El secreto de mi vecino

34. Bebé en camino (18+)

—D-Diego— Apenas y puedo hablar al verlo, gracias a que dentro de la cabaña hay un cálido clima Diego puede estar sin playera y vestido solo con un pantalón de pijama, me es inevitable no sonrojarme al verlo, por lo que se ve, ha vuelto al gimnasio, salgo de mi transe antes que él del suyo —¿Qué haces aquí?

Sacude su cabeza —¿Qué?

—¿Qué haces afuera de mi habitación a estas horas?

Vacila un poco, sospecho que está nervioso al igual que yo —La verdad no tengo idea de que demonios hago aquí, en todo caso ¿A dónde ibas tú a estas horas?

—Yo...— Es mi turno de no saber si decir la verdad o inventar alguna excusa poco creíble —Iba a hablar— Digo firme y segura

Se cruza de brazos —Bien, yo también he venido a hablar— Utiliza el mismo tono de voz que yo.

Un raro silencio se forma entre nosotros —Yo...— Decimos al unísono.

—Yo primero— Habla rápidamente y asiento dándole la palabra, toma aire y luego lo suelta —Mi vida ha sido un infierno desde que no estoy contigo Lau, paso cada día pensando que debo de hacer para que me perdones y— Rompe en llanto, me duele el corazón verlo así —Por favor... — Suplica, yo no tengo idea de que decir —¿Sabes qué? Te mentí, no venía a hablar.

—¿A no?— Niega con la cabeza —¿Entonces a qué venías?

Da un paso hacia mi, acuna mi mejilla y todo pasa tan rápido que no puedo reaccionar —A darte esto— Junta sus labios con los míos, se queda quieto como esperando mi reacción pero yo no se como reaccionar, sus labios sobre los míos se sienten increíblemente bien, pero luego recuerdo que me fue infiel y una furia que no puedo contener me invade, así que lo empujo.

—No puedes hacer esto, estoy intentando superarte Diego y me lo haces muy difícil, tú me fuiste infiel, te acostaste con otra y lo peor, la embarazaste ¡La embarazaste!— Me desahogo —Ya tengo tu recuerdo y eso vale más que tú— Escupo amargamente las palabras —Ahora por favor déjame en paz.

Me adentro en la habitación dándole la espalda —¿Tantos increíbles e inolvidables recuerdos que tenemos juntos y sólo puedes pensar en la única cosa mala que hice?— Suena herido, y es entonces cuando las palabras de Tania vienen a mi mente.

—¿Cómo salí del lago?— Pregunto más tranquila, su expresión cambia y es como si se quedara sin palabras—Diego, te hice una pregunta

—Uhm... Yo... No lo sé...

—Tú me sacaste

Abre mucho sus ojos al escuchar eso —¿Quién te lo dijo?

—Entonces sí lo hiciste— No dice nada, de pronto toda la furia que sentí hace unos momentos se desvanece —Salvaste mi vida

—No hice nada que tú no hayas hecho por mí

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Porque no quería que me perdonaras— Frunzo mi ceño —Oséa si quiero que me perdones, obviamente lo quiero, pero quiero que lo hagas porque tú lo decidiste, no quiero que algún otro factor influya en tu decisión.

Me empiezo a acercar a él lentamente sin saber que va a pasar a continuación —Vas a ser padre de un bebé que no es mío, ¿Estás consciente de eso?— Asiente mirando atento cada uno de mis movimientos —¿Estás seguro que no prefieres estar con la madre de tu hijo?

—Muy seguro,— Para este punto ya estamos muy cerca el uno del otro —tú eres la única.

—Esta es la primera y última vez que te perdono una infidelidad Diego, ¿Está claro?— Asiente —Si lo vuelves a hacer juro que...— No me deja terminar, su boca encuentra la mía sin pedir permiso, sus labios expertos separan los míos y su lengua encuentra la mía posesivamente, su beso me hace jadear, enredo mis manos en su cabello y él en mi cintura, cuando nos separamos por falta de aire me envuelve en un apretado y fiero abrazo.