10. La Cicatriz (18+)

6.8K 617 493
                                    







No sé cuánto tiempo llevamos aquí pero ha sido el suficiente como para aceptar que esto es real, tal vez suene algo incoherente que sufra tanto por que sé que le voy a perder considerando que llevo hablando con él desde hace un mes, pero lo he observado desde hace ya tantos años que sin él siquiera saberlo se volvió una persona necesaria en mi vida.

Sonrío mientras recuerdo aquella primera vez que lo vi, yo tenía 11 años, me encontraba observando la calle cuando un gran camión de mudanza se estacionó frente a la casa de enfrente seguido de un auto de dónde bajó una señora, ahora se que su nombre es Claudia y un señor, ahora que lo pienso ya tiene mucho tiempo que no lo veo, cuando la puerta trasera se abrió y un niño bajo de ahí no pude evitar quedar encantada, así fue como empezó mi obsesión con mi atractivo vecino, Diego Patrón.

—¿De verdad estás sonriendo en este momento?— No hace la pregunta como si estuviera molesto, la hace con un toque de diversión pero el dolor aún es claro en su semblante y voz

—Te quiero mucho Diego

Acaricia mi mejilla y suspira —Por eso fue que te pedí que te fueras esa noche, por que no puedo dejarte quererme, sé que si no te alejo en este momento algo más grande va a formarse entre nosotros y cuando yo ya no esté tú vas es...

No lo dejo terminar su frase —Y si no pensamos en el futuro y vivimos día con día

Voltea a ver brevemente mis labios y luego sus hermosas esmeraldas se posan en mis ojos ridículamente cafés y simples —¿Estás segura?— Asiento, Diego acorta la distancia que nos separa, sus labios rozan suavemente los míos y se separa para ver mi reacción, entonces enredo una mano en su cabello, la otra en su cuello y lo atraigo a mí, nuestros labios se unen una vez más, pero esta vez de forma diferente, el mundo entero parece desaparecer a nuestro alrededor, un escalofrío recorre toda mi columna cuando nuestras lenguas se encuentran, Diego pone sus manos en mis caderas y me aprieta contra él, enrollo mis piernas a su alrededor, no pasa mucho tiempo cuando siento su erección rozando mi entrepierna, empieza a acariciar mi espalda hasta que llega al broche de mi brasier y lo abre dejando mis senos al descubierto, con cuidado los acuna, aprieta y acaricia.

Bajo mi mano a su boxer y lo quito, Diego se aclara la garganta —¿Quieres perder tu virginidad en una laguna?— No le respondo y llevo mi mano a su miembro que está más duro que nunca, empiezo a acariciar, hacia arriba y abajo a un ritmo constante, él hecha su cabeza hacia atrás y aprovecho para besar su cuello, bajo mi vista y ver su cicatriz me hace recordar todo, detengo mis movimientos y Diego voltea a verme.

Con cuidado llevo una mano a su cicatriz y empiezo a trazarla delicadamente —¿Duele?

Él niega, nuestras miradas se unen y junto mis labios con los de él, me aferro a su espalda y él lleva su mano a mi calzoncillo, no se de donde saca fuerza pero de un tirón lo rompe dejándome totalmente desnuda antes de entregarme correctamente por primera vez a él, levanta un poco mis caderas, dirige una mano a nuestras entre piernas y se coloca en mi entrada —Tal vez duela un poco— Acaricio su mejilla, no puedo descifrar su semblante, es claro que su mirada está llena de deseo, pero hay algo más ¿preocupación? Tal vez un poco de todo —¿Estás lista?

Asiento y él empieza a dejar caer mis caderas sobre su miembro hundiéndose lentamente, dolor es lo primero que siento, gimo y Diego parece darse cuenta que no por placer—Perdón, perdóname, si pudiera aliviarlo lo haría

Su mirada se ve triste, le sonrío —Estoy bien— De un movimiento me dejo caer sobre él y su miembro entra completamente en mi, me quedo quieta por unos momentos hasta que de pronto el dolor empieza a ser reemplazado por algo más, es una sensación de entumecimiento con algo más que se siente bien.

El secreto de mi vecinoWhere stories live. Discover now