ver si con ayuda de un milagro podía despertar, intenté hablar con su madre, pero había cambiado demasiado, ya no era la misma señora alegre que me cocinaba lasagna cada vez que iba a su casa, ahora era una señora amargada y algo grosera, pero no la culpo, creo que su nueva actitud era su escudo para enfrentar todo el dolor que sentía.

Al final ella nunca supo que Omar era en realidad su nieto por una sencilla razón, un día, Omar estaba andando en bicicleta y pasó por encima del pasto del jardín frente a su casa, no sabía que ella estaba en casa hasta que salió, le pidió que se bajara de la bicicleta y luego la lanzó a la calle, después le dijo a Omar —:Lárgate de aquí, mocoso.

No la confronté aunque sentí rabia por su comentario, tal vez fui un poco egoísta al privarla de conocer a su nieto pero si algo en realidad me molestaba era que alguien le hablara mal a mi hijo, y se que a Diego le pasaría igual.

Volviendo al tema, los tratamientos a los que Diego fue sometido, no sirvieron según lo que dijo su madre, así que ese día por fin lo desconectarían de las máquinas, ya no había esperanza de que despertara, iba caminando rumbo al hospital con mis audífonos puestos, ya estaba atardeciendo, ese sería el último atardecer para Diego, así que decidí disfrutarlo al máximo, me tomé mi tiempo para observar el rojizo tono del cielo preguntándome si algún día Diego me vería desde allí.

En ese momento tuve un pensamiento: Tal vez debimos haberlo desconectado antes, seguramente le hubiera gustado más estar en el cielo a estar en aquella habitación de hospital.

Cuando llegué a la puerta del hospital, me dieron ganas de llorar pero no lo hice, en vez de eso mi mente reprodujo como una película todos y cada uno de los recuerdos que tengo con él y con una sonrisa entré en el hospital.

Sentía como si todas las personas se estuvieran moviendo lento a mi alrededor mientras caminaba hacia la habitación de Diego, mi plan era dejar la carta entre sus manos, pero llegué demasiado tarde, ahora la camilla que siempre estaba ocupada por el cuerpo de Diego, estaba vacía.

Fin.

Nota de la autora: Este es el final del libro peeero ¿Qué creen?... No de la historia.

Muy pronto sabrán el verdadero final de esta historia en un nuevo libro que aún no tiene ningún capítulo pero ya está publicado bajo el nombre "El secreto de mi vecina", ¿De que creen que va a tratar?

Y gracias otra vez por haber llegado hasta el final, espero haberles sacado algunas risas y una que otra lagrima, y gracias también a las que me han escrito, enserio que lo que más feliz me hace es que disfruten de lo que escribo, las amo a todas y si quieren un pequeño spoiler de lo que va a pasar en el siguiente libro sigan bajando, si no quieren spoilers, no bajen más.

Diego va a despertar, pero no de la forma esperada.