Let Her Go

Capitulo 41

                –Jack… Jack, ¿puedes abrir la puerta?

Me levanté de mi cama suspirando y al llegar a la puerta hice lo que Meg me había pedido, ni bien ella entró volví a acostarme en mi cama esperando a que llegara la hora. Caminando despacio, y mirándome fijamente, ella se sentó al borde de mi cama.

                – ¿Puedes decirme qué es lo que vas a hacer? Desde hoy temprano que estas aquí dentro, dijiste que ibas a hablar con Eyleen pero no volviste  a  salir de tu habitación para contarme qué te había dicho. No quiero que te distancies de mí Jack, eres la única persona que tengo y me preocupas, quiero saber lo que te sucede.

                –Sabes que no es cierto eso de que soy la única persona –me acomodé nuevamente apoyando la espalda contra el respaldo de la cama– Aunque sean pocos tienes a Franco y a Anna, incluso a Serena aunque no quieras admitirlo.

                –Sí, pero solo tú eres mi familia –suspiré admitiendo que ella tenía razón, ella era mi única familia y no podía dejarla así de lado aunque no fuera intencional. Luego de todos estos recuerdos sentía que nadie podría entenderme más que Elsa, así que no tenía la necesidad de contarle todo a Meg.

                –Lo siento, es que con todo lo que ha pasado últimamente me siento realmente extraño. Con los recuerdos de mis vidas pasadas, toda esa información y Neige, siento que me estoy volviendo loco.

                – ¿Neige? ¿Eso es “Nieve” en francés no es cierto? –dejé de mirar las sábanas para mirar el rostro de desconcierto de mi hermana, recién entonces recordé que ni a ella ni a Anna les había contado de Neige. La verdad es que me sentí un poco culpable por no haberle dicho algo tan importante como eso, es cierto que era algo que me había ocurrido a mí y entonces yo tenía el derecho de elegir qué contar, pero no había un solo motivo por el cual no le tendría que haber contado eso a mi hermana.

                –Ella se apareció dos veces frente a mí en estos días, no estoy muy seguro de qué tiene que ver conmigo y con Elsa pero ella sabe todo sobre nuestras vidas. Por eso necesito a Eyleen, solo ella sabe cómo llegar a la reina y de hecho ella está viniendo ahora mismo para llevarme a su casa.

                –¿Eyleen está viniendo? –Asentí con la cabeza– Bien, eso es un poco más rápido de lo que creí, pensé que no la verías hasta dentro de unos días.

                –Sabes lo impaciente que soy, Meg.

                –Si –dijo mientras sonreía– lo sé, hermanito –ambos nos quedamos en silencio un momento, los dos mirando para distintas direcciones sin juntar nuestras miradas hasta que ella volvió a hablar– ¿volverás no es cierto? Es decir, irás con ésta Neige, tendrás cuidado y regresarás, espero.

                –Sí –dije ahora yo sonriendo– prometo tener cuidado, aunque sinceramente dudo que ella quiere hacerme daño. Porque si así fuera ya lo habría hecho, creo, realmente ha tenido oportunidades.

                –Bien… –ella fue interrumpida por el sonido de una bocina de auto fuera de la casa, casi corriendo fui a mirar por la ventana de mi habitación.

                –Eyleen ya está aquí –me volteé a mirarla– Tengo que irme –ambos nos acercamos el uno al otro hasta que nos abrazamos.

                –Ya lo prometiste, tienes que volver.

                –Todo va a estar bien Meg, en serio, dudo que haya algo de lo que debas preocuparte –me separé para mirarla y dedicarle una sonrisa que esperaba que fuera reconfortante, ella me devolvió una sonrisa sin ganas.

                –De todos modos, no bajes la guardia.

                –Y tú también cuídate Meg, quiero que cuando vuelva estés en una sola pieza y más vale que si vas a visitar a Franco que él se comporte –ella se rió y me volvió a abrazar, afuera sonó otro bocinazo– Bueno, me tengo que ir.

                –Es bueno verte después de tanto tiempo Jack.

                –Lo mismo digo.

Eyleen se sentó en uno de los sillones individuales y luego me miró esperando a que me sentara en el sillón de al lado. Mientras lo hacía pensé en el largo y silencioso viaje en auto que habíamos tenido, antes de irme me había despedido de Anna, quien había salido emocionada a saludar a la mejor amiga de su hermana. Ni bien me senté Eyleen se acomodó nuevamente y me miró fijo como evaluándome, era verdaderamente molesto, más aún cuando estaba tan apurado por saber lo que tenía que hacer para ir con Neige.

                –Bien, si ya me has mirado lo suficiente ¿podrías decirme a dónde tengo que ir para llegar al castillo de Neige?

                –A ningún lado –ella me miró levantado una ceja, como burlándose de mi ignorancia. Sinceramente la recordaba como una persona que hablaba más y que era menos molesta, ella realmente no estaba alegre de verme.

                – ¿Podrías explicarme? –Ella hizo un movimiento con la mano como para que dijera algo más, luego de un momento lo entendí y contesté entre dientes– Por favor.

                –Así sí –dijo dedicándome una sonrisa irónica, luego volvió a acomodarse en su asiento y se puso realmente seria– Bien, llegar a Neige en realidad no es muy difícil, como todo tiene su parte sencilla y su parte complicada. La única forma de llegar a su castillo es a través de un portal de magia, el cual solamente se puede crear con el primer rayo de sol que sale en un nuevo día y con, obviamente, tu magia. Ahora, para hacer el portal realmente tendrás que concentrarte y poner toda tu fuerza espiritual, mágica y física en esto. Se supone que ésa es la parte más difícil, pero sorprendentemente tú tienes una gran facilidad para poder juntar tus tres fuerzas y crear portales.

                – ¿Y eso lo sabes porque…?

                –Porque ya te he visto hacerlo antes.

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Estoy tardando más de lo normal en escribir estos últimos capítulos y no sé por qué, aunque tengo una teoría jajajaja y creo que estoy tratando de “evitar” escribir porque no quiero que termine mi primera novela en Wattpad. Pero bueno, se que algunas quieren saber cómo termina ésta historia así que me estoy esforzando :) espero que les haya gustado este capítulo