Capitulo 42

427 34 6
                                    

Me desperté con un molesto dolor de espalda y con bastante cansancio todavía, había tenido que juntar los sillones para hacerlo de cama y ahí tuve dormir. Por desgracia para mí el departamento de Eyleen no tenía habitación para huéspedes y no podía pedirle a ella su cama y dejarla en mi lugar, y el cansancio no solo se debía al mal sueño por la incómoda “cama” sino también a que había estado practicando un poco con la creación de portales, no creí que fuera a ser así pero todo ese trabajo realmente te dejaba agotado. Me senté al borde de la improvisada cama y me pasé la mano por el cuello tratando de aliviar un poco la molestia, la conversación que habíamos estado teniendo la tarde anterior terminó una vez que me respondió la pregunta, luego se fue a su universidad.

Ella me había contado que la última vez que la había visitado, junto a Elsa, habíamos estado practicando para crear portales pero que nunca los habíamos utilizado. También me había dicho que creía que yo habría hecho el portal antes de que Elsa congelara mis recuerdos y se fuera, porque, al menos las veces que ella estuvo mirando, Elsa nunca había logrado hacer un portal sin ayuda. Y a decir verdad eso me resultaba difícil de creer, quiero decir, Elsa nunca ha necesitado ayuda para nada; siempre ha sido más que capaz de resolver cualquier cosa ella sola. Pero bueno, supongo que todos necesitamos ayuda aunque sea para algo.

Me levanté y fui directo a lavarme la cara, no necesitaba cambiarme ya que la única ropa que había traído era la que tenía puesta, al fin y al cabo no pensaba quedarme ni siquiera un día más aquí. El plan era hacer el portal para la siguiente salida del sol y ya irme al castillo de Neige, sinceramente estaba algo nervioso por esto. Neige me había dicho que fuera con ella así que no creía que ella se sorprendiera al verme repentinamente en su castillo o que me atacara, al menos eso era lo que esperaba.

Una vez que terminé me fui a la pequeña cocina, que en parte era también comedor, y me preparé algo para desayunar. Me senté frente a la larga y angosta mesa que tenía a tan solo unos pasos detrás y comencé, Eyleen me había pedido la noche anterior que me sintiera como en casa, aunque no lo había dicho con mucho agrado. Ella no solía estar mucho en su departamento por la universidad así que si tenía hambre simplemente tenía que servirme lo que quisiera, ella también había sido muy clara diciendo que no pensaba prepararme nada para comer. Y sinceramente me pareció bien, ella no tenía la obligación además no le caía bien, y era suficiente con que me tuviera que tener en su departamento.

No pasó mucho rato antes de que ella apareciera, con el cabello amarrado en una trenza bastante despeinada y con el rostro cansado, saliendo de su habitación. Mientras se preparaba un café y unas tostadas me dijo que ni bien se terminara de arreglar se tenía que ir y que no volvería hasta la noche, entonces me explicaría de qué iba todo aquello del viaje en portal y me ayudaría en lo que necesitara.  Una hora más tarde estaba solo, nuevamente, y ahora lo único que tenía por hacer era esperar hasta que Eyleen regresara, para lo cual faltaban unas 14 horas. Este día iba a ser realmente largo…

                –Es bueno que hayas decidido dormir más –me desperté escuchando la voz de Eyleen mientras cerraba la puerta de entrada– porque hacer ese portal va a agotar tus energías, muchísimo.

                –No tenía muchas opciones que elegir, en realidad me recosté en el sillón para pensar pero bueno, al parecer me quedé dormido –me senté en el borde mientras bostezaba y estiraba mi cuerpo.

                –Al parecer… –ella fue a su habitación y cuando volvió, unos minutos más tarde, había dejado su mochila y ahora llevaba otra ropa– Bien, te diría de practicar otra vez pero no quiero que malgastes tus energías, además dudo que lo necesites, no importe cuánto deteste admitirlo, tú eres bueno en esto.

                –Gracias, Eyleen.

                –No te acostumbres a los cumplidos de mi parte, Jack, créeme cuando te digo que hay muy pocos.

                –Lo sé, lo sé –dije mientras me levantaba de la improvisada cama formada por tres incómodos y viejos sillones individuales– de todos modos no creía que tú fueras a decir alguna otra cosa buena de mí.

                –Mejor así –ella se acercó hacia donde yo estaba y empezó a mover un sillón colocándolo contra la pared– si no te importa, podrías ayudarme a mover todo para dejar el medio de la habitación despejado.

                –Claro –entre los dos habríamos tardado unos 5 minutos en correr todo del lugar, dejando un espacio totalmente libre rodeado de montones de muebles– Bien –dijo mientras se sentaba en el suelo de madera– ahora viene la larga parte aburrida…

                – ¿Más aburrido que esperarte haciendo nada durante literalmente más de medio día? –ella me dirigió una mirada asesina.

                –Tu mente y cuerpo deben estar totalmente relajados, así que meditaremos… –me senté en el suelo frente a ella.

                – ¿Lo dices en serio? –ella ya tenía los ojos cerrados mientras inspiraba y exhalaba el aire lentamente.

                – ¿Te parece que bromeo? –Sin decir nada más la imité y ella tenía razón, esto era realmente aburrido pero sorprendentemente el tiempo pasó mucho más rápido así.

                –Bien –escuché la voz de Eyleen junto a mi oído– ahora es el momento, concéntrate, piensa en Neige y con tu mente y tu magia crea el portal frente a ti…

Cuando volví a abrir los ojos estaba rodeado de hielo…

Let Her GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora