9. Revelación

5.5K 710 537
                                    




Una semana.

Hoy se cumple una larga semana desde que Diego me corrió de su casa, no lo he visto de entonces, ni siquiera a través de mi ventana por que siempre tiene las cortinas cerradas, para ser honesta ha sido difícil andar por la vida fingiendo que todo está bien cuando en realidad no puedo siquiera dormir por pensar en él, por ejemplo ahora son las 4 de la mañana y solo estoy dando vueltas en mi cama preguntándome qué demonios hace que Diego sea tan complicado, su vida hace tiempo parecía ser común, iba a la escuela, hacía fiestas, siempre lo veía sonriendo y ahora solo es un chico encerrado en su casa guardando un secreto que sigo empeñada en descubrir.

Decido abrir la ventana por el cálido clima y vuelvo a la cama donde la tranquilidad de la noche, la brisa que entra y los cantos de algunos grillos me van relajando hasta que cierro los ojos y quedo dormida, pero no por mucho, siento como de pronto mi hombro es sacudido —¿Qué pasa ma?— Digo sin siquiera abrir los ojos, no responde pero mi hombro vuelve a ser sacudido, de mala gana abro mis ojos y del susto brinco de la cama —¡¿Que demo...

—Shhh

Yo solo me quedo observando a Diego como si fuera un fantasma, no se si es por la poca iluminación que hay pero puedo jurar que se ve un poco más pálido que la última vez que lo vi —¿Qué haces?

Él toma aire —Vine a disculparme

—¿A las 4 de la mañana?, ¿No pudiste haber esperado a que amanezca?— No tengo idea de por que lo estoy tratando así cuando lo único que quiero es abrazarlo y rogarle que me disculpe por el mal momento que le hice pasar

—Yo... lo siento, se que no debí haberte hablado así o correrte de mi casa cuando lo único que quería era que te quedaras, que no me hicieras caso cuando te pedí que te fueras y te quedaras conmigo— Sus ojos se nublan un poco y por impulso termino con la distancia que nos separa y envuelvo su cuerpo en un abrazo, apoyo mi cabeza en su pecho y él enreda sus manos en mi cintura

—Y yo quería quedarme— Digo sobre su pecho —¿Podemos solo fingir que nada pasó?

Él se separa un poco sin quitar sus manos de mi cintura —Solo hay una cosa que quiero recordar de esa noche

—¿Cuál?

—Esta— Sin decir más posa su mirada en mis labios y poco a poco empieza a acercar su rostro al mío, antes de besarme sonríe y luego sus labios se funden sobre mis labios, primero se queda quieto y luego empieza a moverse suavemente, yo imito sus movimientos, aprieta su agarre en mi cintura cuando chupa mi labio inferior, entre abro los labios y su lengua tímidamente busca la mía, las sensaciones son increíbles, de un movimiento Diego me levanta y enrollo mis piernas en sus caderas, nuestros labios no se despegan un solo segundo mientras él nos dirige a la cama donde me recuesta y se coloca sobre mí, ¡cómo extrañé tenerlo sobre mí!, mis hormonas toman el control de la situación y me obligan a llevar mis manos al cierre de su pantalón, de un solo movimiento lo desabrocho pero lo que hace Diego me deja un poco dolida y confundida

—Ahora no— Dice mientras se levanta dejándome en la cama —¿Qué harás mañana?

Me siento en la cama con las piernas colgando —Que yo recuerde nada

Esboza una sonrisa —Bien, vas a ir conmigo a un lugar

—¿A un lugar que no sea tu habitación?

—Si, mañana ve a mi casa a las 10— Diego posa su mirada en el buró junto a mi cama, se dirige hacia él y toma mi celular, luego lo guarda en el bolsillo de su sudadera

—¿Vas a robar mi celular?

—No, te lo devolveré mañana, es una garantía de que irás

Ruedo los ojos —Aunque no estuvieras secuestrando mi celular iría

El secreto de mi vecinoWhere stories live. Discover now