Capítulo 49

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No iba a rechazar esa oportunidad de volver a estar con ella y poder explicarle todo, ésta era mi única oportunidad de lograr salvar a Meg y a todo el mundo. Salimos del edificio y la verdad es que sí se había hecho de noche afuera, no podía creer que había estado tanto tiempo ahí dentro sin notarlo. Fuimos caminando hasta su casa, que de hecho no estaba muy lejos, y en el camino no habíamos hablado nada. Ella abrió la puerta y me invitó a pasar, pasé notando el cambio de temperatura mientras que ella volvía a dejar cerrada la puerta de entrada, pasó por mi lado y dejó su mochila tirada en un costado.

                – ¿Quieres tomar o comer algo? –ella señaló con su mano hacia una puerta, al seguirla entendí que me había señalado la cocina– Por cierto, mis padres ésta noche no están aquí y sinceramente me ponía algo nerviosa el quedarme sola.

                –Solo si tú quieres algo, te acompañaré –Elsa asintió con la cabeza y se volteó para buscar algo en la heladera.

                –Siéntate mientras tanto –así lo hice, mientras que ella preparaba algo. Al sentarse frente a mí descubrí los sándwiches que aparentemente acababa de hacer, repentinamente mi estómago rugió fuertemente ocasionando que ella riera– Hubieras dicho que tenías hambre, no tiene nada de malo.

                –Es que acabo de descubrir que tenía hambre –dije riendo junto con ella, no volvimos a hablar hasta que no hubo una miga sobre el plato. Ella lo tomó y dejó en el lavadero de la cocina para después volver a sentarse, comenzamos hablando de temas sin sentido hasta que llegamos a otros más profundos.

                –Sabes –dijo ella– muchas veces he sentido que la vida que tengo no es mía, sé que hay mucho que no sé de mí misma y siento que hay mucho más allá afuera de lo que conozco. Eso me es realmente deprimente, no conocerme y sentir que no debería existir, al menos no de ésta manera… –ella suspiró notablemente frustrada– No sé cómo decirlo, es decir, sé lo que siento en lo que a esto se refiero pero no puedo explicarlo. Hay algo muy raro en mí, y sé que los demás lo notan y por eso se burlan de mí, en más de una ocasión me han ocurrido cosas muy extrañas y no sé qué hacer cuando esto me pasa… –sabía a qué se refería y quería contestárselo todo, pero no puedo simplemente decirle todo así como así. Es decir, ella, más allá de todas sus suposiciones, se cree una persona normal y me creería un loco si le dijera quién es; es que ¿cómo le puedo decir todo sin que crea que estoy delirando?

                –Creo que el único consejo que puedo darte Elsa es que simplemente sigas tus instintos, que confíes en ellos totalmente –ella se me quedó mirando con desconfianza, e incluso con algo de temor– ¿qué sucede?

                – ¿Cómo sabes mi nombre? –y entonces me di cuenta de la gran equivocación de haber hablado sin antes pensar en mis palabras.

                –Es que… tú me lo has dicho.

                –No, estoy muy segura de que no te dije mi nombre en ningún momento ningún momento –ella se levantó bruscamente dejando las manos sobre la mesa– ¿Quién eres realmente y qué sabes de mí?

                –No te he mentido en nada Elsa, y tú lo sabes. Y estoy seguro que no invitarías a ningún chico que acabas de conocer a quedarse de noche en tu casa, pero soy la excepción porque en el fondo sabes que puedes confiar en mí.

                – ¿Por qué? ¿Cómo sabes eso? –ahora sus ojos estaban llenos de pánico, me levanté y al dar un paso hacia ella ésta retrocedió otro.

                –Escúchame Elsa, quieres saber todo de ti y te frustra no entender nada de lo que sucede a tu alrededor, te entiendo. Créeme, pasé por lo mismo hace relativamente poco tiempo, puedo ayudarte a recordar pero tienes que aferrarte a la confianza que tienes hacia mí. ¿Recuerdas que te dije que eras única y especial? –ella asintió levemente con la cabeza– Bueno, no te mentía en lo absoluto, una decisión tuya puede afectar el destino de nuestro mundo, eres mucho más importante de lo que crees. Pero para que lo veas necesito que confíes en mí –extendí mi mano hacia ella, noté su indecisión y la desconfianza en su mirada, pero al final se acercó unos pasos y tomó la suya con la mía. Suspiré aliviado y le dediqué una sonrisa para tranquilizarla– Bien, ¿dónde te sientes más cómoda y relajada? –Ella pensó un momento y luego me llevó al patio trasero de la casa, caminamos hasta llegar a unas sillas de hierro en donde nos sentamos. Uno frente al otro, mirándonos a los ojos y tomados de las manos– Cierra los ojos y respira hasta que tu pulso se estable.

Elsa me hizo caso, pasaron unos minutos hasta que ambos estuvimos totalmente relajados, lo cual era sinónimo de tener nuestras mentes abiertas, ahora la conexión sería mucho más sencilla. Sentí su ligero estremecimiento cuando permití que nuestras memorias se unieran, entonces comencé a ver imágenes que sabía que ella también estaba viendo. Vi en tan solo segundos una de nuestras vidas, y así sucedía con las demás, siempre juntos, cada momento, cada recuerdo.

Recordé momentos que solo nunca había logrado ver, pero estando con ella nuestras memorias se complementaban y todo era visible. Cada primer beso, cada primera vez, las guerras en las que habíamos luchado juntos, cada boda, todo. Las imágenes pasaban a gran velocidad pero a la vez parecían detenerse por largos ratos para que pudiéramos apreciar cada detalle, esto era increíble pero a la vez dolía demasiado. Eran millones de imágenes, cientos de vidas pasando por nuestras mentes en solo minutos, era casi irreal.

También pude ver el último enfrentamiento de Elsa y Zachary, y sé que ella había visto mi conversación con Neige; en estos momentos podíamos ver todo del otro, cada intimidad y secreto quedaba desvelado. Y sabía que solo confiaba en ella lo suficiente como para compartir algo tan personal, hasta que todo se detuvo  instantáneamente ocasionando que de la silla cayera arrodillado sobre el suelo. Cuando abrí los ojos tenía a Elsa frente a mí exactamente en mi misma posición, ella tardó un poco más en recuperarse de lo intenso que había sido aquello, para mí había sido más sencillo ya que se podría decir que los anteriores recuerdos de las vidas pasadas me habían servido de entrenamiento.

Elsa abrió los ojos luego de un largo rato, pero en cuanto lo hizo descubrí en sus ojos esa mirada que tanto conocía, esa inteligencia y seguridad tan propia de ella. Ahora tenía delante a la verdadera Elsa, la que yo tan bien conocía. Al mirarme ella sonrió mientras que lágrimas comenzaron a caer por sus sonrojadas mejillas, era increíblemente hermosa y no pude evitar acercarme para limpiar esas gotas que caían. Ella apoyó su mano sobre la mía para luego posarla sobre mi mejilla, no pasaron dos segundos antes de que estuviera saboreando sus delicados y perfectos labios.

                –Te amo Jack…

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Okey, último capítulo… último :_____ voy a extrañar ésta historia…

Probablemente mañana suba el Epílogo, cosa que dará definitivamente fin a Let Her Go, una historia que vengo trabajando hace más de 4 meses.

Let Her GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora