Capitulo 37 (Estados Unidos)

626 35 6
                                    

Estados Unidos. Mafia. Año 1950:


Estaba arrodillado en el suelo, con las manos amarradas a mi espalda y un arma apuntándome a la cabeza. La única razón por la que no me habían asesinado aún era porque Elsa, la hija del jefe de mafia estadounidense, había irrumpido en la habitación. Nos habíamos conocido hacia un tiempo, la había visto usando su magia y cuando me descubrió quiso asesinarme. No fue la mejor manera de conocernos, pero al mostrarle que yo tenía los mismos poderes ella pareció sorprenderse y desde entonces nos habíamos estado viendo todos los días. No somos exactamente una pareja, pero lo que sea que estamos teniendo juntos pareció molestarle a su padre, quién considera a su hija como la única persona que en realidad le importa. Vaya suerte la mía...

                – ¿Cómo estás tan segura de que podemos confiar en él? –su padre me miraba lleno de rabia, algo seguro era que no le caía bien. Para nada.

                –Padre, tú sabes cómo son mis presentimientos, simplemente estoy segura de que puedo confiar en Jack. Además, él en cierto modo es igual a mí, tiene mis mismos poderes –ella hablaba con tranquilidad, casi como si del resultado que dieran sus palabras no dependiera una vida, eso me ponía aún más nervioso.

                –Bien –contestó él luego de un rato de pensarlo, a cada momento me dedicaba una tétrica mirada– pero tú te harás cargo de sus acciones. Eres mi hija, pero es momento de que empieces a hacerte responsable de tus acciones, no puede seguir protegiéndote como hasta ahora –él hizo un leve movimiento con su cabeza y los hombres, entre los que me sujetaban y el que apuntaba con el arma, se alejaron de mi– Te estaré vigilando Frost, más te vale que cuides de mi hija.

Elsa se apresuró a llegar a mi lado y me tomó del brazo guiándome a la puerta de la habitación, ambos salimos hacia un pasillo y de ahí nos fuimos a su habitación. Una vez que entramos, ella cerró la puerta y saltó hacia mí abrazándome.

                –Que suerte que mi padre me escuchara, por un momento creí que a él no le importaría nada de lo que dijera y que le daría la señal de asesinarte a sus hombres. Pero parece que todavía le importa el cómo me afectarían sus decisiones.

                –No parecías realmente preocupada...

                – ¿Estás bromeando? Por dentro sentía que en cualquier momento explotaría y comenzaría a gritar, pero con esta gente no es bueno tratar así, más que nada con mi padre. Él lo hubiera considerado una falta de respeto y te hubiera asesinado sin importarle una palabra de lo que dijera.

                –Hay algo que no entiendo, si tanto te ama ¿no debería ser feliz sabiendo que tú encontraste a alguien con quien quieres tener algo?

                –Es que para él sigo siendo su niña pequeña y por eso no quiere verme en ningún tipo de relación, aunque ya dejé de ser pequeña hace mucho tiempo.

                –Bueno, a una mujer de 27 años la consideraría cualquier cosa menos una niña ¿no lo crees?

                –Por eso en cierto modo me liberó el hecho de que por fin me deje asumir las consecuencias de mis decisiones, no tienes una idea de lo liberador que es –ella se alejó de mi y sacó una caja de debajo de su cama para luego de sentarse, abrirla y sacar un arma. También tomó unas municiones y la cargó, luego me la dio– Créeme, a partir de ahora la necesitarás, mi padre nos dará... misiones, si así se le pueden decir, para probar tu lealtad con nosotros. Te aviso que te estará vigilando, así que te recomiendo prestar atención sobre todo lo que haces y dices ¿de acuerdo?

Let Her GoWhere stories live. Discover now